Gozamos, actualmente, de una vasta cultura que es resultado de la mezcla de tradiciones españolas y costumbres indígenas, y que se ha vuelto parte de la riqueza de México. No hay que olvidar nunca que esas costumbres son la huella de nuestros antepasados a pesar de la colonización, pues convivimos con 68 pueblos indígenas, casi sin darnos cuenta, y 25 millones de personas se identifican como tales. Es por ello, y por lo colorido de las artesanías wixárika y lo místico de su visión sobre la vida, que hoy hablaremos de los huicholes, una etnia que busca la verdad más allá del plano terrenal.
El pueblo wixárika
A los integrantes del pueblo wixárika se les conoce erróneamente como huicholes, palabra que significa “el que huye”, y los wixaritari (plural de wixárika) no huyen. De hecho, wixárika quiere decir “persona de corazón profundo que ama el conocimiento”.
Probablemente, el término equivocado se popularizó debido a que es una de las comunidades indígenas que se negó a ser colonizada y se fue a vivir al Gran Nayar, ubicado en la Sierra Madre Occidental, donde permanecen hasta ahora. Para ser más exactos habitan en Nayarit y otros estados mexicanos que forman parte de esta cadena montañosa, como Jalisco, Durango y Zacatecas.
Es también gracias a su “aislamiento” que lograron conservar la pureza de sus costumbres y tradiciones. Sin embargo, para sobrevivir tienen que bajar a la urbe y comercializar sus artesanías, que son el resultado de visiones al tomar una bebida especial y, en general, de sus creencias.
Niérika y peyote
El imaginario de esta tribu indígena está lleno de elementos espirituales, de un sentido colectivo de pertenencia al universo, en forma de cadena, y la trascendencia a través de la sabiduría otorgada por nuestros antepasados y la constante comunicación con los dioses.
Aquí es donde entra el niérika o “el don de ver”, uno de los conceptos más interesantes de la filosofía wixárika que se refiere a un instrumento, pero no materializado como el mundo está acostumbrado, sino más bien a una experiencia en la que se establece una conexión con dioses ancestrales para descubrir el estado auténtico de las cosas.
Para conocer lo que está oculto a simple vista se necesita ingerir hi’ikuri o peyote, un pequeño cactus que crece en algunos lugares sagrados del pueblo wixárika y, principalmente, en San Luis Potosí, adonde peregrinan desde Jalisco o Nayarit solo para practicar la ceremonia. Sin este instrumento, el mara’akame, chaman o líder espiritual wixárika no podría realizar el niérika.
Artesanías wixárika
Las visiones logradas durante el ritual son materializadas en diferentes objetos de dos únicas formas: con chaquira o con estambre.
Las figuras que comúnmente se utilizan en las artesanías wixárika son el venado y el jaguar (fungen como mensajeros), el peyote (simboliza un portal y es considerado la fuente de vida y el orden del mundo), el ojo de dios (representación clave durante el “don de ver” que también indica los cinco rumbos del universo: este, oeste, norte, sur y centro, y es el protector de los niños).
También podemos encontrar otros elementos como el fuego, utilizado para la purificación, este es custodiado por la lagartija; el águila, que también funge como puente conector entre lo humano y lo divino; la flecha, símbolo del género masculino; la jícara, símbolo del género femenino; entre otros animales y figuras.
Para los artesanos wixaritari, crear una pieza equivale a hablar con el alma y en ello radica la originalidad de sus creaciones. Nunca encontrarás dos iguales.
La belleza de sus artesanías sigue impactando a turistas nacionales y extranjeros, sin embargo, como en casi todos los casos, los intermediarios que venden estos objetos con diseños casi caleidoscópicos pagan poco por las piezas a sus creadores. Incluso, algunos artistas suelen copiar los diseños sin dar crédito a los wixaritari que crearon dichos objetos después de una travesía espiritual, lo que obstaculiza la apreciación hacia las impresionantes creaciones de esta comunidad.
La popularidad del arte wixárika es tal que la armadora alemana Volkswagen buscó el apoyo de ocho artesanos para decorar un auto —para lo cual fueron utilizadas dos millones 277 mil chaquiras de colores—, que fue exhibido en diferentes museos de Estados Unidos, Asia, Europa y América del Sur. También está la exposición con motivo de la Copa Mundial de Fútbol Ruisa 2018, con la que se homenajeó al balompié mexicano en Ciudad de México, en ella se apreciaban balones gigantes y zapatos de fútbol con diseños wixárikas, elaborados —en conjunto— con más de 90 millones de chaquiras.
Asimismo, en Internet puedes encontrar tenis, tacones, guitarras, baterías, tablas de surf y hasta un casco de Darth Vader decorado con arte wixárika.
Leyendas wixaritari, iconografía y símbolos principales
El maíz
La tribu wixárika, cansada de los mismos alimentos, mandó a un joven a buscar el maíz, un ingrediente con el cual podrían hacer diferentes comidas. En su travesía, el enviado encontró una hilera de hormigas, animales considerados guardianes del maíz, y las siguió. Pero no fue sino hasta que un pájaro —al que intentó matar con una flecha— le habló y lo invitó a la Casa del Maíz, que conoció a la Madre del Maíz.
Al entrar a dicho lugar conoció a las cinco hijas de la Madre del Maíz: Mazorca Blanca, Mazorca Azul, Mazorca Amarilla, Mazorca Roja y Mazorca Negra. Quedó rendido ante la dulzura y belleza de Mazorca Azul. Se casó con ella y regresó adonde su tribu.
Mazorca Azul enseñó a su esposo a cultivar maíz y mostró a los demás cómo alejar a los animales que quisieran robarles el grano: usando fuego alrededor de los cultivos. Después de enseñar todo lo que ella sabía, se molió a sí misma y se dice que con el fino polvo que resultó fue preparado, por primera vez, el atole.
El venado y el peyote
Terribles enfermedades, sequías y hambre azotaron a la tribu wixárika y los ancianos más sabios decidieron enviar a cuatro jóvenes de cacería, estos representaban los cuatro elementos: tierra, aire, agua y fuego.
Los encomendados no hallaban sustento alguno en su travesía, hasta que una tarde un venado robusto y bello saltó de entre las flores. Tras una larga persecución, el venado guió a los jóvenes hasta Wirikuta, desierto sagrado para los wixaritari en San Luis Potosí.
Cuando estaban a punto de cazarlo, perdieron su rastro y luego encontraron un venado formado por peyotes que brillaban como esmeraldas bajo el sol, así que, confundidos por el hallazgo, cortaron los peyotes y regresaron donde los ancianos, quienes repartieron los cactus a la población para saciar su hambre física y su sed espiritual.
Símbolos wixárika y su significado
Ojo de dios: protector de los niños
Mariposa: buena suerte
Maíz: salud y prosperidad
Veladora: ofrenda a los dioses
Venado: mensajero de los dioses
Muwiere: instrumento del chamán
Salamandra: dios de la lluvia
Peyote: símbolo de vida y éxito
Serpiente: dios del océano
Eclipse: macho y hembra unidos
Escorpión: protector del peyote
Luna: fertilidad
Chamán: curandero
Iguana: ojos del espíritu
Pájaro: libertad
Sol: poder
Tortuga: asistente de la diosa de la lluvia
Lobo: sabiduría
Águila de dos cabezas: dualidad de los dioses
Keri: planta alucinógena
Jícara: envase del chamán y símbolo femenino
Flecha: símbolo masculino
León: mensajero del dios del fuego
Colibrí: portador de pensamientos