La historia de la Parroquia San Miguel Árcangel comenzó en 1542 con la evangelización franciscana. En aquel año, fray Juan de San Miguel fundó la Villa de San Miguel El Grande, como primero se le llamó a este lugar.
Actualmente, afuera del templo existe una escultura de fray Juan consolando a un indígena de las tribus chichimecas que habitaban el sitio.
Se dice que a la par del nacimiento de San Miguel El Grande, hoy de Allende, sucedido en 1555, se construyó el templo parroquial, el cual se derrumbó luego de deteriorarse, según un documento de 1649.
Algunas décadas después, entre 1680 y 1690, la parroquia seguía en ruinas, con apenas unos muros en pie, sin la torre y el retablo del altar mayor, por lo que se designó un proyecto arquitectónico, dirigido por el arquitecto Marco Antonio Sobrarías, para restaurarla. Estos trabajos concluyeron en 1709. La apariencia que tenía en aquel entonces era barroca, pues se siguieron las normas y el estilo que predominaba en dicha época, y lucía completamente distinta a como la apreciamos hoy en día.
La mente maestra detrás de la Parroquia San Miguel Árcangel
Sin embargo, entre 1880 y 1890, un maestro cantero de la ciudad, de nombre Zeferino Gutiérrez Muñoz, construyó una nueva fachada, al parecer, a petición de un obispo. Este albañil tenía fama en San Miguel por sus obras y para la reestructuración se basó en una postal de la Catedral de Colonia, en Alemania, la cual fue creada bajo un estilo gótico de la Europa medieval.
Se derribaron las torres ya construidas de la Parroquia de San Miguel y se sustituyeron por las que presenta en la actualidad. Asimismo, transformó la portada, los nichos, la ventana coral e incluso el atrio, la torre campanario del reloj y los altares del interior.
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Zeferino Gutiérrez convirtió la obra barroca en un inmueble de estilo neogótico añadiéndole arcos ojivales, sus espigadas columnas, varias agujas y nichos con esculturas estilizadas y usando cantera rosa extraída del extinto Volcán Palo Huérfano.
Historiadores y académicos criticaron la parroquia restaurada, pero otros la aplaudieron, como Guillermo García, especialista en arquitectura de esa época, quien escribió:
“Le faltan 20 metros de altura y le faltan cientos de toneladas para alcanzar la esbeltez ojival, pero es encantadora en su candidez. La Parroquia de San Miguel simboliza el talento nuestro para nacionalizar los estilos”.
El creador de la actual Parroquia de San Miguel Arcángel murió de tifoidea en la epidemia de 1916, en la época de la Revolución Mexicana.
La parroquia, actualmente, es el edificio más emblemático de la ciudad y cómo no, si la altura de su campanario —a aproximadamente 250 metros del suelo— y su fachada de estilo herreriano se puede apreciar casi desde cualquier punto del centro de San Miguel.
Parroquia San Miguel Árcangel y sus alrededores
Luego de conocer todos estos interesantes datos sobre San Miguel de Allende y su parroquia, se nos despertó una inmensa curiosidad por conocer este destino, que nos dejó enamorados con sus encantos desde el primer momento.
Con un cielo azul celeste, calles empedradas, casas de vivos colores y un poco de aire frío que ya anuncia la llegada del invierno, esta hermosa Ciudad Patrimonio de la Humanidad, declarada así por la Unesco en 2008, nos dio la bienvenida.
Aprovechando que el frío no estaba en su máximo punto, caminamos por sus calles y encontramos un restaurante que nos llamó la atención por la decoración que vimos desde el exterior, se llama Los Milagros. Allí degustamos exquisitas preparaciones mexicanas, en la mesa resaltaban platillos como una inmensa mojarra frita, molcajetes de arrachera, queso y nopales, y otros deliciosos platillos. Luego de comer nos pedimos un delicioso postre, fresas con chocolate y unos riquísimos brownies con “nieve” de vainilla... sí, así dice el menú, pero en realidad es helado.
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Este destino te va a encantar
Salimos de este restaurante muy felices, haciendo honor a aquel dicho de “barriga llena, corazón contento”; y así, con el estómago a tope nos encaminamos hacia la Parroquia de San Miguel Arcángel. No cabe duda de que es un lugar mágico, no sólo por su historia, sino también por la inigualable belleza que irradia, brindando una de las postales más bonitas de Guanajuato y de todo México.
Caminamos por sus alrededores, apreciando cada detalle de sus muros, pero lo que más captó nuestra atención fue su fachada que, como mencionamos anteriormente, estuvo inspirada en varios dibujos y postales de catedrales de Europa.
Sus altos pináculos rosados y su santuario ornamentado son lo que más destaca de esta construcción. Aunque se iba a celebrar una boda, tuvimos la oportunidad de ingresar al interior del templo para contemplar su altar y gradas, hechos de mármol rojo traído de Italia. El retablo del altar mayor es una joya del estilo neoclásico, todos sus elementos están recubiertos con hoja de oro.
Indudablemente, este lugar resguarda numerosos tesoros artísticos y la Parroquia de San Miguel Arcángel es parte de las preseas que han convertido a este destino en Patrimonio de la Humanidad.
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