En este mundo globalizado en donde los destinos pierden identidad debido a esa estandarización excesiva que hace que muchas ciudades tengan los mismos hoteles, de esos que terminan en “Inn”, los mismos cafés de la sirena y la estrella, las mismas cadenas de fast food con las mismas hamburguesas y papas grasosas del payaso o del rey, las mismas tiendas de fast fashion, todo esto hace que el mundo se vea igual en varias regiones del planeta. destinos turísticos

Poco a poco eso de ser ciudadanos del mundo nos lo hemos tomado muy en serio, haciendo que las tradiciones sean reemplazadas por el consumismo occidental al que nos han acostumbrado los medios de comunicación, haciendo que las tradiciones se pierdan, y nos volvamos una sociedad que consume el mismo contenido basura que exhiben las plataformas de streaming.

Lo anterior está haciendo que muchos viajeros opten por experiencias que solo pueden ser vistas en un solo lugar de la tierra. Por eso, hoy existe una gran cantidad de viajeros que quieren vivir lo auténtico: el Día de Muertos en Tzintzuntzán o Pátzcuaro, en Michoacán, la Huamantlada y la Noche que nadie duerme con los tapetes de arte efímero en el Pueblo Mágico de Huamantla, Tlaxcala, la feria de San Marcos en Aguascalientes, el Cervantino en Guanajuato. La autenticidad de un mole de caderas de Tehuacán o del mercado dominical de Cuetzalan, Puebla; donde por cierto se comercia, se vive y se habla en náhuatl.

¿Qué más? destinos turísticos

O que me dicen incluso del Tepitour, que ha tomado popularidad últimamente, así como visitar los puestos del Barrio Bravo en la capital chilanga, ya que este lugar tiene su propia identidad y fama internacional, incluso, he escuchado que varios turistas europeos buscan adentrarse en esos puestos de lonas y fierros para probar las famosas micheladas, que se han vuelto tradición entre los internautas.

Las tradiciones son lo único que nos dividen de vivir en una homogeneidad abrupta que nos tenga a todos con jeans, tablets y tomando latte deslactosado light. La diversidad es la que nos hace únicos en este pequeño punto azul en medio del universo, esa diversidad que nos hace tener bebidas como el pozol, el pulque, el aguamiel o el yolixpa, como un chile en nogada o una cochinita pibil, la que nos hace tener tradiciones tan únicas como los voladores de Papantla, Veracruz, o la danza de los viejitos de Michoacán, la que nos hace no vestir todos de ropa igualita hecha en serie en Bangladesh.

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Estamos luchando porque se valore lo único, porque la gente compre los sombreros jipijapa que se hacen en Becal, Campeche, o la guayabera yucateca que ha vestido a grandes personalidades como Armando Manzanero o a Agustín Lara, por los ternos campechanos o los huipiles de diversos lugares de México.

Así que, nosotros como viajeros, paseantes de esta ruta mágica llamada México, tenemos que salvaguardar las maravillas que nos dan la autenticidad de la identidad de un pueblo que se niega a evaporarse ante el caluroso desafío de seguir siendo reales

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