Guanajuato, fundada en el siglo XVI, es un estado que destaca por su riqueza histórica y su papel crucial en la historia de México. Su origen se remonta a la época colonial, cuando los españoles descubrieron grandes depósitos de plata en la región. Túneles de Guanajuato
Esta abundancia de minerales convirtió a Guanajuato en uno de los principales centros mineros de la Nueva España, atrayendo a miles de trabajadores y convirtiendo la ciudad en un núcleo de actividad económica y cultural. La minería impulsó el crecimiento urbano, generando una arquitectura esplendorosa con templos, teatros y edificaciones que reflejan el estilo barroco de la época.
Durante la Guerra de Independencia de México, Guanajuato desempeñó un papel significativo. Fue aquí donde el sacerdote Miguel Hidalgo dio el famoso “Grito de Dolores” en 1810, convocando al pueblo a levantarse contra el dominio español.
La ciudad de Guanajuato fue escenario de enfrentamientos históricos, como la toma de la Alhóndiga de Granaditas, uno de los momentos clave en la lucha por la independencia. Este hecho fortaleció la identidad de la ciudad y la consolidó como símbolo de resistencia y patriotismo en México.
Con el tiempo, Guanajuato ha evolucionado hasta convertirse en un destino turístico de gran prestigio, famoso por sus festivales culturales, como el Festival Internacional Cervantino, y su vibrante vida cultural que atrae a visitantes de todo el mundo.
Además, la ciudad conserva un sistema de túneles subterráneos que no solo facilitan el tránsito urbano, sino que amplían su oferta cultural e histórica, brindando a los visitantes una experiencia única de exploración en su rico pasado, pero de eso te contaré más adelante.
¿Por qué hay túneles de Guanajuato?
Esta red de túneles subterráneos, que se extiende casi nueve kilómetros, representa hoy en día uno de los atractivos turísticos más destacados del estado de Guanajuato, junto al famoso Callejón del Beso y las célebres momias de la región. Este complejo de túneles es un valioso patrimonio cultural de México, cuya construcción tuvo su origen en la necesidad de controlar el cauce del Río Guanajuato, el cual solía desbordarse durante la temporada de lluvias, causando frecuentes inundaciones en la ciudad.
Guanajuato, en efecto, es una ciudad que sorprende con su intrincado laberinto de caminos, túneles, callejones y pasadizos secretos, muchos de los cuales han quedado olvidados a lo largo del tiempo. En cada rincón de la ciudad, sus empedradas calles y bifurcaciones revelan una historia oculta, invitando al visitante a perderse y a descubrir en su arquitectura una esencia fundamental de México.
Hace siglos, el cauce del Río Guanajuato fluía por debajo de la ciudad, lo que generaba constantes inundaciones durante la temporada de lluvias. Para contrarrestar estos problemas, se comenzaron a construir canales de agua, los cuales con el tiempo se transformaron en una extensa red de ocho kilómetros de túneles y calles subterráneas, consolidando la red más extensa de su tipo en el mundo.
Entre 1541 y 1546, el hallazgo de grandes depósitos de plata en la cañada que hoy es Guanajuato incentivó el asentamiento de una población dedicada a la minería. La mina de La Valenciana, que se destacó como una de las principales fuentes de plata, fue fundamental en la economía de la época, aunque posteriormente cerró por cuestiones de seguridad y agotamiento de los recursos.
Desbordamiento del río túneles de Guanajuato
La población, enfrentada al problema del desbordamiento del río, optó por elevar las paredes perimetrales, lo que ayudó a controlar las inundaciones. Las estructuras que quedaron bajo estas murallas, como el Antiguo Convento Dieguino, permanecieron ocultas hasta que fueron redescubiertas en 1996.
Cada túnel tiene una historia particular y un nombre propio. Algunos de los más conocidos incluyen el túnel El Pípila, El Minero, y La Galereña, además de la calle subterránea El Padre Belauzarán. La primera construcción de este tipo, El Cuajín, se desarrolló en 1823 como un canal de desagüe que iba de la Hacienda San Agustín, actual Mercado Embajadoras, hasta la Presa de los Pozuelos.
Uno de los proyectos subterráneos más emblemáticos de Guanajuato es la calle Miguel Hidalgo, construida sobre el antiguo cauce del río en 1883. Esta vía, concebida inicialmente como un canal de desagüe, es hoy uno de los laberintos más transitados de la ciudad.
La solución definitiva a las inundaciones llegó después de la Guerra de Independencia, cuando el 28 de septiembre de 1810 el Ejército Insurgente tomó la ciudad, desencadenando una masacre en la Alhóndiga de Granaditas y otros puntos de Guanajuato en los días siguientes. Tras la guerra, la crisis económica disminuyó la actividad minera y las inundaciones persistieron en el siglo XIX, hasta que con la llegada de Porfirio Díaz, la ciudad comenzó a prosperar con la construcción del Teatro Juárez, el Mercado Hidalgo y el túnel de El Cuajín.
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Durante el Porfiriato
El túnel más antiguo del estado, conocido como El Cuajín o Porfirio Díaz, inició su construcción en 1883, fue suspendido en 1885 y finalmente se completó en 1908. Con una longitud de 1,162 metros y un diámetro de siete metros, su función principal era canalizar el río, conectando desde la Hacienda de San Agustín hasta el Mercado Embajadoras.
En la época de Porfirio Díaz, el crecimiento de la ciudad hizo necesario abordar el aumento del tráfico vehicular, por lo que comenzaron a construirse túneles con este propósito. Los primeros de estos, El Minero y La Galereña, se realizaron para descongestionar la circulación en la ciudad.
Según el ingeniero Estanislao Zárate Lujano de la Universidad de Guanajuato, fue en 1979 cuando se construyeron los primeros túneles con fines viales, como el túnel Los Ángeles. El último en añadirse a esta red fue el túnel Diego Rivera, el cual es actualmente el más extenso de Guanajuato.
Algunas leyendas y curiosidades de estos lugares
Entre los túneles más conocidos de Guanajuato destaca el “Padre Belauzarán”, construido en 1951 para facilitar el tráfico vehicular y posteriormente extendido hasta la Avenida Hidalgo, también llamada “La Subterránea”. Otros túneles importantes incluyen “El Minero”, “La Galereña”, “Los Ángeles” y el “Diego Rivera”, este último siendo uno de los más extensos que se ha edificado hasta la fecha.
Es común que los turistas se extravíen entre las numerosas bifurcaciones de esta red subterránea. Las leyendas locales narran que, al caer la noche, pueden escucharse los lamentos de La Llorona vagando por el subsuelo de la ciudad. Asimismo, se dice que después de las dos de la madrugada aparecen dos monjes errantes, quienes recorren los túneles en busca de su antiguo monasterio.
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Este impresionante mapa subterráneo ha sido reconocido, desde 2007, como una de las 13 maravillas de México creadas por el hombre. Se ubica en el segundo lugar, solo detrás del Centro Histórico de la Ciudad de México, seguido por el Paseo Santa Lucía en Monterrey, Nuevo León, y las zonas arqueológicas de Teotihuacán, Monte Albán y Palenque, entre otras construcciones icónicas del país. Cabe mencionar que México también cuenta con 13 maravillas naturales que complementan este listado de lugares extraordinarios.
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