Mapimí, un municipio ubicado en el estado de Durango, México, posee una rica historia que combina cultura, minería y tradiciones. Fundado en 1598, su origen se remonta a la época colonial, cuando los exploradores españoles llegaron atraídos por los yacimientos de minerales en la región. Durante el siglo XVII, Mapimí se convirtió en un importante centro minero gracias a la extracción de plata, plomo y zinc, lo que impulsó su desarrollo económico y atrajo a pobladores de diferentes partes de la Nueva España.
Uno de los hitos más destacados de su historia es la creación del Real de Mapimí, un asentamiento que se consolidó como epicentro de la actividad minera. Las minas de Ojuela, descubiertas en 1598, son un símbolo del auge económico de la zona. Estas minas no solo marcaron la vida de la comunidad, sino que también dieron lugar a la construcción del icónico Puente de Ojuela, una obra de ingeniería suspendida que hoy es un atractivo turístico.
Mapimí también es conocido por su relevancia cultural. En 1970, la región fue declarada Reserva de la Biosfera de Mapimí, destacándose por su biodiversidad y paisajes desérticos. Además, el municipio alberga leyendas y tradiciones que reflejan la riqueza de su herencia histórica.
En la actualidad, Mapimí es un destino que combina historia y naturaleza. Sus calles empedradas, edificaciones coloniales y el encanto de su entorno desértico atraen a visitantes interesados en explorar su pasado y disfrutar de su belleza única. Este municipio sigue siendo un testimonio vivo de la importancia histórica y cultural del estado de Durango.
¿Qué es el Puente de Ojuela?
El Puente de Ojuela, ubicado en el municipio de Mapimí, Durango, es mucho más que una simple estructura; es una experiencia llena de historia, aventura y paisajes impresionantes. Este puente colgante, construido originalmente a finales del siglo XIX por Industrias Peñoles, se ha convertido en uno de los principales atractivos turísticos de la región Lagunera y un símbolo del ingenio humano. Su diseño, realizado bajo la dirección del ingeniero civil Wilhelm Hildenbrand, fue una obra maestra para su época, siendo el tercer puente colgante más largo del mundo en aquel entonces.
Con una longitud de más de 315 metros y suspendido a casi 100 metros de altura sobre una profunda barranca, el Puente de Ojuela ofrece vistas que quitan el aliento. Su pasarela de madera y cables de acero se mantienen firmes gracias a una restauración realizada en 1992, donde se reemplazaron las torres de madera por estructuras de hierro, garantizando su conservación hasta el día de hoy. Esta restauración no solo aseguró su permanencia, sino que también permitió que más visitantes pudieran disfrutar de esta maravilla de la ingeniería.
El recorrido por el puente es una experiencia inolvidable. Para los amantes de la aventura, hay opciones emocionantes como cruzarlo en bicicleta o lanzarse en una tirolesa de 33 metros de longitud y 120 metros de altura. Esta última actividad es ideal para quienes buscan una dosis de adrenalina mientras disfrutan de la libertad de volar sobre el abismo. Pero no todo es aventura extrema; el lugar también ofrece actividades más tranquilas que permiten conectar con la rica historia de la región.
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¿Qué más se puede encontrar?
Una vez cruzado el puente, los visitantes llegan al antiguo poblado de Ojuela, donde se encuentra la mina de Santa Rita. Esta mina, que en su momento fue la segunda más importante del mundo en la extracción de minerales como plata, oro, cobre, plomo, zinc y manganeso, ahora es un fascinante destino turístico. Dentro de la mina, hay un pequeño museo que exhibe herramientas antiguas utilizadas en la extracción de minerales y, como sorpresa especial, una mula de carga momificada que ha capturado la atención de muchos visitantes.
Además del puente y la mina, el área de Ojuela es parte de un esfuerzo más amplio por promover el turismo en Durango. Este destino forma parte del Paseo Ecoturístico El Pueblito, que incluye otros atractivos como el Paseo Teleférico, el Túnel de Minería y el Paseo del Viejo Oeste. Estas opciones complementan la experiencia, ofreciendo a los turistas una visión más completa de la riqueza natural y cultural del estado.
El Puente de Ojuela también tiene un valor histórico significativo. Desde 1984, junto con otras edificaciones en el municipio de Mapimí, está registrado en el catálogo de monumentos nacionales. Este reconocimiento destaca su importancia no solo como un destino turístico, sino también como un legado cultural e histórico de México. En su origen, el puente fue diseñado para facilitar el transporte de minerales desde la mina hasta los puntos de distribución, soportando cargas de hasta seis toneladas. Hoy en día, su propósito ha cambiado, pero su relevancia sigue intacta.
Costos
Para quienes desean visitar este increíble lugar, los costos de entrada son accesibles. Los adultos pagan 120 pesos, mientras que los niños entran por 60 pesos. La tirolesa, una de las actividades más populares, tiene un costo de 250 pesos. Además, los residentes del municipio de Mapimí disfrutan de una promoción especial de 2×1, lo que fomenta que más personas locales puedan conocer y disfrutar de este tesoro de su tierra. Los boletos se adquieren directamente en la taquilla del paseo, asegurando una experiencia bien organizada para todos los visitantes.
El Puente de Ojuela no es solo un atractivo turístico; es un puente entre el pasado y el presente, un lugar donde la historia minera de México se encuentra con la emoción de la aventura moderna. Desde sus impresionantes vistas hasta la riqueza cultural que lo rodea, este destino tiene algo para todos. Ya sea que busques desafiar tus límites en la tirolesa, explorar la mina de Santa Rita o simplemente disfrutar de la tranquilidad de sus paisajes, el Puente de Ojuela te dejará recuerdos imborrables.
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Si estás en busca de un destino que combine historia, naturaleza y aventura, el Puente de Ojuela en Durango es una opción imperdible. Su majestuosidad y el esfuerzo por preservarlo lo convierten en un lugar único que merece ser visitado y disfrutado por turistas de todas las edades. ¿Te atreves a cruzarlo?
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