La Reserva de la Biósfera Tehuacán-Cuicatlán es un lugar, lleno de vida y colores, resguarda uno de los ecosistemas más antiguos de Mesoamérica. Aquí crecen más de 3,000 especies de plantas, muchas de ellas endémicas, como los enormes cactus columnares que parecen tocar el cielo. Es como caminar por un jardín milenario donde la naturaleza ha encontrado su propio ritmo.

Foto: Daniela Portillo
En conferencia de prensa, se dió el banderazo oficial de esta ruta turística de la Reserva de la Biósfera Tehuacán-Cuicatlán, en donde se darán recorridos turísticos todos los sábados a $1000 pesos por persona, con la posibilidad de recibir un descuento del 30% para toda persona que acredite ser poblano con algún comprobante de domicilio.

Foto: Daniela Portillo
La secretaria de Desarrollo Turístico del estado de Puebla, mencionó que esta ruta, además de que se incorpora a las ya existentes en Xicotepec o Cuetzalan, tan solo es una de las muchas que están en proyecto y que se desarrollarán durante esta administración, por lo que exhortó estar pendientes al sitio VisitPuebla para conocer toda la información de estas rutas turísticas.

Foto: Daniela Portillo
¿Qué más sobre esta ruta a la Reserva de la Biósfera Tehuacán-Cuicatlán?
La funcionaria dió a conocer que el turismo en Puebla va creciendo, ya que informó que durante el primer semestre del 2025, Puebla recibió aproximadamente a 7 millones de visitantes, lo que representa un 6.7% en relación al año anterior, generando una derrama económica de 2 mil millones de pesos.

Foto: Daniela Portillo
Además de su riqueza natural, esta reserva guarda huellas profundas del pasado. En sus cuevas y abrigos rocosos se han hallado vestigios de civilizaciones prehispánicas, incluyendo pruebas del cultivo más antiguo de maíz conocido. Este lugar no solo protege la biodiversidad, también cuida la memoria de quienes habitaron estas tierras hace miles de años.
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Recorrer la reserva es una experiencia que conecta con lo esencial. Los paisajes son tan diversos como sorprendentes: desiertos, montañas, ríos y valles. Todo convive en un mismo espacio, armonioso y sereno. Quien la visita, no solo se lleva fotos, sino una profunda admiración por la forma en que la vida ha sabido florecer aquí, en medio de lo que parece una tierra dura, pero que en realidad está llena de vida y sabiduría.
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