Murmansk nació en 1916, en los últimos años del Imperio ruso, cuando se necesitaba un puerto libre de hielo en el norte. Su fundación fue un acto de estrategia y esperanza: una ciudad construida contra el frío, en un lugar donde el sol desaparece por semanas y las noches pueden brillar con auroras. En sus inicios, se llamó Romanov-na-Murmane, en honor a la familia imperial, pero poco después de la Revolución de 1917 tomó el nombre que conserva hasta hoy.
Durante la Segunda Guerra Mundial, Murmansk se convirtió en un punto vital para la resistencia soviética. A través de su puerto llegaban los barcos aliados cargados de armas, alimentos y medicinas. Fue una de las pocas ciudades que resistió los bombardeos alemanes sin caer, lo que la hizo merecedora del título de “Ciudad Héroe”. Aquellos años dejaron cicatrices, pero también una historia de valentía y solidaridad.
En los tiempos de la Unión Soviética, Murmansk creció rápidamente. Su puerto se convirtió en la base principal de la flota del norte y en un símbolo del poder ártico ruso. Llegaban trabajadores, científicos y marineros de todas partes del país, atraídos por la promesa de mejores condiciones y aventuras en el extremo norte.

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Murmansk sigue siendo una ciudad fuerte y resistente. Aunque el clima es duro y las noches polares parecen eternas, sus habitantes han aprendido a vivir con la nieve como compañera. Las auroras boreales iluminan el cielo, los barcos rompen el hielo del mar de Barents y la historia sigue viva en sus monumentos, en sus calles y en la mirada de su gente. Murmansk no solo es una ciudad del Ártico: es un testimonio del coraje humano frente a la naturaleza más extrema.
¿Qué hacer en Murmansk?
Olvídate un poco de los destinos más visitados y recorre este lugar lleno de historia y sorpresas:
- Auroras boreales
- Cascada en el río Lava
- Esquí y snowboard
- Filarmónica Regional de Murmansk
- Monumento de Alyosha
- Museo Naval de la Flota del Norte
- Museo Regional de Tradiciones Locales
- Oceanario de Murmansk
- Palacio Regional de Cultura y Artes Populares
- Rompehielos nuclear Lenin
Auroras boreales
Las luces danzantes del norte, o auroras boreales, convierten el cielo de Murmansk en un espectáculo mágico durante las largas noches polares. En los meses más oscuros del invierno, el firmamento se tiñe de verdes, azules y violetas que parecen susurrar historias del Ártico. Verlas desde esta ciudad rusa, tan al norte del Círculo Polar Ártico, es una experiencia que sobrecoge: el silencio del paisaje, la nieve en los bordes y esa luminiscencia que aparece como un milagro natural. Es uno de los momentos más memorables de un viaje al extremo norte.

Foto de ALDO DE PASCALE en Unsplash
Cascada en el río Lava
Muy cerca de Murmansk se encuentra la cascada en el río Lavna (también escrito “Lava”), un rincón de tranquilidad en medio de la naturaleza ártica. Aquí, el agua se precipita entre rocas y vegetación, y en verano es posible hacer senderismo, andar en bici o incluso nadar. En invierno, el entorno se transforma en hielo y silencio, ofreciendo una atmósfera casi mística. Este paisaje conecta al viajero con el ritmo más lento de la tierra, lejos del bullicio urbano, recordando que el Ártico también late con calma.
¿Qué más?
Esquí y snowboard
Cuando llega el invierno, Murmansk se convierte en un buen destino para esquí, snowboard, tubing y otros deportes de nieve. Las colinas y centros de esquí de la región permiten que locales y visitantes se lancen cuesta abajo, con el viento ártico golpeando el rostro y la adrenalina mezclada con el frío. Si no se tiene equipo propio, muchos resorts ofrecen alquiler —como el complejo “Ogni Murmanska”— para que la experiencia sea accesible. Es una manera divertida y activa de experimentar el Ártico desde el movimiento.

Foto de Mattias Olsson en Unsplash
Filarmónica Regional de Murmansk
La Filarmónica Regional de Murmansk es un espacio cultural vibrante que lleva la música al corazón del norte ruso. Fundada en 1975, ha acogido conciertos de música clásica, jazz, medieval y espiritual, además de colaborar con la Ópera Nacional de Noruega. Situada en una ciudad tan remota, la filarmónica muestra que el arte no conoce fronteras y que incluso en climas extremos, la cultura florece. Visitarla es una pausa musical que enriquece el viaje.
Monumento de Alyosha
El Monumento de Alyosha, también llamado “Monumento a los Defensores del Ártico Soviético en la Gran Guerra Patriótica”, es un símbolo emotivo de Murmansk. Al erguirse sobre la colina que domina la ciudad portuaria, esta estatua homenajea a quienes defendieron la región durante la Segunda Guerra Mundial. Verla al atardecer, con el mar de Barents de fondo y el viento ártico que atraviesa la plaza, transmite respeto y reflexión sobre un pasado duro. Es parada obligada para quienes desean entender la historia local con el cuerpo y el corazón.

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Historia y más historia en Murmansk
Museo Naval de la Flota del Norte
El Museo Naval de la Flota del Norte es un lugar que reúne artefactos, fotografías históricas y modelos de barcos para contar la historia marítima de Murmansk y del Ártico ruso. Allí se puede ver la historia de los convoyes de la Segunda Guerra Mundial, la vida de los marinos, las estrategias navales en condiciones extremas. El edificio azul con anclas turquesa ya anuncia un tema marítimo: entrar es como adentrarse en el mundo del hielo, del mar helado y del valor humano ante lo inhóspito.



Museo Regional de Tradiciones Locales
En el Museo Regional de Tradiciones Locales de Murmansk se encuentra una colección diversa: minerales, geología, fauna, cultura, historia de la península de Kola y economía regional. Fundado en 1926, este museo muestra cómo los habitantes del norte han vivido, trabajado y adaptado sus vidas a un paisaje implacable. Visitarlo permite comprender cómo se tejen las historias humanas en los bordes del mundo, y cómo cada rincón del Ártico tiene su voz, su tradición, su memoria.

Foto: Tripadvisor
Oceanario de Murmansk
El Oceanario de Murmansk es uno de los lugares más divertidos para toda la familia: considerado el acuario más al norte de Europa continental, muestra focas del Ártico, morsas, leones marinos y otras especies del mar de Barents. Además, incluye shows de focas entrenadas, algo poco común en esa latitud. No importa el clima exterior: dentro del oceanario se entiende la vida bajo el hielo, el maravilloso mundo marino del norte, y se disfruta de una experiencia que combina asombro y aprendizaje.
Para cerrar
Palacio Regional de Cultura y Artes Populares
El Palacio Regional de Cultura y Artes Populares es la primera institución cultural en la península de Kola y un espacio dedicado a la creatividad, al arte y a la comunidad. Con más de 500 eventos al año, de los cuales 150 están dirigidos a menores de 14 años, es un lugar para disfrutar de teatro, exposiciones, ceremonias y proyectos sociales. En una ciudad tan ártica como Murmansk, este palacio demuestra que la cultura florece incluso donde el frío aprieta.
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Rompehielos nuclear Lenin
El Rompehielos nuclear Lenin es una pieza monumental de la ingeniería y la historia soviética: el primer barco de pasajeros nuclear del mundo, hoy convertido en museo en Murmansk. En su interior se puede visitar la sala de máquinas, el cuarto del reactor, el comedor de lujo de los oficiales de los años 30, y comprender cómo se operaba una nave capaz de romper el hielo del Ártico. Es una experiencia única, casi futurista, que conecta al viajero con la audacia humana frente al hielo y al mar.
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