Entre los rincones más bellos y escondidos de Michoacán se encuentran sus playas, un tesoro ecoturístico lleno de vida marina y terrestre, con paisajes de ensueño, sabores inolvidables y actividades que pueden disfrutarse en familia, haciendo de cada visita una experiencia especial.
Con más de 200 kilómetros frente al Océano Pacífico, esta franja costera guarda playas vírgenes, acantilados majestuosos y paisajes que quitan el aliento. Dentro de esta gran oferta de sol, arena y mar, hay un sitio especial donde deporte, descanso y naturaleza se mezclan de manera única, hablamos de Playa La Ticla.
Este destino en el municipio de Aquila es reconocido mundialmente por sus paisajes, cabañas, áreas para acampar y un entorno natural impresionante. Sin embargo, lo que realmente le da fama son sus olas. Cada año miles de surfistas llegan hasta aquí para retar al mar y vivir la adrenalina de este apasionante deporte. La fuerza y constancia de sus olas la convierten en el lugar perfecto para quienes buscan mejorar su estilo en la tabla.
La temporada ideal para surfear va de abril a octubre, meses en los que las olas alcanzan su mayor fuerza. Gracias a ello, se organizan competencias de surf que atraen a cientos de atletas listos para mostrar su talento en el agua y luchar por llevarse el primer lugar.
Pero La Ticla no es solo surf. Hay muchas actividades pensadas para toda la familia como paseos en kayak, liberación de tortugas, recorridos en lancha, buceo, caminatas para observar flora y fauna, fogatas bajo la luna y largos paseos por la playa, disfrutando de la tranquilidad del mar.
¿Qué más de La Ticla?
En cuanto a la comida, la cocina local destaca por su frescura y sabor casero. Los restaurantes son sencillos, pero ofrecen gran atención y una carta variada que mezcla recetas del mar con toques purépechas. Entre los favoritos están el pescado zarandeado al carbón, el ceviche recién preparado y los tacos de camarón o pulpo que conquistan a cualquiera.
Para quienes quieren quedarse, las cabañas son un refugio perfecto frente al mar, con precios para todos los bolsillos: desde posadas rústicas y sencillas hasta espacios equipados con servicios básicos, terrazas y hamacas con vistas al océano. También hay áreas de camping para los aventureros que desean dormir bajo las estrellas y despertar con el sonido de las olas.
A esto se suma la hospitalidad de los habitantes, pues este lugar es cuidado por la comunidad indígena de Santa María Ostula, que vive en armonía con la naturaleza y recibe a los visitantes con un ambiente auténtico, lleno de respeto hacia la tierra y sus tradiciones.
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Llegar a este paraíso es sencillo. Lo más común es salir en auto desde Lázaro Cárdenas o Tecomán, en Colima, siguiendo la ruta señalada en aplicaciones de viaje. El recorrido dura entre hora y media y tres horas, atravesando las carreteras que bordean la costa.
Playa La Ticla, en Michoacán, es un destino que conecta con la esencia pura de la naturaleza, donde cada rincón sorprende con su belleza intacta. Una invitación abierta a descubrir más sobre las Playas de Michoacán en https://visitmichoacan.com.mx/
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