Marsella es una de las ciudades más antiguas de Francia y su historia se remonta a más de 2,600 años. Fue fundada alrededor del año 600 a.C. por marineros griegos provenientes de Focea, quienes buscaban un puerto seguro en el Mediterráneo para comerciar con la región. Lo llamaron Massalia, y desde entonces, la ciudad se convirtió en un importante centro de comercio y contacto cultural entre diferentes civilizaciones.
Durante la Antigüedad, Marsella creció gracias a su posición estratégica en la costa mediterránea. Los romanos la incorporaron a su imperio en el siglo II a.C., transformándola en un punto clave para el comercio de aceite, vino y sal. La ciudad logró mantener cierta autonomía, lo que permitió que su riqueza y cultura florecieran. Con el tiempo, Marsella pasó por periodos de invasiones, guerras y epidemias, pero siempre logró reconstruirse, mostrando un espíritu resiliente que aún define su identidad.

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En la Edad Media, Marsella se consolidó como un puerto próspero y un centro comercial que atraía a comerciantes de toda Europa y el Mediterráneo. Su ubicación estratégica la convirtió en un punto clave para los intercambios culturales y económicos, y fue testigo de la llegada de nuevas comunidades que enriquecieron su diversidad.
Durante los siglos XVII y XVIII, la ciudad se expandió aún más, con la construcción de fortificaciones, iglesias y nuevos barrios. Marsella también fue un punto de partida importante para expediciones coloniales y el comercio marítimo internacional. En el siglo XX, la ciudad vivió cambios profundos con la industrialización y la llegada de migrantes de diversas partes del mundo, que aportaron a su carácter multicultural.

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Marsella combina su legado histórico con la modernidad. Su puerto, sus callejuelas, sus mercados y monumentos cuentan la historia de siglos de comercio, culturas y tradiciones que han dejado huella en cada rincón de la ciudad. Más que un destino turístico, Marsella es un testimonio vivo de su pasado y un reflejo del Mediterráneo en constante movimiento.
¿Qué hacer en Marsella?
Échale un ojo a los mejores atractivos y cuéntanos tu experiencia:
- Basílica de Notre-Dame de la Garde
- Calanques de Marsella
- Castillo de If
- Catedral de La Major
- Fuerte Saint-Nicolas
- Jardín del Palais Longchamp
- Le Panier
- Museo de las Civilizaciones de Europa y del Mediterráneo (MuCEM)
- Puerto Viejo (Vieux-Port)
- Rue Saint-Ferréol
Basílica de Notre-Dame de la Garde
La Basílica de Notre-Dame de la Garde se levanta en lo alto de una colina y es uno de los símbolos más queridos de Marsella. Desde allí, las vistas de la ciudad y del Mediterráneo son espectaculares, lo que la convierte en un punto imprescindible para locales y visitantes. El interior guarda mosaicos brillantes y una atmósfera especial, mientras que en lo alto, la estatua dorada de la Virgen María protege a la ciudad. Para los marselleses, no es solo un templo, es un lugar de identidad y fe.

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Calanques de Marsella
Las Calanques de Marsella son un paraíso natural de acantilados blancos, calas escondidas y aguas de un azul intenso. Este parque nacional ofrece paisajes que parecen sacados de una postal y es perfecto para quienes disfrutan de caminar entre senderos, nadar en aguas tranquilas o simplemente desconectar del ruido de la ciudad. La mezcla de mar y montaña crea un escenario único en Europa. Estar allí es sentir la fuerza de la naturaleza mediterránea en su máxima expresión, un lugar donde el silencio y el mar se encuentran.

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¿Qué más encontrarás en Marsella?
Castillo de If
El Castillo de If es una fortaleza construida en una isla frente a Marsella, famosa por ser escenario de la novela El Conde de Montecristo de Alejandro Dumas. Rodeado por aguas profundas, su imagen imponente despierta curiosidad e invita a imaginar historias de prisioneros y secretos. En su interior, aún se conservan celdas que muestran cómo fue usado como prisión. La visita no solo conecta con la literatura, también permite admirar vistas hermosas de Marsella desde el mar, haciendo que la experiencia sea histórica y a la vez muy pintoresca.

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Catedral de La Major
La Catedral de La Major es uno de los templos más impresionantes de Marsella, con una arquitectura que combina estilos romano y bizantino. Sus torres y su fachada de mármol blanco y verde llaman la atención desde la distancia, especialmente al estar tan cerca del mar. En su interior, los mosaicos y decoraciones transmiten una sensación solemne. Es un espacio que refleja la importancia religiosa e histórica de la ciudad, pero también un rincón de calma en medio del bullicio urbano. Caminar a su alrededor es disfrutar de arte y espiritualidad.

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Historia y naturaleza
Fuerte Saint-Nicolas
El Fuerte Saint-Nicolas se construyó en el siglo XVII para proteger el puerto de Marsella y aún conserva ese aire de fortaleza que dominaba el paisaje marítimo. Con sus muros de piedra y su posición estratégica frente al mar, se entiende por qué fue tan importante en la historia de la ciudad. Aunque hoy está en parte integrado en la vida moderna, sigue siendo un lugar que invita a imaginar tiempos de batallas y defensas. Es un rincón donde la historia militar se mezcla con las vistas del Mediterráneo.
Jardín del Palais Longchamp
El Jardín del Palais Longchamp es un espacio verde lleno de elegancia, rodeado por un palacio monumental construido en el siglo XIX. Este lugar fue diseñado para celebrar la llegada de agua a la ciudad, y su fuente central es un espectáculo en sí misma. Los jardines, con sus senderos sombreados, flores y fuentes, ofrecen un ambiente tranquilo ideal para pasear. Es un rincón que mezcla naturaleza y arquitectura, donde familias, turistas y locales disfrutan de un respiro en medio de la vida urbana de Marsella.

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Lo que no puede faltar…
Le Panier
Le Panier es el barrio más antiguo de Marsella y un lugar lleno de vida, arte y color. Sus calles estrechas y empinadas guardan murales, cafeterías pequeñas y talleres de artesanos que muestran el lado más auténtico de la ciudad. Caminar por este barrio es descubrir una mezcla de historia y modernidad, donde conviven tradiciones con un ambiente bohemio. Cada esquina guarda una sorpresa, ya sea una plaza soleada, un aroma a café recién hecho o una pared llena de arte urbano. Es un barrio que late con identidad propia.
Museo de las Civilizaciones de Europa y del Mediterráneo (MuCEM)
El MuCEM es un museo moderno que se ha convertido en un ícono arquitectónico de Marsella. Su estructura contemporánea, con formas geométricas y vistas directas al mar, ya es un atractivo en sí mismo. Dentro, ofrece exposiciones que exploran la historia y diversidad cultural del Mediterráneo, desde la antigüedad hasta la actualidad. El recorrido es una experiencia tanto visual como reflexiva, y su ubicación, junto al mar y conectado al fuerte Saint-Jean, lo convierte en un lugar que une pasado y presente. Es cultura y belleza frente al puerto.

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Para cerrar
Puerto Viejo (Vieux-Port)
El Puerto Viejo es el corazón de Marsella y uno de sus lugares más animados. Desde la antigüedad, ha sido el centro de la vida marítima, y hoy sigue siendo un espacio vibrante con barcos, mercados y terrazas llenas de gente. Aquí se respira la esencia de la ciudad, entre pescadores que venden su producto fresco y turistas que disfrutan de un café con vistas al mar. Pasear por el puerto es sumergirse en siglos de historia y sentir el pulso cotidiano de Marsella en cada esquina.

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Rue Saint-Ferréol
La Rue Saint-Ferréol es la calle comercial más conocida de Marsella, un espacio peatonal lleno de tiendas, cafés y movimiento. Es el lugar perfecto para quienes disfrutan de las compras, pero también para quienes buscan vivir la energía de la ciudad. Sus edificios reflejan el estilo urbano de Marsella y, entre escaparates y terrazas, se percibe un ambiente dinámico. Más que una calle de compras, es un punto de encuentro donde locales y visitantes se cruzan, convirtiéndola en parte del día a día marsellés.
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