Celestún es el destino idílico de todo amante de la naturaleza y el paraíso de los flamencos rosados. El Río Celestún es una santuario natural y reserva de la Biósfera, donde en sus cálidas aguas, durante el invierno, habita esta ave migratoria.
Son más de 80 mil hectáreas de área protegida que comprende los municipios de Celestún en Yucatán y Calkiní en Campeche.
Celestún, la casa de los flamencos en México
Se trata de un tramo de agua parecido a un río que se llama cuenca costera con agua salubre, es decir, dulce y salada. Dicha cuenca está rodeada por árboles y manglares.
Disfruta de Celestún en un precioso paseo en lancha donde apreciarás manglares al mismo tiempo que el clima cálido te envuelve. Observar la flora y la fauna es una de las principales actividades de los visitantes, ya que este es un verdadero reino animal.
Lo ideal es hacer el tour en lancha por la mañana para evitar las grandes cantidades de gente. El recorrido tiene un precio de mil 250 pesos y las lanchas ofrecen una capacidad para seis personas. Durante tu travesía observarás flamencos, peces y cocodrilos.
Pasear por los manglares de Celestún es un verdadero manjar para los sentidos y es una de las alternativas paradisiacas para conocer los rincones del sur de México.
No te pierdas nadar en el manantial de la reserva, una experiencia única para todo viajero. También podrás disfrutar de la playa.
¿Cómo llegar y cuánto cuesta hospedarse en Celestún?
Para llegar, toma un mototaxi desde el centro ecoturístico.
La importancia de este destino radica en la gran biodiversidad, ya que cuenta con sabana, selva, dunas, manglares y una fauna de 304 especies.
La mejor época para visitar Celestún es entre diciembre y febrero ya que hasta 28 mil flamencos arriban a la zona.
En el centro de Celestún hay hoteles sencillos donde podrás pasar la noche a precios accesibles, desde 300 hasta 500 pesos . También hay gran variedad de restaurantes, donde el consumo aproximado por persona es de 150 pesos.
Atrévete a conocer una de las joyas naturales más icónicas de México, Celestún, ¡el paraíso de los flamencos!