Entre el mar y la sierra surge una ciudad moderna que no olvida su historia. Los Mochis no solo es la puerta de entrada a nuevas aventuras, sino un destino con experiencias propias, donde la naturaleza reclama su espacio y la cultura se percibe en cada rincón. Recorrer Los Mochis es vivir el carácter norteño de Sinaloa en su expresión más auténtica.
La primera parada para admirar la ciudad se encuentra a 160 metros sobre el nivel del mar. Desde el Cerro de la Memoria se observa el Valle del Fuerte, la línea azul del Mar de Cortés y la ciudad extendida, formando una vista que impresiona. En este lugar se alza el monumento a la Virgen del Valle, invitando a los visitantes a detenerse y disfrutar de los atardeceres.
El Parque Sinaloa funciona como el pulmón verde de la ciudad y es perfecto para quienes aman la naturaleza y las actividades al aire libre. Entre sus árboles y senderos se puede practicar yoga, leer, pintar o bailar. En el parque destacan dos espacios: el Jardín Botánico Benjamín Francis Johnston, con más de 200 especies de plantas y aves; y el Jardín Etnobiológico Juyya Ánnia, dedicado a preservar la cultura y los recursos del pueblo Yoreme-Mayo.
Para los amantes del deporte, Los Mochis vibra con su pasión por el béisbol. El Estadio Emilio Ibarra Almada, conocido como Chevron Park, es uno de los más seguros y cómodos del Pacífico. Desde 1962 ha sido hogar de los Cañeros de Los Mochis, quienes recibirán el 15 de octubre el partido inaugural de la temporada 2025-2026 frente a los Yaquis de Obregón, prometiendo emoción en cada jugada.
Quienes viajan en familia y buscan aprender mientras se divierten no pueden dejar de visitar el Trapiche Museo Interactivo. Este museo, pionero en el norte de Sinaloa, cuenta con más de 70 exhibiciones, zona de robótica, muro de escalada, cine y áreas al aire libre. Su nombre recuerda los antiguos molinos de caña que dieron origen a la ciudad y celebra su evolución hasta hoy.
Los alrededores de Los Mochis ofrecen paisajes únicos para disfrutar la naturaleza o vivir la adrenalina. A pocos kilómetros se encuentran playas vírgenes y bahías con gran biodiversidad, ideales para descansar o practicar deportes acuáticos.
Entre ellas, la Isla Maviri resalta como un lugar perfecto para relajarse. Aguachiles, camarones o pescado zarandeado saben mejor con los pies en la arena y la brisa marina. Además, se puede practicar kayak, jet ski o simplemente disfrutar del mar y la playa.
Más allá, el puerto de Topolobampo muestra su encanto costero. Su malecón refleja la vida local y los restaurantes ofrecen lo mejor del mar. Frente a sus costas, la Isla Farallón destaca como santuario natural. Considerada la segunda roca marina más grande del mundo, alberga focas y lobos marinos de octubre a abril, mientras que los delfines nadan todo el año. Con suerte, “Pechocho”, un simpático delfín local, se acerca a saludar.
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Los Mochis es una de las ciudades más jóvenes de todo el estado de Sinaloa, ya que sus inicios se dieron a principios del siglo XX
Y cuando parece que el viaje termina, llega la experiencia del tren Chepe Express. Este recorrido lleva del mar a la montaña a lo largo de 350 kilómetros, cruzando 86 túneles y 37 puentes. Los paisajes cambian entre desierto, ríos, montañas, cañones y bosques, y en invierno la nieve transforma el trayecto en algo indescriptible.
Los Mochis invita a descubrir el norte de México desde otra perspectiva, donde aventura, cultura y naturaleza se entrelazan. Aquí, el mar se encuentra con la montaña, el pasado se mezcla con el presente, y cada vivencia queda como un recuerdo inolvidable.
