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Los miradores de Barcelona son especiales porque combinan historia, arquitectura, mar y montaña en un solo vistazo. Pocas ciudades ofrecen una panorámica tan variada: desde la silueta modernista de Gaudí hasta las playas del Mediterráneo, pasando por barrios antiguos, montes verdes y un puerto siempre vivo.
Muchos de estos miradores se ubican en puntos cargados de significado. El Tibidabo, por ejemplo, no solo regala vistas espectaculares, sino también la magia de su iglesia y su parque de atracciones centenario. Montjuïc, por su parte, mezcla naturaleza, museos, fortalezas y jardines, haciendo que cada ángulo cuente una historia diferente de la ciudad.
Otro aspecto que los hace únicos es su accesibilidad: se puede llegar a ellos caminando, en funicular, teleférico o incluso en búnkeres antiguos como los del Carmel, donde la ciudad se abre 360° ante los visitantes. Cada uno ofrece una atmósfera propia: romántica al atardecer, vibrante durante el día y espectacular por la noche cuando Barcelona se ilumina.
Además, los miradores son espacios donde locales y turistas conviven, se hacen pícnics, se escucha música o simplemente se contempla la ciudad. En Barcelona, mirar desde arriba no es solo ver el paisaje: es sentir su esencia.
Miradores en Barcelona:
Si quieres conocer estos lugares preciosos y con vistas increíbles, no te pierdas de este top.
Sagrada Familia
Torre Glòries
Montaña de Montjüic
Basílica de Santa María del Pi
Parque Güell
Bunkers del Carmel
Mirador de Las Arenas
El mirador de la Sagrada Familia
El mirador de la Sagrada Familia es una de las experiencias más impresionantes que se pueden vivir en Barcelona, porque te permite contemplar la ciudad desde el corazón mismo de su monumento más icónico. Subir a una de sus torres —ya sea la del Nacimiento o la de la Pasión— es como entrar en la mente de Gaudí y mirar Barcelona tal como él la imaginó.
Desde lo alto, las vistas son espectaculares: se observan las calles perfectamente trazadas del Eixample, el mar Mediterráneo al fondo, Montjuïc, el Tibidabo y una ciudad que parece extenderse como un mosaico geométrico. Lo que hace único este mirador no es solo el paisaje, sino la forma en que la arquitectura te envuelve: las torres, las esculturas y los detalles modernistas se convierten en parte del horizonte.
El ascenso suele hacerse en ascensor, pero la bajada es por una estrecha escalera de caracol que añade emoción a la experiencia. No es apto para personas con vértigo, pero sí es ideal para quienes buscan una vista impactante y diferente.
Visitar el mirador de la Sagrada Familia no es solo subir a una torre; es ver Barcelona desde una obra maestra viva, en constante construcción, y sentir cómo la ciudad y Gaudí se fusionan en un solo espectáculo visual.
La Torre Glòries
La Torre Glòries, uno de los rascacielos más emblemáticos de Barcelona, destaca por su diseño futurista y por ofrecer uno de los miradores más sorprendentes de la ciudad. Antiguamente conocida como Torre Agbar, esta torre diseñada por Jean Nouvel combina arquitectura innovadora, tecnología y un juego de luces que transforma el skyline barcelonés, especialmente de noche.
El Mirador Torre Glòries no es un mirador convencional: es una experiencia inmersiva que comienza en la planta baja con una exposición interactiva que muestra el “pulso” de Barcelona a través de datos en tiempo real —movimiento, clima, actividad urbana—. Es una forma única de entender cómo vive la ciudad.
Al llegar al mirador, situado a más de 120 metros de altura, las vistas son espectaculares e inusuales: la ciudad se abre en 360°, permitiendo observar el Sagrada Familia, el mar, el Eixample, el Poblenou y las montañas. Aquí se encuentra también el Cloud Cities Barcelona, una instalación artística suspendida donde los visitantes pueden caminar por estructuras transparentes y sentir literalmente la ciudad bajo sus pies.
Torre Glòries es especial porque combina arte, ciencia, tecnología y panorámicas únicas, convirtiéndose en uno de los puntos más innovadores para contemplar Barcelona desde las alturas.
La Basílica de Santa María del Pi
Basílica de Santa María del Pi, ubicada en pleno Barrio Gótico de Barcelona, es uno de los templos medievales más imponentes y con mejor mirador del casco histórico. Construida en el siglo XIV en un elegante estilo gótico catalán, destaca por su fachada sobria, su enorme rosetón —uno de los más grandes de Europa— y su armonía arquitectónica.
Lo más especial para quienes buscan vistas es su campanario, una torre robusta de más de 50 metros de altura. Subir hasta arriba es una experiencia que combina historia y panorámica: el ascenso se realiza por escaleras de piedra que conservan la atmósfera medieval, y al llegar a la cima se despliega una vista excepcional del corazón de la ciudad. Desde allí se distinguen las estrechas calles del Gótico, las agujas de la Catedral, el mar Mediterráneo al fondo y, en días claros, incluso Montjuïc y Tibidabo.
Además del mirador, la basílica alberga un interior cálido y solemne, una capilla del Santísimo muy apreciada por los locales y un museo con piezas históricas como obras de orfebrería y documentos antiguos.
Visitar Santa María del Pi es descubrir un rincón íntimo y auténtico de Barcelona, donde la historia medieval se encuentra con una de las mejores vistas del casco antiguo.
El Parque Güell
El Parque Güell es uno de los miradores más mágicos y singulares de Barcelona, una obra maestra donde Gaudí convirtió la naturaleza y la arquitectura en un escenario de fantasía. Situado en la ladera del Carmelo, ofrece vistas panorámicas espectaculares del mar, la Sagrada Familia, el Eixample y toda la ciudad extendiéndose hasta el horizonte.
Lo que hace especial a este mirador no es solo la altura, sino el entorno: mosaicos coloridos, formas orgánicas y estructuras que parecen surgir del terreno. La plataforma principal, con su icónico banco ondulado de trencadís, es uno de los puntos más famosos para contemplar Barcelona desde lo alto. Aquí, el paisaje urbano se combina con el arte modernista creando una postal única.
Otros rincones del parque, como el Viaducto de las Palmeras o los senderos superiores, también ofrecen vistas increíbles en un ambiente más tranquilo y natural.
Visitar el Parque Güell significa ver Barcelona a través del ingenio de Gaudí: una ciudad luminosa, mediterránea y vibrante, enmarcada por un parque que parece salido de un cuento. Es un mirador imprescindible para quienes buscan una perspectiva artística y mágica de la ciudad.
Los Búnkers del Carmel
Los Búnkers del Carmel, oficialmente conocidos como el Turó de la Rovira, ofrecen una de las vistas más impresionantes y auténticas de Barcelona. Situados a más de 260 metros de altura, permiten disfrutar de una panorámica de 360° donde la ciudad se muestra completa: el Eixample perfectamente cuadriculado, la Sagrada Familia, el mar Mediterráneo, Montjuïc, el Tibidabo y todo el valle que ocupa Barcelona.
Lo que hace este mirador tan especial es su historia. Durante la Guerra Civil española, el lugar albergó una batería antiaérea, cuyos restos todavía pueden verse y explorarse. Años después, la zona fue hogar de barriadas improvisadas, lo que añade un fuerte componente social y humano a su pasado. Hoy es un espacio abierto que forma parte del MUHBA (Museu d’Història de Barcelona).
Además de la historia y las vistas, los Búnkers del Carmel son famosos por su ambiente relajado: jóvenes, vecinos, fotógrafos y turistas se reúnen allí para ver el amanecer o el atardecer, hacer pícnics y disfrutar de la ciudad desde un rincón que aún conserva un espíritu informal y libre.
Los Búnkers no son solo un mirador: son uno de los lugares donde mejor se siente la esencia de Barcelona desde las alturas.
El Mirador de Las Arenas
El Mirador de Las Arenas, ubicado en la azotea del antiguo edificio de la plaza de toros de Barcelona, ofrece una de las panorámicas más completas del centro de la ciudad. Tras su transformación en centro comercial, la terraza se convirtió en un mirador circular que permite vistas de 360° sobre la ciudad.
Desde allí se puede contemplar la Plaça Espanya, las Torres Venecianas, Montjuïc y su Anillo Olímpico, el Museu Nacional d’Art de Catalunya, así como el Tibidabo y el Mediterráneo en el horizonte. De noche, la iluminación urbana y la Fuente Mágica crean un espectáculo visual único.
El acceso es cómodo gracias al ascensor panorámico, que permite disfrutar de la ciudad incluso durante el ascenso. La terraza cuenta con restaurantes y espacios abiertos, ideales para pasear, tomar fotos o disfrutar de una bebida mientras se contempla la ciudad.
Lo especial de este mirador es que combina arquitectura histórica y modernidad, ofreciendo una perspectiva diferente de Barcelona desde el corazón del centro, sin necesidad de alejarse de los principales puntos turísticos. Es perfecto para quienes buscan una vista urbana completa y accesible, ideal para capturar la esencia de la ciudad desde las alturas.
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