Pink Coyoacán, nació de la idea de crear un espacio donde la gastronomía y la estética convivieran de una forma distinta. Sus fundadoras —dos amigas apasionadas por la decoración, la fotografía y la cocina— buscaban un lugar que fuera más que un sitio para comer: querían un refugio visual, un ambiente que transmitiera alegría y ligereza desde el primer paso. La inspiración vino de sus viajes, donde descubrieron pequeños cafés temáticos y restaurantes diseñados para despertar emociones a través del color. El rosa, asociado con lo dulce, lo creativo y lo acogedor, se convirtió en el corazón del proyecto.

Antes de abrir, dedicaron meses a conceptualizar cada detalle: desde los muebles y la paleta cromática hasta el estilo de los platillos y la música ambiental. Querían un espacio que invitara a quedarse, conversar, celebrar y sobre todo, fotografiar. El resultado fue un restaurante que rápidamente atrajo a quienes buscaban experiencias nuevas: parejas, grupos de amigas, familias y curiosos que querían descubrir “el lugar rosa” del que todos hablaban.

Con el tiempo, Pink Restaurante se consolidó como un punto de encuentro en Coyoacán, combinando cocina creativa con una atmósfera encantadora. Así, lo que comenzó como un sueño entre amigas se transformó en un concepto único y querido por su comunidad.

Qué ofrece

Pink Restaurante es un espacio pensado para quienes buscan una experiencia visual y gastronómica diferente. Todo en el lugar gira alrededor de un concepto estético: tonos rosa en cada rincón, detalles elegantes, iluminación suave y mesas decoradas para que cada visita se sienta especial. Es un sitio que combina ambiente “instagrameable” con una propuesta culinaria cuidadosamente curada, ideal tanto para una salida con amigas como para una cita romántica o una celebración íntima.

En su menú encontrarás platillos que fusionan sabores clásicos con toques contemporáneos: pastas cremosas, bowls coloridos, cortes jugosos, desayunos dulces y vistosos, y bebidas preparadas con flores, frutas y presentaciones creativas. También suelen contar con opciones vegetarianas y postres temáticos que se han vuelto parte de su sello distintivo.

Además de la comida, el lugar ofrece una experiencia completa. Lo visual se integra con la música ambiental, el servicio cercano y la posibilidad de tomar fotografías en varios spots decorados especialmente para ello. Es un restaurante pensado para disfrutar sin prisas, saborear cada detalle y crear momentos memorables. Ya sea para celebrar, relajarse o simplemente disfrutar de un espacio bonito, Pink Restaurante promete una atmósfera única.

Cómo llegar

Pink Restaurante se encuentra en una zona accesible dentro de Coyoacán, uno de los barrios más culturales y encantadores de la Ciudad de México. Llegar es relativamente sencillo tanto en transporte público como en auto. Si vas en coche, las rutas más comunes suelen conectar desde avenidas principales como Miguel Ángel de Quevedo, División del Norte o Universidad. Una vez en la zona de Coyoacán, basta seguir las calles empedradas hacia sus barrios tradicionales hasta llegar a la tranquila calle donde se ubica el restaurante.

Para quienes prefieren transporte público, moverse en metro o en transporte colectivo también es una opción práctica. Puedes llegar a estaciones cercanas y después caminar unos minutos por calles arboladas que rodean parques, museos y casonas antiguas. La caminata en sí se vuelve parte del encanto, ya que la zona invita a pasear sin prisa.

El restaurante está en un punto que conecta fácilmente con plazas, cafeterías, museos y áreas culturales, así que muchos visitantes aprovechan para hacer un recorrido completo antes o después de comer. El acceso es seguro, concurrido y bien ubicado, lo que hace que llegar no solo sea sencillo, sino también agradable.

Más de Pink Coyoacán

Pink Restaurante maneja horarios pensados para recibir tanto a quienes buscan desayunos tranquilos como a quienes prefieren comidas largas o cenas ligeras. Lo más común es que abra desde la mañana y continúe hasta la tarde o primeras horas de la noche, dependiendo del día. Los fines de semana suele tener mayor afluencia, por lo que conviene llegar temprano o reservar. Entre semana el ambiente es más relajado y perfecto para quienes buscan un espacio bonito para trabajar, conversar o simplemente disfrutar la atmósfera.

En cuanto a costos, se posiciona dentro de un rango medio: accesible para la mayoría pero con calidad suficiente para sentirse especial. Un desayuno puede rondar entre precios moderados, y los platillos fuertes suelen tener valores equivalentes a un restaurante de concepto. Los postres y bebidas especiales, por su presentación y elaboración, tienden a tener precios un poco más altos, pero siguen siendo razonables para la experiencia que ofrecen.

El gasto por persona puede variar según lo que se pida: desde algo sencillo y económico hasta una comida completa con entrada, plato fuerte, bebida y postre. En general, es un lugar pensado para disfrutar sin llegar a ser costoso, ideal tanto para visitas casuales como para celebraciones cuidadas.

Costos

Visitar Pink Restaurante en Coyoacán implica un gasto moderado, similar al de cualquier restaurante de concepto en la zona. Los precios se ajustan a la experiencia visual y al estilo del lugar, pero siguen siendo accesibles para la mayoría. En promedio, un desayuno sencillo —como hotcakes, chilaquiles, omelette o fruta con yogurt— suele rondar entre 120 y 180 pesos, dependiendo de los ingredientes y la presentación. Las bebidas calientes, como café o té, se ubican entre 40 y 60 pesos, mientras que los jugos o lattes especiales pueden alcanzar los 70 u 85 pesos.

Para comida o cena, los platillos fuertes se mueven entre 180 y 300 pesos, siendo pastas, cortes delgados o bowls frescos las opciones más comunes dentro de ese rango. Los platillos más elaborados, como pulpo, salmón o cortes selectos, podrían colocarse entre 320 y 420 pesos, considerando su preparación y presentación.

Si agregas una bebida especial o un coctel, el costo aumenta entre 90 y 150 pesos adicionales. Los postres, muy vistosos y temáticos, suelen estar entre 80 y 130 pesos.

En total, una visita típica puede costar entre 250 y 450 pesos por persona, dependiendo de cuántos tiempos elijas. En general, la relación precio-experiencia se siente justa por el ambiente, la calidad y la originalidad del lugar.

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