Desde lejos, la figura parece emerger del subsuelo de la única isla que hay en la Presa Presidente Calles. Su altura la coloca entre las esculturas más grandes que existen en México y le confiere, aun a la distancia, una imponente majestuosidad que no deja indiferente a quien la contempla.

Conforme uno se acerca, a bordo de una de las lanchas que hacen de taxi colectivo entre el pueblo y la isla, los rasgos de esa figura se tornan más claros y en su rostro se aprecia una improbable mezcla de dolor y serenidad, así como una particularidad inquietante a primera vista.

Aunque no hay una cruz que le sostenga, la escultura representa a Jesús crucificado, pero con una característica que le distingue de cualquier otra no solamente en el país sino en todo el mundo: le falta un brazo y una pierna, las extremidades del costado derecho, por eso se le conoce como el Cristo Roto.

Historia del Cristo Roto

El monumental Cristo Roto, una de las cinco esculturas más grandes de México, se encuentra en el Pueblo Mágico de San José de Gracia, en el estado de Aguascalientes. La imagen de este Cristo tiene su origen en un relato escrito en Sevilla por Ramón Cué Romano, un sacerdote jesuita nacido en la ciudad de Puebla.

En esa obra literaria, de cinco capítulos, un sacerdote cuenta cómo encontró al Cristo Roto en un bazar de antigüedades y cómo, a pesar de que le faltaba la pierna y el brazo derechos, desde el primer momento le llamó la atención por su hermosura y decidió comprarlo. Después de regatear el precio de 3,000 pesetas con el vendedor, consiguió llevárselo por 800, no sin arrepentirse de haber disputado el precio del Cristo ”como si fuera mercancía”.

A solas en su habitación con el Cristo, el sacerdote se dirige a la figura y pregunta: “¡¿Quién fue el que se atrevió contigo?! ¡¿No le temblaron las manos cuando astilló las tuyas arrancándote de la cruz?! ¿Vive todavía? ¿Dónde? ¿Qué haría hoy si te viera en mis manos…? ¿Se arrepintió?”

Por respuesta, el sacerdote escucha un tajante “¡Cállate!” que lo interrumpe. Era el Cristo, que le pedía respetar a la persona que lo maltrató de esa manera: “Yo ya lo perdoné. Yo me olvidé instantáneamente y para siempre de sus pecados”.

El sacerdote le dice, entonces, que no puede verlo en ese estado y promete llevarlo al taller para repararlo, “aunque el restaurador me cobre lo que quiera”, pero la voz que le había reprochado sus cuestionamientos le prohíbe hacerlo y pronuncia una frase que puede leerse en el santuario y que refleja, de manera fiel, el simbolismo de ese Cristo Roto: «Quiero que al verme roto, te acuerdes siempre de tantos hermanos tuyos que conviven contigo; rotos, aplastados, indigentes, mutilados. Sin brazos porque no tienen posibilidades de trabajo, sin pies por que les han cerrado los caminos, sin cara porque les han quitado la honra. Todos los olvidan y les vuelven la espalda».

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Un pueblo bajo el agua

San José de Gracia se ubica a la orilla de la Presa Presidente Plutarco Elías Calles, primera obra hidráulica de Aguascalientes cuya construcción inició en 1927 y concluyó al año siguiente. La leyenda cuenta que a esta presa no sólo la llenaron los ríos que la alimentan, sino también las lágrimas de los habitantes del antiguo pueblo que desapareció bajo el agua, justo en el sitio hacia el que apunta la única mano del Cristo Roto.

Tras el inicio de operaciones de la presa, sólo 16 familias se quedaron a vivir en el lugar y fundaron el nuevo pueblo, que ha logrado resurgir en gran parte gracias al Santuario del Cristo Roto, fundado el 16 de abril de 2006. El santuario se convirtió en fuente de turismo religioso y cada año es visitado por miles de fieles, sobre todo de Aguascalientes y de estados aledaños, que llegan para pedir, principalmente, salud y trabajo.

Foto: Detalle del Cristo Roto

Foto: Presa Plutarco Elías Calles

Foto: Aspecto general del santuario del cristo roto y la Presa Plutarco Elías Calles

Taxis acuáticos

Debido a que el santuario se encuentra en un islote, es preciso abordar, desde el embarcadero del pueblo, botes que funcionan como transporte colectivo para llevar a la gente hasta donde está el Cristo Roto. También hay algunas embarcaciones que hacen paseos turísticos por la presa.

Estos últimos botes son ideales para conocer, en familia o con amigos, un poco más de San José de Gracia, ya que el recorrido más completo comprende Los Cañones donde puede verse, entre los riscos, una piedra tallada en la que se aprecia una calavera y la cabeza de un águila, la cortina de la presa y una vuelta al islote en el que se encuentra el santuario. Un dato importante: en estos paseos la embarcación no se detiene para que la gente baje al santuario, a menos de que se pague una cuota extra.

Ya sea que se vaya directamente al santuario o se realice un recorrido más extenso, al regresar a San José de Gracia puede tomarse un tren turístico —muy económico—, que da una vuelta por este Pueblo Mágico, o bien, recorrer un pequeño mercado, cerca del embarcadero, donde hay lugares en los que se puede comer muy bien y a precios increíblemente bajos.

Desde que se fundó el Santuario del Cristo Roto, cual si se tratara de un milagro, San José de Gracia ha recibido a miles de visitantes, sobre todo en julio, que es cuando se celebra el aniversario de la imagen y al pueblo llegan alrededor de 20 mil visitantes entre fieles, turistas y curiosos, que disfrutan, durante una semana, de diversas actividades religiosas, culturales, deportivas y recreativas.

De los atractivos que hay en San José de Gracia, yo me llevo en la memoria el gesto de dolor sereno que se ve en el rostro del Cristo Roto y los atardeceres del pueblo, con cielos de colores tan bellos que parecen haber sido trazados por un pincel divino.

Foto: Embarcadero del pueblo para visitar el Cristo Roto

Foto: Paseos por la presa