La primavera es una de las estaciones más sublimes del año. El equinoccio nos marca el fin del invierno para dar comienzo a la temporada donde el sol y la noche duran casi el mismo tiempo.
Esta es una época para disfrutar al máximo del calor, visitar playas, usar ropa ligera y pasar un buen tiempo al aire libre conociendo Pueblos Mágicos.
Debo confesar que, en lo personal, gozo mucho de la primavera en la ciudad. Las calles se tiñen de color violeta y al voltear hacia el cielo, es como si las nubes se hubieran teñido de lila.
Esto es, sin duda, algo que llena de un poquito de magia las vialidades de la capital del país, sobre todo el Paseo de la Reforma. Las jacarandas son responsables de este precioso fenómeno natural y visual.
Pero estos árboles, llenos de belleza y misterio, no son originarios de nuestro país. Sigue leyendo y conoce la historia de las jacarandas en México.
Esta es la historia de las jacarandas en México
Las jacarandas son árboles que llegan a medir hasta 20 metros de altura, cuyas florecitas se pintan de un color lila azulado durante la primavera y el otoño. Sin duda, se trata de un verdadero espectáculo visual para quienes gozan de la naturaleza y su belleza.
El nombre del árbol, en portugués, es “jacarandá” y existen distintas variedades. La que llena de color las calles de la capital del país es la jacaranda mimosifolia (en portugués, jacarandá preto).
Su adaptabilidad a ambientes urbanos con clima templado ha convertido a la jacaranda en un símbolo de Ciudad de México. Pasear en esta temporada por Reforma o Insurgentes es un verdadero deleite.
La jacaranda tiene su origen en Brasil y se cree que llegó a México a finales del siglo XIX o a inicios del siglo XX. Aunque no se conoce a ciencia cierta su introducción al país, hay varias versiones acerca de la historia de las jacarandas en México. Estas son las más populares:
Cerezos por jacarandas
En 1912, el alcalde de Tokio obsequió a la ciudad de Washington 3 mil cerezos como señal de amistad.
La flor de cerezos o sakura, decora de color rosa las calles y parques de Japón. Al igual que la jacaranda, los cerezos florecen solo en primavera.
Unos años después, Plutarco Elías Calles paseaba por Estados Unidos y se admiró de la elegancia y belleza de los cerezos. Por lo anterior, le dijo al presidente de aquel entonces, Pascual Ortiz Rubio, que solicitara a Japón cerezos para decorar las calles de la ciudad.
Los japoneses respondieron que, debido a las diferentes condiciones climáticas entre México y Japón, sería casi imposible que los cerezos pudieran florecer en el país.
Sin embargo, la opción que Japón propuso a México fue la de sembrar jacarandas en lugar de los cerezos. Además, las jacarandas son originarias de Sudamérica, por lo que sería más fáciles que se aclimataran.
La historia de los jardineros japoneses
La historia de las jacarandas en México es un verdadero misterio, sin embargo, muchos cuentan que esta es la verdadera versión.
Se dice que, a inicios del siglo XX, diversos migrantes japoneses llegaron al país, entre ellos Tatsugoro Matsumoto y su hijo Sanshiro Matsumoto.
Para seguir cultivando sus habilidades en plantas y decoración, los Matsumoto instalaron un negocio de jardinería en la colonia Roma de Ciudad de México. Pronto comenzaron a ganar popularidad debido a su gran talento creando jardines de estilo oriental. Además, solían usar plantas de Sudamérica y una de ellas era la jacaranda.
Con el paso del tiempo, comenzaron a sembrar y a decorar jardines de personalidades de élite.
Tatsugoro Matsumoto diseñó un jardín japonés en la Hacienda San Juan Hueyapan, en Pachuca (Hidalgo), su dueño era José Landero, un importante hacendado de la época. Se dice que también trabajó con arreglos florales en el Castillo de Chapultepec, cuando Porfirio Díaz era presidente de México y habitaba en la residencia que mandó construir el virrey Bernardo de Gálvez, entre 1785 y 1787.
Tras la Revolución Mexicana, la fama de Matsumoto había crecido considerablemente. La historia dice que fue él mismo quien aconsejó al presidente en turno, Álvaro Obregón, plantar jacarandas en las avenidas más importantes de la ciudad.
Se podría decir que los Matsumoto también fueron activistas. Durante la Segunda Guerra Mundial obtuvieron la nacionalidad mexicana, lo que les permitió adquirir la ex Hacienda de Temixco, en Morelos. Temixco fue ocupada como refugio para migrantes japoneses, quienes eran perseguidos por el gobierno de Estados Unidos.
Aunque esta versión es muy popular y podría ser en gran medida cierta, lo que sí se sabe es que Miguel Ángel de Quevedo fue el responsable de propagar las jacarandas. De él hablaremos más abajito.
¡Qué mejor manera de conectar con la naturaleza que volando sobre una barranca a más de 100 km/h en Zacatlán!
El Apóstol del Árbol
Ciudad de México se caracteriza por tener vialidades repletas de frondosos árboles, así como parques que fungen como pulmones para esta urbe, una de las más pobladas del mundo. El responsable de diseñar la mayoría de estos espacios fue Miguel Ángel de Quevedo.
De Quevedo fue un ingeniero que dedicó gran parte de su vida a la flora y a los ecosistemas. Aunque se cree que los Matsumoto dieron la idea para plantar jacarandas, fue Quevedo quien se encargó de que esto fuera posible.
Su contribución se refleja en diversos sitios de la ciudad, por ejemplo, fue el responsable de la siembra de los árboles en el Desierto de los Leones. Asimismo, fundó los Viveros de Coyoacán. Por estas y por otras hazañas, Miguel Ángel de Quevedo fue apodado el Apóstol del Árbol.
Una de las leyendas dice que la jacaranda ya había llegado a Veracruz desde años atrás, pero era utilizada por su madera. Se dice que, en un viaje hacia el puerto, De Quevedo descubrió las jacarandas, por lo que decidió trasladarlas a Ciudad de México y otros lugares del país.
Las jacarandas ubicadas en Insurgentes, Paseo de la Reforma, Coyoacán, Mixcoac y en el Parque México fueron resultado de la labor de Miguel Ángel de Quevedo.
Beneficios para la salud
Además de ser hermosas, las flores de jacaranda son de gran ayuda para problemas gastrointestinales y benefician al sistema inmunológico si se toman en infusión. Ésta también puede ser administrada como desinflamante, ya que tiene propiedades similares a las del jengibre. Y si tomas baños de la flor, esto ayuda a conservar la lozanía de tu piel.
Las jacarandas son un tesoro natural que llena de alegría y vida cada primavera y otoño a las principales vialidades de Ciudad de México y otros lugares del país. Ahora que conoces su historia, puedes sentirte orgulloso de este maravilloso árbol, cuya flor es verdaderamente exquisita.