Los Platillos típicos de Oaxaca, son una joya culinaria de México. Oaxaca es reconocida por su riqueza, diversidad y profunda conexión con las tradiciones ancestrales.
Esta región destaca por sus siete moles emblemáticos —negro, rojo, verde, amarillo, coloradito, chichilo y manchamanteles—, así como por platillos típicos como las tlayudas, el quesillo, los tamales y los chapulines. Además, el mezcal, bebida icónica elaborada a partir del agave, forma parte esencial de la cultura local.
Oaxaca ha sido galardonada en múltiples ocasiones, reafirmando su posición como un destino gastronómico de primer nivel. En los Food and Travel Reader Awards 2024, fue reconocida como el Mejor Destino Gastronómico de México, además de obtener premios para restaurantes, hoteles y propuestas turísticas socialmente responsables.
La Guía Michelin 2025 incluyó 24 establecimientos oaxaqueños, destacando la calidad y diversidad de su oferta culinaria. También, la cocinera tradicional zapoteca Abigail Mendoza Ruiz fue premiada con el Premio Nacional de Artes y Literatura 2022, subrayando la importancia de preservar la cocina tradicional.
Estos reconocimientos colocan a Oaxaca en el mapa gastronómico mundial, resaltando la fusión entre técnicas ancestrales y propuestas contemporáneas. Visitar Oaxaca es una experiencia cultural y gastronómica única que invita a descubrir sabores auténticos y vivir tradiciones milenarias.
Tlayuda
La tlayuda es uno de los platillos más representativos de Oaxaca. Consiste en una tortilla de maíz muy grande, semi-tostada en comal, lo que le da una textura crujiente.
Se unta con asiento (manteca de cerdo), frijoles refritos, y se acompaña con quesillo (queso Oaxaca), lechuga, aguacate, y carne como tasajo, cecina o chorizo.
A menudo se sirve doblada por la mitad, como una especie de pizza oaxaqueña. Aunque se puede encontrar en mercados y puestos callejeros, su preparación casera tiene un sabor único.
Es considerada un alimento completo por su tamaño y mezcla de ingredientes. Ideal para compartir.
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Mole negro
El mole negro es el rey de los siete moles tradicionales de Oaxaca. Su preparación es compleja: lleva más de 30 ingredientes, entre ellos chiles secos (chilhuacle negro, mulato, pasilla), especias, plátano macho, nueces, tortilla tostada, chocolate y ajonjolí.
Su color oscuro y sabor profundo lo hacen único, combinando lo dulce, salado y picante en una sola salsa espesa. Se suele servir con guajolote (pavo) o pollo, acompañado de arroz y tortillas hechas a mano.
Es un platillo típico de celebraciones importantes como bodas, fiestas patronales y el Día de Muertos. Cada familia guarda su propia receta secreta de mole.
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Chapulines
Los chapulines son saltamontes que se recolectan durante la temporada de lluvias y se tuestan en comal con ajo, sal y jugo de limón, a veces con chile.
Son un antojo ancestral de raíces prehispánicas y hoy en día son botana, acompañamiento de tlayudas, tacos o incluso mezcal. Su textura es crujiente y su sabor va de lo salado a lo ligeramente ácido o picante, dependiendo del condimento.
Comer chapulines es toda una experiencia cultural y culinaria. Además, son una fuente rica en proteína. Puedes encontrarlos en mercados como el de Benito Juárez en Oaxaca capital.
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Tamales oaxaqueños
A diferencia de otros tamales mexicanos, los oaxaqueños suelen envolverse en hojas de plátano, lo que les da un sabor y textura particular.
Los más tradicionales son de mole negro con pollo, chileajo, chepil (una hierba aromática), rajas con queso o dulce.
La masa de maíz se mezcla con manteca y se cuece al vapor durante horas. Se sirven calientes, a menudo en desayunos o como parte de celebraciones.
El aroma que desprenden al abrir la hoja es inolvidable. Su preparación es laboriosa, por lo que muchas familias los cocinan en grupo, como parte de una tradición compartida.
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Tasajo
El tasajo es una carne de res salada y secada al aire, muy típica en Oaxaca. Se corta en tiras largas y delgadas, y se asa en comal o carbón hasta que queda jugosa y ligeramente dorada. Se sirve comúnmente con tlayudas, frijoles, chiles asados y quesillo.
Aunque parece simple, su sabor ahumado y la textura ligeramente fibrosa lo hacen inconfundible. En muchos mercados oaxaqueños puedes ver cómo lo cocinan al momento.
Es ideal para acompañar tortillas recién hechas o como parte de una comida típica. El tasajo, junto con la cecina enchilada y el chorizo, forma una trilogía carnívora muy oaxaqueña.
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Salsa de chicatana
La salsa de chicatana es una delicia exótica hecha con hormigas voladoras (chicatanas) que emergen tras las primeras lluvias de verano.
Se recolectan a mano, se tuestan en comal y se muelen con ingredientes como ajo, chile costeño y sal.
Su sabor es ahumado, terroso y picante, muy distinto a cualquier otra salsa. Se sirve con tortillas calientes, carne asada o incluso sobre tlayudas.
Es un manjar de temporada que muchos esperan con ansias cada año. Además de su sabor, tiene un alto valor cultural, ya que su preparación está ligada a la tradición indígena y al respeto por la naturaleza.
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Caldo de piedra
El caldo de piedra es una preparación ancestral de origen chinanteco, tradicional de la región de Tuxtepec, Oaxaca.
Lo extraordinario es su método de cocción: se colocan los ingredientes —pescado o camarón, jitomate, chile, cebolla, epazote— en un jícara o cuenco, y luego se introducen piedras volcánicas al rojo vivo, que cocinan el caldo al instante.
El resultado es una sopa caliente, aromática y muy sabrosa, con un toque de ritual comunitario. Este platillo no solo alimenta, también une a las personas en una experiencia colectiva.
Aunque es típico de comunidades indígenas, hoy puede disfrutarse en eventos gastronómicos o ferias culturales.
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Pan de yema
El pan de yema es un pan dulce tradicional de Oaxaca, muy suave, de textura esponjosa y color amarillo dorado, gracias a la gran cantidad de yemas de huevo que contiene.
Se suele decorar con ajonjolí y es común en celebraciones religiosas, bodas y festividades como el Día de Muertos. Este pan suele acompañar el chocolate oaxaqueño en el desayuno o la merienda.
Su sabor ligeramente dulce, aroma a horno de leña y la delicadeza de su miga lo han convertido en un emblema panadero del estado. En muchos hogares, aún se hornea de manera artesanal, preservando la receta original.
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Chile de agua relleno
El chile de agua es una variedad endémica de Oaxaca, muy apreciada por su sabor y textura. A diferencia del chile poblano, es más pequeño y suele tener un picor moderado.
Se rellena tradicionalmente con queso fresco o picadillo, y puede servirse capeado o al natural, bañado en salsa de jitomate.
Es un platillo muy casero y estacional, ya que el chile de agua solo se da durante ciertos meses del año. Su sabor fresco y ligeramente picoso lo hace perfecto para una comida equilibrada. Además, forma parte de las cocinas de los Valles Centrales y es símbolo de identidad local.
Tamales de pescado
Estos tamales son característicos de las regiones costeras de Oaxaca, como el Istmo de Tehuantepec. Se preparan con masa de maíz y un relleno de pescado guisado con jitomate, cebolla, chile y hierbas.
Se envuelven en hojas de plátano y se cuecen al vapor, resultando en un platillo suave, húmedo y muy sabroso. Su preparación puede variar según la comunidad: en algunos casos, se les agrega epazote o chile costeño.
Son típicos de festividades religiosas o rituales tradicionales, y se consumen mucho en Semana Santa. Su sabor es una mezcla de mar y tierra, una fusión única de ingredientes oaxaqueños.
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