Los Tlalchichis, apodados los “perritos colimotes o bailarines”, encarnan un legado preciado de la antigua civilización prehispánica que prosperó en Colima y partes de Jalisco. Estos canes diminutos, cuyo nombre traduce “perro de suelo o perro terrestre”, emergen como símbolos distintivos de la región, imprimiendo su marca en la identidad cultural del estado.
Aunque su presencia física ya no nos acompaña en la actualidad, los Tlalchichis persisten en la memoria histórica y en las representaciones artísticas que los han eternizado. Estos canes destacaban por su similitud con los xoloescuincles al estar desprovistos de pelaje, pero se diferenciaban por su tamaño más reducido y su corpulencia.
Más que simples mascotas, los Tlalchichis desempeñaban un papel crucial en la visión de la vida después de la muerte. Se creía firmemente que estos nobles animales guiaban a sus dueños en su tránsito hacia el más allá. En momentos de fallecimiento, eran sacrificados para acompañar a sus amos en su viaje final. De manera sorprendente, se han descubierto representaciones de estos perritos con rasgos humanos, sugiriendo que en ocasiones eran sacrificados en lugar de seres humanos, posiblemente como un intento de burlar a la muerte.
Las representaciones artísticas de los Tlalchichis han sido descubiertas principalmente en las tumbas de tiro de Comala, evidenciando su relevancia en las creencias y rituales funerarios de la antigua civilización colimense. En la actualidad, estas figurillas son reverenciadas como auténticos tesoros culturales, destacando como emblemas distintivos de Colima.
¿Qué más de los Perritos Colimotes?
En la capital del estado, una escultura monumental de bronce, titulada “Perros Bailarines de Colima”, inmortaliza la esencia y la elegancia de estos animales en un baile eterno. Aunque su significado puede interpretarse de diversas maneras, algunos ven en esta obra la transmisión del conocimiento y la cultura de una generación a otra, simbolizando la conexión perdurable entre el pasado y el presente.
En la actualidad, estas preciosas figurillas prehispánicas pueden contemplarse en varios museos de Colima, como el Museo Regional de Historia de Colima o el Museo Alejandro Rangel Hidalgo en Nogueras, este último posee una de las colecciones más sobresalientes de cerámica prehispánica en la región occidental de México. Estos espacios culturales brindan a los visitantes la oportunidad de explorar y celebrar el legado de los Tlalchichis.
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Aunque las piezas originales de los Tlalchichis no pueden comercializarse debido a su valor histórico y cultural, hoy en día existen diversas artesanías modernas inspiradas en estas icónicas figuras y en la encantadora raza Tlalchichi. Los visitantes tienen la oportunidad de adquirir estas creaciones y llevar a sus hogares un fragmento de la historia y tradición de Colima. Estas artesanías no solo representan hermosos recuerdos del viaje, sino que también contribuyen a preservar y difundir la riqueza cultural del estado. ¡No olvides llevarte una durante tu visita a Colima!
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