La exploración urbana, mejor conocida como urbex, es una actividad que combina curiosidad, aventura y un poco de misterio. Consiste en recorrer espacios olvidados o abandonados por el tiempo, como fábricas, hospitales, estaciones de tren o casas que parecen atrapadas en otra época. Para muchos, no se trata solo de entrar a un lugar vacío, sino de descubrir historias escondidas en paredes llenas de grafitis, pasillos en silencio y objetos que cuentan cómo fue la vida ahí. Cada rincón se convierte en una especie de cápsula del tiempo que invita a imaginar lo que ocurrió antes de que el sitio quedara en ruinas, como Acrópolis, lugar del que te platicaré más abajo.
Aunque resulta tentador dejarse llevar por la adrenalina, el urbex requiere cuidado y respeto. Lo primero es la seguridad: nunca se recomienda ir solo, ya que estos lugares pueden tener pisos inestables, vidrios rotos o estructuras debilitadas. Una linterna, guantes y ropa cómoda son básicos, al igual que avisar a alguien de confianza sobre la exploración. También es importante no llevarse nada, porque parte de la magia es que el sitio se conserve tal como está. Una regla no escrita entre exploradores es: “solo toma fotografías, deja huellas únicamente en tus pasos”.
Además, conviene investigar antes de entrar. Saber un poco de la historia del lugar le da más sentido a la experiencia y ayuda a comprender lo que se observa. Y, por supuesto, siempre hay que respetar las leyes y la propiedad privada, porque la idea no es invadir, sino explorar con responsabilidad.
La exploración urbana es una forma de conectar con el pasado y con la ciudad desde otra perspectiva. Es un recordatorio de que, incluso en el abandono, todavía queda belleza y memoria.
Acrópolis
En medio del bullicio del Estado de México se esconde un gigante silencioso que alguna vez prometió ser el centro comercial más moderno de la región. Se llama Acrópolis y, aunque nunca cumplió su propósito, hoy se ha convertido en un destino curioso para quienes buscan experiencias diferentes. Su aire de abandono y las historias que lo rodean lo han transformado en un lugar que atrae a exploradores urbanos, amantes de la fotografía y viajeros que disfrutan de sitios con un toque misterioso.

Foto: X / @DiegoRomang
La construcción de Acrópolis comenzó a finales de los años ochenta. Se diseñó como un complejo comercial ambicioso que integraría tiendas, entretenimiento, restaurantes y hasta un cine. La idea era convertirlo en un ícono de modernidad en el oriente del Estado de México, un espacio donde las familias pasaran el día entero. Sin embargo, nunca llegó a inaugurarse oficialmente. Los problemas financieros, cambios en la planeación y la competencia de otros centros comerciales hicieron que las obras se detuvieran. Desde entonces, ha quedado como un proyecto inconcluso, atrapado en el tiempo.

Foto: X / @_Pavelin
Acrópolis es un lugar cubierto de silencio y sombras. Sus pasillos se extienden vacíos, las escaleras eléctricas jamás encendidas reposan como esqueletos metálicos, y las paredes muestran el paso de los años con grafitis y humedad. Aunque podría pensarse que un sitio así solo refleja fracaso, su atractivo radica en esa misma decadencia. Visitantes lo recorren para imaginar lo que pudo haber sido y para sentir la extraña mezcla entre nostalgia y desasosiego que provoca caminar entre ruinas modernas.
Qué ver en Acrópolis
Recorrer Acrópolis es como adentrarse en una cápsula del tiempo. Desde la entrada principal se percibe la magnitud del complejo: amplias explanadas, estructuras de concreto a medio terminar y ventanales que alguna vez habrían dejado pasar la luz natural de los locales. Muchos viajeros se sienten fascinados por:
Los pasillos interminables, donde reina un silencio interrumpido solo por el eco de los propios pasos.

Foto: X / @lizardo2423
El área de cines, reconocible por su forma, donde los asientos jamás fueron colocados y ahora solo hay oscuridad y columnas vacías.
Las escaleras eléctricas congeladas en el tiempo, que nunca llegaron a funcionar.
Los grafitis que cubren paredes y pilares, que aportan color pero también refuerzan la sensación de abandono.
Quienes disfrutan de la fotografía encuentran aquí un paraíso visual. La combinación de estructuras industriales, luz que se cuela por rendijas y el deterioro natural genera escenarios únicos.

Foto: X / @picharras
Más allá de lo arquitectónico, Acrópolis tiene un aire inquietante. Muchos visitantes aseguran sentir la extraña sensación de ser observados. El viento que se cuela por los huecos produce ruidos que parecen lamentos, y el eco amplifica cada movimiento. No faltan las historias locales que hablan de apariciones o sombras en los pasillos, aunque nunca se hayan comprobado. No es raro que, en medio del recorrido, el corazón se acelere sin razón aparente. Ese toque de miedo, sin llegar a ser aterrador, es parte de lo que hace único al lugar.
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Cómo llegar
Acrópolis se ubica en el municipio de Naucalpan, Estado de México. Al estar en una zona urbana, el acceso no resulta complicado
Para llegar en transporte público hay rutas de autobuses y combis que circulan cerca, aunque lo más recomendable es ir acompañado y en horarios de día.
No hay señalamientos oficiales ni infraestructura turística, por lo que encontrarlo puede sentirse como descubrir un secreto escondido.
¿Por qué visitarlo?
Aunque Acrópolis nunca se convirtió en el centro comercial soñado, hoy ofrece algo diferente: la posibilidad de asomarse a un espacio detenido en el tiempo. No es un sitio de diversión convencional, pero sí uno que despierta emociones intensas. Aquí el turismo se mezcla con la exploración urbana y el misterio, creando una experiencia que pocos olvidan.
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La exploración urbana también es conocida como “Urbex”, la cual es un término en inglés que combina las palabras Urban-Exploration”
Para algunos, es un recordatorio de proyectos que se quedaron en promesa. Para otros, es un escenario perfecto para fotografías que transmiten soledad y fuerza. Y para quienes disfrutan de lo inquietante, es un lugar que provoca escalofríos sutiles, suficientes para encender la imaginación.
Visitar Acrópolis es caminar por un espacio que combina historia inconclusa, abandono y un toque de misterio. No es un centro comercial lleno de vida, pero sí un destino que invita a reflexionar, sentir y mirar la belleza en lo inesperado. Si alguna vez buscas un sitio distinto en el Estado de México, este gigante silencioso te espera, listo para mostrarte su lado más oscuro y, al mismo tiempo, fascinante.
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