Tlaxcala es un lugar de encuentros para mí. Ahí viví cuando era niña, luego, más adulta, regresé a estudiar la Licenciatura y conocí a personas leales que se convirtieron en mis amigos. Así que cuando me dijeron que había que cubrir dos rutas no puse ningún pero. Bueno, quizá el único pero era levantarme a las 5:00 de la mañana, porque salimos de la CAPU a Ixtenco a las seis en los autobuses Surianos que solo tardan 40 minutos en llegar.
El itinerario nos marcaba una visita a las Minas de Tiza, esas que todos hemos visto en Tik Tok e Instagram con fotos muy acá. Pero antes hicimos una parada en Españita, Tlaxcala, para desayunar en el Corazón de Maguey, un proyecto donde elaboran productos con maguey pulquero. Mientras desayunábamos unos deliciosos chilaquiles y cafecito caliente endulzado con miel de agave, Alfonso y su esposa, Mercedes, los dueños de Corazón de Maguey, nos contaban que su emprendimiento nació por herencia de familiar, es decir, el abuelo y el padre de Alfonso raspaban pulque. Más tarde, después de estudiar Agronomía, decidió profundizar en la bebida de los dioses.
La particularidad de este lugar y que tiene que ver con uno de sus lemas –”nada se desperdicia”– es que le sacan todo el provecho al maguey y el pulque no es lo único que producen, también hay pulque destilado, galletas, miel de agave, granola e, incluso, semillas de maguey.
¿Qué más? Minas de tiza
El recorrido fue una delicia, porque por primera vez probé el aguamiel recién salido del maguey, y además de dulce es tibio, y probarlo, una caricia para los labios y el alma. El pulque es un poco ácido, pero nos dio la energía necesaria para llegar a la siguiente parada. El costo del recorrido en Corazón de Maguey es de 250 pesitos, incluye degustación de pulque, aguamiel y los otros productos, más una plantita con todas las indicaciones para que no se te muera como a mí.
Antes de continuar con la experiencia, quisiera mencionar que una de las cosas que más me llamó la atención de Corazón de Maguey es la sensibilidad con la que acercan a los visitantes a su proyecto. Es importante conocer el proceso, todo lo que hay detrás, para apreciar de un buen vaso de pulque. ¿Sabías, por ejemplo, que para extraer pulque de calidad tienen que pasar de 15 a 20 años y que su vida productiva es de solo tres meses? Ojalá saber este tipo de datos nos ayude a valorar los productos y pagar precios justos.
Las espectaculares Minas de Tiza
Ahora sí, de Españita nos trasladamos a las famosísimas Minas de Tiza en el ejido San Francisco La Blanca. Le agradecemos infinitamente a nuestra guía Doris, de Culturístico Hueyotlipan, por aclararnos que lo que hay en esa cueva no es tiza sino diatomita –o tierra de diatomeas–. La composición de ambas es distinta, aunque la textura es muy similar. Doris nos contó sobre el origen de las minas en el Plioceno y muy probablemente te preguntarás de qué estamos hablando, así que te daremos datos más sencillos y certeros para que no le andes diciendo “minas de tiza” a las Minas de Tiza.
Hay estudios (fuente: me lo inventé) que revelan que hace muchos años lo que había en esas cuevas era agua, lo cual tiene sentido, porque la diatomita se forma a partir de algas fosilizadas. Entonces, aunque les digas Minas de Tiza, recuerda que no es tiza lo que hay ahí. Si decides visitarlas, te recomendamos hacerlo con respeto, no rayar ni llevarte nada. Ese lugar es una joya geológica, un verdadero patrimonio, por lo que todos deberíamos aportar a su preservación y cuidado.
Buenavista y Santiago Cuaula
Después de las Minas de (no) Tiza visitamos el poblado de José María Morelos Buenavista –donde se encuentra la Barca de la Fe– y comimos un exquisito conejo en el restaurante de la familia de Héctor Fuentes, el creador de Maizapán, marca que se ha vuelto muy popular por la elaboración de productos innovadores hechos a base de maíz azul, tales como mazapanes, polvorones, gelatinas, harina para hot cakes, un sustituto que huele a café, sabe similar al café, pero no es café, algo así como las aguas del Chavo del 8 y otros dieciséis productos más.
Para cerrar
Nuestra última parada fue el hermoso Santiago Cuaula, ubicado en los límites de Tlaxcala con el Estado de México. Nos tardamos unos 40 minutos en llegar (quizá un poco más), sin embargo, valió completamente la pena, ya que es un lugar que da la impresión de estar sostenido por las nubes. Los habitantes comparten con mucha emoción la historia del cerro sagrado Chame, que se traduce como “lugar donde moran los dioses” y donde aseguran llegaron a vivir Quetzalcóatl y Mayahuel muy enamorados.
La intención era visitar la Parroquia de Cuaula, muy famosa por tener una capilla llena de ollitas empotradas en el techo. No vimos la capilla, nos la mostraron en fotos, pero lo que sí vimos en vivo y en directo fue a José Luis Rivera, el creador de los ojos de vidrio. Los mismos ojos que utilizan muñecos como Chucky, El Muñeco Diabólico, los maniquís o las máscaras de algunos carnavaleros.
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El maestro José Luis nos contó con mucha sencillez que su hermano y él elaboran los ojos de cristal desde muy niños para apoyar económicamente a su familia y nos fue mostrando, paso a paso, su elaboración. Hay que ir dándoles forma en el fuego para luego darle color al iris con herramientas especiales.
Agradecemos a la familia del maestro artesano por ofrecernos los mixiotes más ricos del mundo y por darnos la lección del día: el valor del arte está en su imperfección.
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