El municipio de Dolores Hidalgo, Guanajuato, es el centro de fabricación en México de la cerámica mayólica, una tradición que nos heredaron los españoles.
Su nombre hace referencia a la cerámica vidriada al estaño que Italia importaba de España en barcos mallorquines. Esta cerámica inspiró el desarrollo de la mayólica en Italia, en la que los diseños tuvieron gran importancia.
Este tipo de cerámica es muy similar a la talavera poblana. De hecho, fueron artesanos de Talavera de la Reina quienes enseñaron la técnica, en tiempos de la Colonia, en Aguascalientes, Guanajuato, Jalisco y Puebla. Lo que las diferencia son sus acabados, detalles de fabricación y, por supuesto, su origen.
Puede decirse que esta técnica es todo un arte del Renacimiento italiano que sobrevive hasta nuestros días. Es una de las preferidas de los amantes de las artesanías de lujo.
Origen de la cerámica mayólica
El origen de este tipo de cerámica -vidriado al estaño decorado con dibujos pintados a mano- y otras similares, se remonta al siglo XIII en el mundo islámico. De ahí comenzó a extenderse por el actual territorio de Europa de mano de los romanos, hasta que llegó a los ceramistas de Bizancio.
Materiales como la arcilla, óxidos colorantes y esmalte de plomo son imprescindibles para crear estas cerámicas. Todo el proceso de dibujo y pintado se realiza completamente a mano y, en el caso de la mayólica, flores y pájaros predominan en sus diseños.
La cerámica mayólica cuenta con un estilo de decoración recio y fresco, debido a la limitación de tonos por los óxidos colorantes que se usa. Su método de pintura es directo sobre la superficie del vidriado sin cocer aún, lo que provoca que se elimine el borrado y repintado. Siendo así, un estilo único en el arte de la cerámica.
Para mediados del siglo XV, se valoraba en gran medida el trabajo de los artesanos, los cuales mostraban un nuevo estilo nombrado “historiado”. Este nuevo estilo se distinguía por reflejar una historia con escenas complicadas hechas a gran detalle, fue así como los temas mitológicos reemplazaron a los religiosos y destacaban en la decoración única de las cerámicas.
La tradición de fabricar cerámica mayólica en Dolores Hidalgo, Guanajuato, se le atribuye al cura Don Miguel Hidalgo y Costilla, “El Padre de la Patria”. Él abrió allí una fábrica de ladrillos y una alfarería donde se producía loza de primera clase. El lugar tuvo bastante éxito en el mercado, superando a la cerámica que se fabricaba también en Puebla, conocida como talavera poblana.