Ya llegó la época en la que el olor a pino, las lucecitas, las posadas, los aguinaldos, los comilones y los abrazos invaden los hogares de la mayoría de familias mexicanas y traemos una recomendación imperdible si quieres vivir con la familia, el novio, el concubino, el peor es nada, las amigas o los primos una experiencia navideña increíble, ¡visita Libres, Puebla! Libres es un municipio de Puebla que se encuentra a hora y media de la ciudad, en Crucero Pedernales La Cañada s/n se encuentra la Cabaña del León, un espacio ecoturístico con hospedaje que en esta época decembrina ofrece muchísimas actividades para chicos y grandes en su llamado Distrito Polar.
Foto: Arlette Gordian
La Cabaña del León
La Secretaría de Turismo de Puebla organizó un viaje en el que nos llevó a conocer este mágico destino que cuenta con acogedoras cabañas, un restaurante de comida italiana, spa, tirolesa, puentes tibetanos, paseo a caballo, aviario, mariposario, senderismo, rapel, zona de camping, truchas, gotcha y más. En esta época ofrecen una serie de actividades para toda la familia.
Foto: Arlette Gordian
Desde que llegamos nos sentimos como en casa, pues nos dieron un cálido recibimiento de los anfitriones Diego Yannick González Rosas, Aideé Eugenio Martínez , José María y Antonio Cruz en el restaurante donde nos sirvieron una deliciosa ensalada, que destacaba por el queso de cabra hecho en la región y su aderezo dulce de vino tinto, pasta y pizza.
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En este centro ecoturístico también encontrarás pequeños puestos de botanas, antojitos, lucecitas por doquier, como los túneles iluminados, el mega árbol de Navidad y otros lugares instagrammeables para esas selfies perfectas que adornarán tus redes sociales.
El Distrito Polar
Luego de la rica comida, nos subimos al recorrido por la montaña en tren para hacer la Ruta de los Gigantes, donde el personaje Huey nos fue contando las leyendas de Hueytlalli, como se le llamaba antes a Libres, que significa “Tierra de Grandes” en náhuatl, en la que habitaron los kuauitls, árboles en náhuatl.
Foto: Arlette Gordián
Se dice que los árboles más viejos cobraron vida, luego de ser talados, convirtiéndose en enormes custodios de estas tierras, también existieron gigantescas serpientes que fertilizaban la tierra —hoy podemos encontrar gatos monteses, tlacuaches, armadillos, venados, solo en las partes más altas de la montaña, además de pinos, ocotes, oyameles y plantas de agua—, nos contó Huey mientras el tren seguía ascendiendo la montaña y en puntos estratégicos íbamos encontrando a los protagonistas de la narración, iluminados por las antorchas, un detalle que hacía más mística la experiencia, que duró alrededor de 45 minutos.
Foto: Arlette Gordian
Trenecito Choo-choo
Al regresar de la montaña, visitamos a Angry, un personaje antinavideño que nos sacó algunas carcajadas, después, vivimos el show del Bosque Encantado, posteriormente, los duendes nos llevaron a conocer la casa de Santa —es más encantadora de lo que te la imaginas—. Los chiquitines también pueden escribirle su carta con herramientas didácticas y decorar su galletita de jengibre.
Entre noche buenas, luces parpadeantes, fogatas, el precioso lago y el espíritu navideño nos despedimos de este mágico rincón con la promesa de volver.
Foto: Arlette Gordian
Te recomendamos usar ropa abrigadora, pues la temperatura llega a bajar hasta unos 8° durante la noche, lleva efectivo, de preferencia, para poder comprar antojitos o golosinas y así apoyes a la economía local, aunque sí reciben tarjeta en el restaurante y a la hora de pagar tus entradas, llega temprano para que puedas aprovechar al máximo las actividades, no te debes perder ninguna, y si llevas carro, no te preocupes, el lugar cuenta con estacionamiento.
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