Allí donde la selva toca el mar y el Egeo murmura entre las montañas, nace AHÃMA: un santuario de arquitectura orgánica, lujo sereno y naturaleza en estado puro. En la bahía protegida de Günlüklü, a solo 10 kilómetros al este de Göcek, este nuevo refugio —miembro de The Aficionados— se revela como un lugar donde todo tiene alma y cada detalle respira respeto por el paisaje.

Su nombre, que en licio significa “amada”, marca la intención de este espacio de 20 hectáreas: un ecobioma vivo, cuidado, custodiado. Nada invade, todo escucha. Rodeado por los bosques de Babadağ, AHÃMA no impone, sino que fluye. Las cabañas, maisonettes y una villa privada única emergen del terreno como formaciones naturales, diseñadas para contemplar la belleza o fundirse en ella.

Arquitectura que conversa con el entorno

Inspiradas en el ritmo de los árboles, sus estructuras de madera se acompañan de piedra, lino, mármol y junco en una sinfonía de texturas sobrias y sensoriales. La paleta cromática —blancos calizos, grises de arcilla húmeda, ámbar cálido, negro carbonizado— se toma directamente del entorno. Es un diseño que no habla fuerte: susurra.

Detrás de este diálogo natural está un equipo internacional que incluye al paisajista español Álvaro Sampedro, responsable de los jardines que entrelazan playa y selva, y al arquitecto mexicano Héctor Esrawe, creador del Sound Temple, un espacio inmersivo que invita al silencio profundo. El interior cobra vida gracias al arte y la tradición: kilims restaurados con más de 200 años, cerámica de Studio Neu e iluminación escultórica de Lana Launay.

La Glass House: corazón y alma del lugar

Transparente, ligera, viva. Así es La Glass House, el núcleo social de AHÃMA. Un edificio que desaparece para dejar entrar a los árboles, al cielo, al viento. Aquí, la experiencia sensorial continúa a través de cuatro restaurantes:
— La Glass House, con sabores mediterráneos y técnica sutil.
— Ēge Umi, un omakase japonés con ingredientes locales.
— AY, fuego ritual al aire libre, donde el humo transforma raíces, pescados y carnes.
— Mezkla Göcek, un tributo costero a la cocina mexicana desde el alma del Mediterráneo.

Bienestar que se encarna

Aquí no se promete bienestar: se practica. Se vive. Se respira. Las experiencias fluyen al ritmo del entorno: yoga bajo el follaje, respiración consciente sobre terrazas bañadas de sol, viajes sonoros en el Sound Temple. Los tratamientos se inspiran en botánicos nativos, como el árbol de liquidámbar, y celebran la pureza de la piedra, la sal y el silencio.

En el punto más alto de AHÃMA, una villa privada ofrece privacidad absoluta: alberca infinita, acceso exclusivo al mar y espacios amplios para perderse… o encontrarse.

Un lugar con historia y horizonte

AHÃMA se encuentra en tierras antiguas, parte del linaje sagrado de Licia. A pocos kilómetros yacen los restos de Xanthos y Letoon, las tumbas de Kaunos, las ruinas de Kayaköy. Las bahías que una vez navegaron las reinas hoy son nidos de tortugas y paz turquesa. Al otro lado del promontorio, la marina de Göcek ancla esta experiencia al vaivén del mar.

Lo que define a AHÃMA no es el exceso, sino la intención. Es un lugar donde el lujo es silencio, donde la belleza no se impone, se revela. Aquí, el tiempo se ablanda, los materiales respiran y cada forma encuentra su razón. En AHÃMA, la arquitectura se convierte en poesía.

Si quieres conocer más de México lee nuestra revista mensual y suscríbete a nuestro canal de YouTube: