Debido a la gran cantidad de nutrimentos que contiene y los beneficios que aporta, la semilla de amaranto está considerada como un súper alimento que puede ayudar en la prevención de la diabetes y otras enfermedades crónicas.
En México, el cultivo del amaranto data de la época prehispánica y, actualmente, en Huamantla, municipio perteneciente al estado de Tlaxcala, el agricultor Hugo Esteban Rojas busca impulsar la producción y promoción de este cereal.
Por lo anterior y aprovechando sus cultivos orgánicos de maíz y amaranto, el señor Hugo Esteban creó un taller que incluye un recorrido por sus parcelas, una obra de teatro y, finalmente, la elaboración de alimentos con amaranto.
El recorrido
Para llegar a los terrenos de cultivo es necesario contar con vehículo. Después de un trayecto de aproximadamente 15 minutos, iniciamos el recorrido entre plantas de maíz donde Hugo Esteban Rojas, integrante del colectivo Huautitlax, nos habló de la diferencia entre los cultivos orgánicos y aquellos tratados con fertilizantes químicos.
También nos comentó que el amaranto es una fuente muy rica en proteínas, vitaminas y minerales que todos deberíamos tener en nuestra dieta diaria, y es uno de los objetivos del taller: que esta semilla se consuma cada vez más y que el resto del mundo la conozca para disfrutar de sus múltiples beneficios.
La visita a los campos de cultivo se complementa con una puesta en escena realizada por Bruno Esteban Zempoalteca, hijo del señor Hugo, quien con la ayuda de unas marionetas nos contó la historia del dios Tláloc, dueño de la lluvia y los relámpagos, y su relación con los campos.
Semilla prohibida
A finales del siglo XVI, pese a sus propiedades nutritivas, tanto el cultivo como la producción del amaranto fueron prohibidos debido a temas religiosos; de esta manera, se redujo su consumo y, por largo tiempo, fue condenado al olvido.
La razón de la prohibición fue que los sacerdotes aztecas hacían figuras de dioses con una masa de amaranto, producto de una mezcla de las semillas con miel, que comían en un rito semejante a una comunión y ello causó una gran molestia a los españoles, quienes relegaron al amaranto.
Delicias de amaranto
Después del recorrido por sus cultivos y conocer sobre la historia y recolección del amaranto, el señor Hugo Esteban nos invitó a su taller, en donde nos mostró las diferentes maneras de utilizar la nutritiva semilla de amaranto como alimento.
Allí nos mostró una máquina en la que se hornea las semillas para que se cuezan y “revienten”, algo así como unas “palomitas”, pero de amaranto. También nos sirvió un agua de sabor a la que se agregó amaranto y el resultado es espectacular.
Posteriormente, nos mostraron varios platillos elaborados a partir de la semilla de amaranto, como una sopa a la que el súper alimento añade una consistencia aterciopelada muy agradable al paladar y que se lleva muy bien con el caldillo de tomate, así como unas “tortitas” elaboradas también con el amaranto como base.
Otro platillo que nos agradó fueron unas hojas de amaranto, rellenas de queso y recubiertas con polvo de maíz realmente deliciosas. Por supuesto, no podía faltar como postre las tradicionales “alegrías”, una golosina muy mexicana elaborada con semillas de amaranto y miel. Este alimento es tan versátil que puede emplearse también en panadería, repostería y confitería.
Experiencia inolvidable
Otra de las ideas del taller en general es, también, motivar a las personas a practicar un turismo más ecológico y, tras la aparición de la COVID-19, este es uno de los momentos para llevarlo a cabo, ya que las actividades al aire libre permiten, además de salir de la rutina de la ciudad, mantener una sana distancia con otras personas.
Así que si viajas a Huamantla, no te pierdas este taller que, te lo aseguramos, se convertirá en una gran experiencia a través de la cual adquirirás conciencia sobre una alimentación saludable y un consumo más responsable. En resumen, será una experiencia que guardarás en el paladar, el pensamiento y el corazón.