He pisado el aeropuerto de Guadalajara seis veces en menos de un mes y saben qué, Jalisco no me deja de maravillar y es que como diría la escritora Helen Keller “La vida es una aventura o no es nada” y heme aquí, a punto de narrarles otra más de mis aventuras, y Dios quiera el año entrante siga contándoles muchísimas más. Los Altos de Jalisco
El tour abarcó varias regiones de Los Altos de Jalisco, primero llegamos a Zapotlanejo muy de mañana y nos echamos una birria en Birria Don Pedro, recorrimos sus emblemáticas edificaciones y sus cientos de tiendas de ropa en el Centro Histórico acompañados por Isela Bahena, directora de turismo del municipio. Incluso, nos saludó y recibió un momento el presidente municipal, Gonzalo Álvarez Barragán, hermano del boxeador “El Canelo” Álvarez.
Después, nos dirigimos a Tepatitlán, a la Tequilería Trujillo a conocer el proceso de elaboración del tequila, este lugar cuenta con alojamientos encantadores y luego de la cata —que nos puso ciertamente festivos y nos abrió el apetito— fuimos a comer carnitas y conocimos al guía de turistas Salvador, Chava para los cuates, quien nos mostró el centro Zapotlanejo de noche.
A la mañana siguiente, nos trasladamos a Yahualica para visitar un chilar, una fábrica de salsas y el centro de este municipio, sitios que recorrimos en compañía de Rafael García González, director de turismo de Yahualica. En menos de un abrir y cerrar de ojos, ya estábamos en otro municipio, Mexticacán, famoso por ser la cuna de la paleta de hielo.
¿Qué más? Los Altos de Jalisco
Aquí también hicimos un breve recorrido por algunos puntos de interés como su parroquia y partimos hacia Temacapulín, nombrado recientemente Pueblo Mágico, en el que visitamos su balneario y su antiguo panteón, ubicado en la cima de un cerro. Para cerrar el día, llegamos a Jalostotitlán, donde conocimos un restaurante bar excepcional: Zaguán 47, y estuvimos acompañados del guía Edwin.
Por la mañana, Edwin nos llevó a explorar la zona arqueológica de Teocaltitán, y, de nuevo, partimos hacia Santa Ana de Guadalupe, en este lugar se encuentra el Santuario de Santo Toribio Romo. Luego, nos encaminamos hacia San Juan de los Lagos, región conocida por el turismo religioso que genera, masas de devotos llegan buscando soluciones a sus males. Aquí estuvimos acompañados por Mary.
Por último, visitamos Lagos de Moreno, donde cenamos en una hacienda hermosa y conocimos su centro en un divertido recorrido sobre ruedas a cargo de Guillermo Pablo. Durante todo el viaje también nos acompañaron y apoyaron Angélica y Beto, ¡chuladas! ¿Estás listo para descubrir con nosotros todas estas regiones y experiencias? ¡Arre, pues!
Zapotlanejo
Este sitio fue, es y será punto de confluencia de comerciantes, pues por aquí pasan las cuatro carreteras más importantes del país. Por allá de 1990, las familias comenzaron a vender todo tipo de productos, pero fueron los textiles —chales en ese entonces— lo que más se vendió, siete de cada diez casas eran talleres. Actualmente, el 60% de la población se dedica a esta industria, la cual es su principal actividad económica, Zapotlanejo cuenta con al menos 1,500 tiendas de ropa con precios desde 50 pesos —yo, por ejemplo, compré una blusita térmica por ese precio, ¡una ganga!—. Manejan ropa de todo tipo y muy a la moda. De hecho, aquí se produce ropa para marcas importantes como Coppel, CyA y JLO.
En Zapotlanejo desayunamos una rica birria jalisciense en Birria Don Pedro, un local que desde 1930 vende birria de res, cerdo y chivo. Conocimos la Casa de la Cultura, inaugurada desde 1989, y la Parroquia Nuestra Señora del Rosario, donde hay una estatua a la Madre Naty, la primera mujer mexicana declarada santa, entre otros monumentos religiosos.
Fábrica de ropa
Luego, visitamos una fábrica de ropa de la marca Love Point, que maneja estampados y diseños exclusivos, tallas curvy y en sus filas emplean a mamás trabajadoras. Sacan colecciones cada tres meses y tratan de usar métodos ecofriendly en su producción. Rocío Ruvalcaba y Juan Carlos Jauregui llevan más de una década al frente de este gran proyecto.
Por último, probamos las famosas y únicas tostadas raspadas de Tostadería Los Cueritos, cuyo proceso es similar al de una tostada normal, pero con el metate se alarga la masa y se crea una especie de tostadota, cuya consistencia semeja a la de un chicharrón delgado, nos explicó don Rigoberto Loza Briseño, quien lleva más de 50 años dedicado a este oficio.
Tepatitlán de Morelos
Esta región es conocida como la puerta a Los Altos de Jalisco y alberga a la Tequilería Trujillo, a la cual llegamos no sin antes pasar por varios campos de agave —que sin duda son el símbolo más célebre de Jalisco—.
Dimos un breve recorrido por su fábrica, que consta de tres áreas: horno, fermentación y destilación, la cual produce 16,500 litros diarios de tequila. La familia Trujillo se ha dedicado a la producción de agave desde hace 55 años, pero hace cinco años decidió crear su propia marca y venderla dentro y fuera del país (exportan la bebida mayormente).
En este complejo encontrarás unas casitas coloridas muy monas con cama, baño, minisalita de estar, terraza y fogata, que además incluyen dos bicis para recorrer el lugar, todo esto por costos desde 3,600 pesos por noche. En la cata, a cargo de Selene, probamos tres botellas: Trujillo Crystal, Trujillo Cuarenta y Trujillo Tahona, esta última botella está creada artesanalmente. También degusté una deliciosa paleta de chocomilk cuya consistencia era como la de un algodón de azúcar que se deshace en la boca.
Por la noche, cuando el frío arreció, llegamos al centro de Tepatitlán, cuyo nombre significa lugar de piedra dura o de pedernales, nos hospedamos en el hotel Grand Casa Naranjos donde te sientes en el siglo XVIII por su decoración y muebles, y donde desayunamos delicioso, sobre todo su panqué y su salsa picosita.
En el recorrido conocimos el Santuario del Señor de la Misericordia, con una fachada de estilo neogótico, y la Parroquia de San Francisco de Asís. Una característica peculiar es que las cruces colocadas en sus torres se iluminan de colores neón durante la noche, dándole un aspecto moderno a las iglesias.
Sabores de Yahualica y Mexticacán
Nueve municipios de Jalisco y dos de Zacatecas poseen denominación de origen del Chile Yahualica. Cada campo de cultivo de chile de árbol en Yahualica de González Gallo produce cerca de cuatro toneladas al mes. Las personas que trabajan aquí recolectan entre 15 y 16 kilos al día, por cada kilo les pagan 20 pesos.
La recolección del chile se divide en dos procesos: pizca y separación del chile de primera y del chile pinto (los que ya están muy dañados), este segundo paso es realizado en los jardines de un hermoso hotel llamado Casa Florencia. Después llegamos a la fábrica de salsa Porki donde se lleva a cabo el lavado, molienda, condimentación y añejamiento de la salsa (que incluye batida manual diaria durante quince días).
6000 botellas se envasan al día de esta marca, cuyo producto estrella es la salsa regular. Desde hace 49 años, creó la marca Miguel Mejía Campa, la cual ha llegado a exportarse hasta Reino Unido. Estados Unidos es el lugar donde más la exportan actualmente.
En Yahualica existen 28 marcas registradas de salsas y tienen a 18 más en proceso de registro. En este bello municipio, además de su picante gastronomía, encontrarás su famoso mercado en el que podrás adquirir artesanías, dulces típicos y más salsas como la Mike Habanero —que nos hizo moquear a más de uno—, la Plaza Jalisco, la plaza de toros con aforo para 7 mil personas, inaugurada por Cantinflas, y muchos edificios emblemáticos llenos de historia.
Mexticacán Los Altos de Jalisco
A unos quince minutos de Yahualica, se encuentra Mexticacán, cuyo nombre significa “lugar donde los hombres trabajan a la luz de la luna” y destaca por ser “cuna de la paleta de hielo”, como su monumento de una paleta frente al Palacio Municipal lo reafirma.
En 1932, Genaro Jauregui adquirió maquinaria para hacer paletas, abandonada en el Puerto de Veracruz, y se la trajo a este lugar en el que ahora cerca de 5 mil familias, dentro y fuera de México, se dedican a esta industria, nos contó Adrian Sánchez Lozano, director de turismo de Mexticacán.
En este sitio descubrimos un rinconcito precioso llamado La Casa de las Limas, una cafetería súper instagrameable en la que tienes que probar el agua de lima, obviamente, el mole naranja y la María Gorda, un postre hecho de leche, maíz y azúcar con apariencia de pudín, que te encantará. El lugar está adornado con sillas tejidas artesanalmente con colores fosforescentes que le dan un toque muy vintage, si pasas por aquí, es parada obligada.
Asimismo, decoramos nuestra propia paleta con chocolate fundido, nuez o coco rallado, en la Heladería Mexty, donde también probamos una paleta de elote cuyo sabor perdura en mi memoria palatal. Para la decoración, yo elegí una paleta rellena de mermelada de fresa, uff, deliciosona. Por último, recorrimos el templo del Sagrado Corazón de Jesús, conocido entre sus habitantes como el patrón de los paleteros.
Temacapulín y Jalostotitlán Los Altos de Jalisco
Justo en el ocaso, llegamos a Temacapulín, nombrado recientemente Pueblo Mágico de Jalisco, también conocido por el apócope Temaca, cuya población no sobrepasa los 400 habitantes. En este lugar encontrarás el Balneario La Peñita, que recibe 200 mil visitas al año y es la principal fuente económica del pueblo, y desde donde podrás ver al Cristo de La Peñita, el protector de la comunidad. También está el panteón antiguo, ubicado en la cima de un pequeño cerro, desde el cual tendrás un panorama inolvidable de todo el pueblito con sus lucecitas encendidas (si vas al anochecer) que te hará sentir agradecido con la vida y muy en paz. Al bajar, encontrarás un minimuseo regional. Durante el recorrido nos acompañaron Wilbert Gutiérrez y Blanca.
A 45 minutos de este lugar, se encuentra Jalostotitlán, donde llegamos agotados y con hambre, pero la experiencia gastronómica que brinda Zaguán 47 nos revitalizó por completo.
Este gastrobar busca despertar el umami, o el sexto sentido, de sus comensales con la mixología y los platillos de su menú, al mismo tiempo que promueven las tradiciones jaliscienses en el nombre de cada trago como el Reynalda, Classico, servido en bolsita, Serenata, Tolentino, entre otros.
Para sus tragos utilizan ingredientes originarios como miel de mezquite con lavanda, sal de tortilla tatemada o sal de jamaica. La decoración gothic-classy de su interior aunado a la extravagante presentación de algunas bebidas te volarán la mente y no querrás salir de allí.
Hotel Gralta
Dormimos en un hotel business class llamado Hotel Gralta, donde para desayunar te recomiendo sus chilaquiles con barbacoa y sus panes de muerto rellenos. Aquí, todavía tuve la desfachatez —porque súper cansada estaba pero para olvidarme del frío— de hacer ejercicio en su gimnasio 24/7 con variedad de aparatos y hasta salón de pilates, tiene la garantía de esta humilde gym rat.
Al día siguiente, escoltados por una familia de perritos, amos de la zona, conocimos la zona arqueológica de Teocaltitán, que significa “La Casa de los Dioses”, construida entre el 200 y 950 d. C., en la cual siguen encontrando vestigios, por ejemplo, la última vez que encontraron restos humanos de dicha época fue el año pasado.
Este centro ceremonial de 23 estructuras localizadas hasta el momento, perteneció a la Tradición Grillo. Fuimos también al mirador La Campana, desde donde tendrás vistas inmejorables y selfies perfectas.
Turismo religioso en Jalisco
En Jalostotitlán se encuentra la localidad de Santa Ana Guadalupe, popular por la cantidad de devotos que acuden al Templo en honor a Santo Toribio Romo, patrono de los inmigrantes. Cuenta la leyenda que muchos inmigrantes son ayudados por un misterioso hombre con características similares a las de Santo Toribio luego descubren que fue Santo Toribio. Aquí también encontrarás el Templo La Mesita y varios negocios de cajeta, dicen que es la más rica del condado.
A 30 minutos del lugar, llegamos a San Juan de los Lagos, famoso también por la cantidad de turismo religioso que promueve, pero primero comimos en el Restaurante Mandarina un delicioso filete de res en salsa de champiñones y un agua de fresa con mango que enamoró totalmente a mi paladar.
Luego, partimos a la Parroquia de San Juan, erigida en 1680 con cantera blanca, de estilo neoclásico, y que es la iglesia del pueblo, pues la que recibe a los millones de turistas que viajan es la Catedral de Nuestra Señora de San Juan de los Lagos.
Corría el invierno de 1623 cuando una familia de volatineros perdió a su pequeña durante una acrobacia en la que la niña cayó sobre una cama de dagas. Durante su velorio, los indígenas Ana Lucía y Pedro Andrés acudieron y pusieron la imagen de la “cihuapilli”, traducido del náhuatl literalmente como “reina”, es decir la imagen de la virgen, en el pecho de la difunta que comenzó a moverse y resucitó, milagro que sigue atrayendo a millones de turistas católicos que, de rodillas o no, llegan a buscar respuestas y soluciones a sus males y problemas, como lo atestiguan cientos de exvotos colocados en las paredes de un salón de la catedral.
Santuario
Afuera del santuario encontrarás imágenes, piezas y hasta agua bendita, extraída del pocito donde ocurrió el milagro.
Llegamos finalmente a nuestra última parada: Lagos de Moreno, donde tuvimos una bienvenida mágica, nos recibieron miles de golondrinas en los cables de luz de todo el centro de Lagos de Moreno, quienes nos fueron escoltando hasta el hotel 100EGA, acogiéndonos pero también como si resguardaran los secretos y tesoros del lugar.
Nos fuimos a la camita, no sin antes cenar unos suculentos tacos de lechón, arrachera y barbacoa, en la Hacienda Sepúlveda, iluminada estratégicamente que la vuelve el rincón ideal de un cuento de hadas, y que también es sede de muchísimos eventos.
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Lagos de Moreno es rica en historia, fue partícipe en la guerra de independencia de 1810 y en la guerra cristera por los años de 1926
Lagos de Moreno también es reconocido por ser la capital del caballo cuarto de milla y Zona de Monumentos Históricos y Artísticos (alberga 32) así como tener ocho delegaciones y 172 municipios y rancherías.
Pero todo esto lo supimos en el tour más divertido del viaje, el que nos dio Guillermo Pablo en su tranvía, donde nos regalaron, tacos, nieves y cheves.
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