La Zona Arqueológica Moral-Reforma en Tabasco cuenta una historia fascinante que comenzó alrededor del año 300 a.C., cuando era apenas un pequeño asentamiento junto al río San Pedro Mártir. Los primeros habitantes se establecieron ahí para sortear los rápidos del río por tierra, convirtiendo ese punto en una parada obligada para los navegantes mayas en tránsito entre el Petén guatemalteco y las costas del Golfo de México.

Con el paso del tiempo, aproximadamente entre 250 y 500 d.C., el lugar ganó importancia como un auténtico centro de control fluvial. Fue en esa época cuando comenzó una primera fase constructiva que lo transformó en un nodo clave del comercio y la comunicación regional.

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Durante el Clásico Tardío, hacia los siglos VII y VIII (alrededor de los años 661 y 690 d.C.), Moral‑Reforma estableció alianzas políticas con poderosos señoríos mayas como Calakmul y Palenque, favoreciendo su crecimiento y estabilidad. Gracias a su posición estratégica en la cuenca del río San Pedro Mártir, alcanzó influencia suficiente para convertirse, hacia el 750 d.C., en la cabecera de una pequeña provincia maya independiente.

Durante este periodo, la ciudad experimentó su mayor florecimiento arquitectónico. Se edificaron más de 76 estructuras distribuidas alrededor de dos plazas principales: la Plaza Poniente con 19 edificios y la Plaza Oriente con 28. Entre esas obras destaca la Pirámide Doble, que con sus 27 metros de altura sobre una plataforma de unos 50 por 70 metros es la más alta documentada en Tabasco.

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Las construcciones combinan materiales locales como rocas de sílex, calizas y morteros de cal; también hay indicios de reutilización de arcilla “sascab” en etapas posteriores. El sitio conserva esculturas, estelas con inscripciones jeroglíficas, altares y máscaras en tono verdoso que permitieron reconstruir parcialmente su linaje dinástico, incluyendo al rey Muwaan Jol, representado en la estela 4 conocida como “Señor de Balancán”.

La ciudad permaneció activa hasta aproximadamente el año 1000 d.C., cuando comenzó su declive. Si bien no alcanzó el poder de grandes urbes como Tikal o Palenque, Moral‑Reforma se destaca por su rol histórico como centro fluvial, su arquitectura monumental y su legado cultural en la región del Usumacinta.

¿Qué ver en la Zona Arqueológica Moral-Reforma?

La Zona Arqueológica Moral‑Reforma es un sitio maya fascinante enclavado en el municipio de Balancán, Tabasco, junto al río San Pedro Mártir. Se extiende sobre unas 72 hectáreas en dos colinas bajas rodeadas por esa corriente y el arroyo El Sayá. Aunque el asentamiento original cubría aproximadamente 87 hectáreas, buena parte aún espera exploración arqueológica.

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Al llegar al sitio, lo primero que llama la atención son las dos plazas principales. La Plaza Oriente alberga la imponente Pirámide Doble, también conocida como “Edificio 14”, con sus dos estructuras unidas que alcanzan una altura de 27 metros sobre una plataforma de unos 50 por 70 metros, lo que la convierte en la pirámide más alta conocida en Tabasco. En cuanto a la pirámide norte incluye otra pirámide interior, y la sur tiene una amplia escalinata pública.

Por su parte, la Plaza Poniente, por su parte, está rodeada por 19 construcciones, mientras que la Plaza Oriente cuenta con 28 edificios dispuestos de forma ordenada y con arquitectura de estilo Petén, similar a Calakmul y Tikal: volúmenes escalonados, alfardas flanqueando escalinatas, edificios pareados y palacios con patios interiores.

Foto: X / @CourtyardVhsa

Entre las construcciones también se distingue un juego de pelota, que formaba parte del conjunto ceremonial y social del sitio. Asimismo, hay al menos siete edificios medianos y varios pequeños distribuidos en torno al conjunto central.

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¿Qué más?

En lo arquitectónico, los materiales fueron roca de sílex y caliza, unidos con morteros de cal; en etapas tempranas se utilizó “sascab”, una arcilla regional, incluso en forma de bloques reutilizados después. Esto refleja la habilidad constructiva maya adaptada al medio y materias primas locales.

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Un aspecto cultural significativo son las seis estelas y cuatro altares encontrados en el sitio. Las estelas contienen inscripciones jeroglíficas —sobre todo la Estela 1, que muestra a un jefe sujeto a un cautivo, y la Estela 4, que representa al rey Muwaan Jol (“Cráneo de Halcón”) sometiendo a dos cautivos y realizando una ceremonia de ascenso al poder con la cinta real atada a su cabeza. Todas estas piezas se exhiben hoy en día en el Museo Dr. José Gómez Panaco en Balancán y el Museo Regional Carlos Pellicer en Villahermosa.

Además de estelas, se han hallado seis máscaras de color verdoso y una escultura articulada de un guerrero en piedra caliza, con brazos y piernas móviles —una construcción inusual y casi única en la región prehispánica.

Foto: X / @TabascoJavier

Recientemente, el equipo del Proyecto Moral‑Reforma, bajo el Programa de Promeza, descubrió una veintena de entierros frente al Edificio 18, el templo-pirámide vinculado con prácticas funerarias y posiblemente con cultos al inframundo maya, debido a señales de decapitación en algunos cráneos.

Procesos de excavación en la Zona Arqueológica Moral-Reform

Desde 1992, el INAH ha realizado procesos de excavación y restauración, que incluyeron la consolidación de la Pirámide Doble y varios edificios centrales; el sitio se abrió al público en octubre de 2009.

Foto: X / @TrenMayaMX

Por su ubicación estratégica en la cuenca del río San Pedro Mártir y la proximidad al Usumacinta, Moral‑Reforma fue un puerto fluvial esencial. Su auge ocurrió durante el Clásico Tardío, entre los años 600 y 750 d.C., cuando estableció alianzas políticas con Calakmul (alrededor de 661 d.C.) y Palenque (alrededor de 690 d.C.), alcanzando cerca de 750 d.C. cierta independencia como cabecera regional.

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Cuando caminas por Moral‑Reforma, puedes imaginarte una ciudad maya plena de vida: templos ceremoniales, plazas vigiladas por grandes pirámides, un juego de pelota vibrante, palacios señoriales y esculturas expresivas. Más allá de su arquitectura monumental, sobresale el testimonio humano: linajes inscritos en estelas, entierros rituales, arte sacro y estructuras que enlazan política, economía y religión. Todo ello convierte este sitio en un lugar emocionante para quienes desean conectar con la historia de los mayas de la cuenca del Usumacinta.

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