Durante el Grito de Independencia nos identificamos plenamente como mexicanos, nos hermanamos y, desde los primeros días del mes, adornamos nuestras casas y calles con la bandera nacional y motivos patrios, y recordamos a los héroes y la lucha que protagonizaron para heredarnos una nación soberana.

Luego de la temporada de los Chiles en Nogada, los mexicanos continuamos celebrando la Independencia de nuestro país. Las principales avenidas, usualmente las más cercanas a los centros de cada ciudad y los palacios municipales se engalanan con adornos y luces tricolores que enmarcan el festejo del nacimiento de México como nación independiente.

Las canciones tradicionales comienzan a escucharse, los juegos pirotécnicos adornan el cielo azulado de la tarde hasta iluminar bellamente el manto nocturno y miles de antojitos se preparan en las casas y en las calles la noche del 15 de septiembre, que es cuando damos el famoso ‘Grito’.

Un poco de contexto histórico del Grito de Independencia

Esta folclórica tradición se realiza para conmemorar que durante muy temprana hora del 16 de septiembre de 1810, el cura Miguel Hidalgo y Costilla, acompañado de Ignacio Allende y Juan Aldama, tocó la campana para reunir a sus feligreses en el pueblo de Dolores Hidalgo, Guanajuato, con motivo del histórico levantamiento que culminó en la liberación del actual territorio nacional del dominio de la monarquía española.

Previo a uno de los movimientos sociales más importantes de México, la situación de la Nueva España ya era complicada luego de dos fuertes sequías que provocaron escasez de alimentos, y un brote de epidemias que produjo un alto número de decesos.

Asimismo, los criollos intelectuales y acaudalados comenzaron a buscar más participación en puestos administrativos de la Nueva España que, hasta ese entonces, estaban ocupados exclusivamente por peninsulares. Esta segregación aceleró el inicio del movimiento independentista.

Checa el mural Retablo de la Independencia, creado por Juan O’Gorman, aquí.

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Celebración del Grito de Independencia

Pero, regresando a la celebración y dejando un poco el contexto histórico, las Fiestas Patrias se han convertido en un desfogue para los mexicanos que, después de diversos actos cívicos, como cantar el Himno Nacional, ondear la bandera y recordar a los héroes de la Independencia, nos disponemos para disfrutar del resto de la noche al ritmo de mexicanísimas melodías como Cielito lindo, México Lindo y Querido, El Jarabe Tapatío, El Mariachi Loco, ¡Viva México!, Caminos de Guanajuato, El Rey, Serenata Huasteca, el Huapango de Moncayo o éxitos más recientes como México en la piel, entre otras.

En cuestión de gastronomía, los mexicanos también nos lucimos —y deleitamos— con una serie de platillos típicos para chuparse los dedos, entre los que resaltan las chalupitas poblanas, los molotes, las pelonas, el pozole, los elotes, los esquites, unas ricas tostadas de pata o pollo, huaraches, chanclas y una enorme variedad de tacos.

Cronología del festejo del Grito de Independencia

De acuerdo con el historiador Silvestre Villegas Revueltas, miembro del Instituto de Investigaciones Históricas de la UNAM, el 16 de septiembre de 1812, en el poblado de Huichapan, uno de los 84 municipios del actual estado de Hidalgo —nombrado así, evidentemente, en honor al Padre de la Patria—, el general Ignacio López Rayón conmemoró por primera vez la celebración de “El Grito de Dolores”. Aunque el festejo, en aquel entonces, tenía una connotación cívico-religiosa en la que se le agradecía a Dios y se daban discursos políticos, literarios y sociales.

En la capital del país, la primera celebración del Grito se llevó a cabo en 1824, encabezada por quien fue el primer presidente del país: Guadalupe Victoria.

La calendarización de esta fecha se dio a partir de 1833, cuando la reforma liberal estableció los días festivos que, hasta ese entonces, sólo se dedicaban a celebraciones religiosas, como Semana Santa, Navidad y la Virgen de Guadalupe, y es en ese periodo en el que se constituyó el calendario cívico.

Lo cierto es que la celebración del Grito de Independencia ha evolucionado de acuerdo con las diversas etapas sociopolíticas que hemos vivido los mexicanos. Pasamos de celebraciones sencillas en medio de problemas territoriales y financieros (al perder Texas y California) a festejos religiosos, luego comenzaron las fiestas afrancesadas durante el Porfiriato y, finalmente, bailables mexicanos y una parada cívica en vez de la militar sugerida por Díaz, durante el mandato del expresidente Álvaro Obregón.

¿Qué más?

Actualmente el Grito de Independencia se ha vuelto una celebración más individualista y, además de la ceremonia oficial, priorizamos el festejo popular, una celebración que “juega un papel fundamental en la formación de la identidad nacional de los mexicanos”, como dijo Villegas Revueltas.

Por la pandemia de COVID-19, el año pasado no se pudo acudir a las plazas públicas y las Fiestas Patrias sólo fueron transmitidas a través de la televisión e Internet, con la participación de los diferentes líderes de los estados, municipios y del presidente, quienes realizaron los actos cívicos pertinentes. Los adornos y luces permanecieron en las calles que, por la contingencia sanitaria, lucieron desiertas. Sin embargo, ahora que vamos saliendo poco a poco de esta situación, podremos reunirnos con nuestra familia y disfrutar de la rica comida pero, sobre todo, recordar que hace 211 años inició el movimiento que nos liberó del yugo español y dio origen a México como un país independiente.

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