Los crepúsculos son un canto para la vista. Es a la hora del amanecer o en los momentos previos a la noche, cuando los colores del cielo crean matices y escenarios que podrían inspirar a cualquiera. Libros, poemas, canciones, comida, películas e incluso prendas de vestir, son el resultado de poner el crepúsculo de México en el corazón y, después, usarlo como herramienta creativa.
El mejor ejemplo de textiles mexicanos que han sido inspirados por el cielo es el sarape de Saltillo. Con sólo observarlo, es posible encontrar en él todos los matices que atardeceres y amaneceres del desierto de Coahuila pueden ofrecer.
El sarape de Saltillo es distintivo de Coahuila y de México. Su brillante paleta de colores y su textura han sido incluso utilizadas y plagiadas por grandes marcas de moda en el mundo.
Desde la época colonial, nuestros antepasados comenzaron a diseñar y crear prendas que tuvieran la función de abrazar el cuerpo. Por ejemplo, el poncho, el chal, el jorongo y el rebozo. Sin embargo, el sarape es único gracias a su colorimetría.
El sarape de Saltillo tiene dos versiones. La primera es la de franjas horizontales de brillantes colores con degradaciones entre sí. La segunda tienen las mismas franjas coloridas pero en medio un diamante.
Su fabricación comenzó desde 1900 y comercialización en el norte del país. Los principales clientes eran extranjeros, ya que Saltillo se encuentra cerca de la frontera con Estados Unidos. Esta es una de las razones por la cual es más popular en otros países que en el centro o en el sur de México. Seguramente lo habrás visto, por ejemplo, en personajes de películas del Viejo Oeste.
Un sarape de 2 metros por metro y medio llega a costar hasta 600 pesos en tiendas online. Pero seguramente podrás encontrarlo más económico -sí, aún más- si lo adquieres directamente con los productores.
El sarape de Saltillo es el paisaje de México convertido en una prenda de raíces milenarias.
Origen del nombre
Aunque muchas personas aceptan un origen náhuatl de la palabra sarape, lo cierto es que en esa lengua no existe el sonido “r”. Otros nombran al tarasco como su raíz, aunque no hay documentación suficiente.
La versión más lógica sugiere que sarape podría venir de una antigua palabra persa relacionada con el ruso сарафан (sarafan, capa larga) que habría llegado al nuevo mundo con los españoles judíos.