Arquitectura colonial vibrante, una variada escena artística y festivales culturales todo el año te esperan en esta Ciudad Patrimonio, nombrada la Mejor Ciudad Pequeña del Mundo por cuarto año consecutivo, así es, hablo del mismísimo San Miguel Allende.
Ubicada a solo tres horas de CDMX y a cuatro horas de Puebla, San Miguel Allende se distingue por ser un destino leisure que combina la secrecía y la serenidad a través de hoteles boutique, así como la modernidad y el lujo, con spots llamativos como sus cientos de puertas decoradas, terrazas iluminadas y restaurantes fancy que ofrecen diferentes estilos de comida. Aquí también podrás encontrar bazares y galerías de arte. De hecho, esta ciudad alberga 61 galerías de arte, según la Secretaría de Cultura de México.

Foto: Fabio-Fistarol-VJA / UNSPLASH
Un paseo por el centro de San Miguel de Allende
Ruta improvisada —y muy atinada—
Pequeña en tamaño, pero grande en turismo (2 millones de personas visitaron esta ciudad en 2023), caminar por San Miguel es como si pertenecieras a la pintura de un artista idealista. Sus calles empedradas y fachadas coloridas son un escenario revitalizante —y perfecto para Instagram—, pero también son un recordatorio del pasado colonial que aquí se respira.

Foto: Fabio-Fistarol-VJA / UNSPLASH
La Parroquia de San Miguel Arcángel, con su fachada rosada, es una fantasía neogótica inspirada en las catedrales europeas. Sin embargo, esta no es la única joya espiritual, la ciudad cuenta con seis iglesias más, como el Templo de San Francisco o el de la Purísima Concepción. Cada uno guarda su propio misterio y su propia historia de fe.
Te recomiendo fluir entre las calles y disfrutar cada paso, irte perdiendo entre los hermosos callejoncitos sanmiguelenses, pues así —entre árboles de bugambilias, puertas florales y a lo lejos los Cerros El Picacho y Palo Huérfano custodiándome— encontré la Estrella de Aldama, el Callejón del Pueblito y el de Chiquitos, como salidos de un cuento. También visité el Mercado de Artesanías, donde los colores y texturas se multiplican.
Compré llaveritos de tela a mitad de precio, comparados con los precios de las tiendas del centro —porque hasta en San Miguel hay que comprar inteligentemente.
Otra ruta cultural imperdible es la exposición de Ana Frank en la Casa de la Cultura.
Hospitalidad sanmiguelense y lomitos everywhere
Si algo distingue a San Miguel es su cultura pet-friendly. Aquí los hoteles y restaurantes reciben a los lomitos con la misma sonrisa que a sus dueños.



En el hotel boutique Numu, por ejemplo, el anfitrión más famoso es Pancho, un perrito que hace sentir en casa a cada huésped.
Pero la hospitalidad va más allá de las mascotas. Pidiendo ayuda para una foto conocí a Vivi, una tijuanense que ya lleva establecida en San Miguel desde hace unos años, quien me llevó a descubrir el Hotel Casa 63, con 15 habitaciones, espacios para lectura, restaurante, boutique de ropa, bar con terraza desde la cual se pueden admirar las cúpulas de las siete iglesias. Un hallazgo que no estaba en ningún mapa.
Hablando de la oferta de hospedajes y restaurantes, ¡es vasta! Encontrarás literalmente de dos a tres negocios por cada calle.
Rincones de paz para el viajero
San Miguel ofrece hospedajes que parecen diseñados para cada viajero.
El hotel Numu —antes mencionado— de la cadena Hyatt, ofrece 44 habitaciones, clases de yoga y el restaurante Noia en su terraza. Además, el complejo es ecosustentable, posee un grifo de agua potable donde los huéspedes pueden rellenar los termos de agua que hay en cada habitación.
El hotel Casa Primavera, donde me hospedé, que ofrece desayuno a la habitación, transporte gratuito al centro —algo que me pareció fenomenal—, pues está a diez minutos del centro, un spa con sauna, masajes y tratamientos con costo extra, restaurante y un apacible entorno de arquitectura colonial con un toque de modernidad.



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Sabores locales de San Miguel de Allende
En San Miguel la comida no solo se prueba, también se escucha. En el Restaurante Centanni, la cena se acompaña con pianista en vivo, rock, salsa o incluso la oportunidad de convertirte en DJ por unos minutos. Entre pizzas, pastas y un pulpo que merece aplauso, la experiencia es completa.
Otro clásico es Mamma Mia, con música cubana, jazz, DJ’s y salsa. Entre sus platillos destacan la pizza de pera y las hamburguesas de brisket, que saben mejor acompañadas con una bebida de verbena, jengibre y miel.




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Y si buscas un desayuno especial, el restaurante Lukrezia, dentro del hotel Sautto, ofrece desde chilaquiles blancos hasta bowls de salmón, todo al aire libre. No olvides pedir su naranjada con bugambilia, refrescante y fotogénica.
Los imperdibles del viaje: bloqueador, un sombrero de gamuza para darle un toque de elegancia a tu outfit, y dinero, más del habitual si quieres adquirir artesanías o para alguna emergencia —yo me enfermé y tuve que gastar en una farmacia—. Recuerda también que San Miguel de Allende es el destino donde habitan más extranjeros y esto eleva el costo de vida aquí.
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