Las algas marinas son fundamentales para el equilibrio del ecosistema marino y del planeta en general. Estos organismos, que varían en tamaño desde microscópicos hasta grandes estructuras similares a árboles, desempeñan un papel crucial en la producción de oxígeno y la absorción de dióxido de carbono. Bosque de Kelp
Las algas fotosintéticas, como las diatomeas y las algas pardas, son responsables de aproximadamente el 50% del oxígeno producido en el planeta, contribuyendo significativamente a la respiración de todos los seres vivos.
Además, las algas marinas son la base de la cadena alimentaria en los ambientes marinos. Sirven de alimento directo para numerosos organismos, incluyendo peces pequeños, crustáceos y moluscos. A su vez, estos organismos son consumidos por depredadores más grandes, lo que mantiene la biodiversidad y la salud de los ecosistemas marinos.
Las algas también proporcionan hábitats esenciales para diversas especies marinas. Las grandes algas, como el kelp, forman bosques submarinos que ofrecen refugio y zonas de reproducción para peces y otros animales marinos, contribuyendo a la estabilidad y riqueza biológica de estos entornos.
El papel de las algas en la regulación del clima también es significativo. A través de la fotosíntesis, absorben grandes cantidades de dióxido de carbono, ayudando a mitigar los efectos del cambio climático. Este proceso no solo reduce el CO2 atmosférico, sino que también contribuye a la formación de carbono orgánico disuelto, que es esencial para el ciclo del carbono en los océanos.
Las algas marinas son vitales para la salud del planeta. Producen oxígeno, sirven de alimento y hábitat para numerosas especies, y ayudan a regular el clima. Proteger y conservar estos organismos es crucial para mantener el equilibrio de los ecosistemas marinos y la vida en la Tierra.
¿Qué es el Bosque de Kelp en Argentina?
El kelp, también conocido como quelpo, es un tipo de alga marina gigante que forma densos bosques submarinos en aguas frías, rocosas y poco profundas. Algunas de estas algas pueden alcanzar o superar los 30 metros de altura, lo que las convierte en las más altas del mundo.
Proveen refugio y alimento a numerosas especies marinas, lo que las convierte en estructuradoras de hábitats y en ingenieras ecosistémicas. Además, desempeñan un papel crucial en el ciclo del carbono, ayudando a mitigar el cambio climático.
En las frías aguas del mar Argentino, frente a las costas de la Patagonia, un equipo de audaces buzos se sumerge en un mundo fascinante bajo la superficie marina. Su misión es proteger los bosques de kelp, majestuosos y vitales ecosistemas marinos.
Conocidos como “bosques de kelp”, estos bosques de macroalgas submarinas se encuentran entre los ecosistemas más biodiversos y productivos del planeta. Actualmente, ocupan el 28% de las costas del mundo, lo que equivale a un área similar a la de los bosques tropicales del Amazonas si se agruparan en un solo lugar.
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¿Cuál es su aportación?
Estos ecosistemas de vegetación costera ayudan a mitigar el cambio climático al almacenar grandes cantidades de carbono orgánico a escala global. Esta capacidad les ha valido el reconocimiento como depósitos de “carbono azul” y, en los últimos años, se han intensificado los esfuerzos para incluirlos en los presupuestos globales de carbono.
El objetivo no es solo idear las mejores estrategias para protegerlos, sino también mostrar al mundo las impresionantes imágenes de estos bosques poco explorados.
Una de las principales especies de estos bosques de macroalgas es Macrocystis pyrifera. En Argentina, aunque esta especie se distribuye a lo largo de la costa patagónica, la Península Mitre es uno de los sitios con mayor concentración de estos bosques.
Junto con M. pyrifera, existen otras especies de macroalgas pardas de menor tamaño, como Lessonia flavicans y L. searlesiana, que forman la base y la estructura de los bosques en esta región.
A nivel mundial, ha habido una reducción del 38% en los bosques de macroalgas durante los últimos 50 años. Esta disminución se atribuye al aumento de la temperatura global, las olas de calor, la sobreexplotación, la contaminación, la introducción de especies exóticas, las alteraciones en las redes tróficas y los cambios en las concentraciones de nutrientes en el agua, entre otros factores.
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Desafíos
A pesar de los desafíos, este equipo revela una riqueza de vida oculta dentro de los bosques de kelp. Cada inmersión descubre desde estrellas de mar hasta exóticos nudibranquios, revelando nuevas especies y conexiones en este ecosistema marino.
El trabajo de este equipo de buzos y otras iniciativas de conservación están asegurando un futuro prometedor para el bosque de kelp de la Patagonia argentina. La protección de este ecosistema no solo beneficia a la vida marina, sino también a las comunidades costeras que dependen de la pesca y el turismo.
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