Descubre la riqueza y encanto de Colima, un pequeño paraíso en la costa del Pacífico mexicano que deslumbra con su diversidad natural y cultural. Desde las playas doradas de Manzanillo hasta los bosques de la Sierra de Manantlán, este estado ofrece un abanico de atractivos para todos los gustos. Pozole seco

Sumérgete en las aguas cristalinas de la Bahía de Santiago, perfectas para nadar, practicar deportes acuáticos o simplemente relajarse bajo el cálido sol. Adéntrate en la historia y la arquitectura colonial de la ciudad de Colima, donde la Catedral Basílica de Colima y el Museo Regional de Historia son imperdibles. Explora los misteriosos petroglifos de La Campana o maravíllate con la majestuosidad del Volcán de Colima, siempre presente en el horizonte.

Pero no solo la naturaleza y la historia son los protagonistas, la gastronomía colimense deleita con sabores únicos. Y el tema de hoy va enfocado en los sabores de este estado, por ejemplo, no puedes dejar de probar el ceviche de pescado fresco, la sopa de mariscos o los tacos de camarón, platillos que capturan la esencia del mar en cada bocado. Y para los amantes del dulce, los tatemados, dulces de leche quemada envueltos en hoja de plátano, son una tentación irresistible.

Colima, tierra de contrastes y sabores, te espera con los brazos abiertos para brindarte una experiencia inolvidable. Ven y descubre por qué este pequeño estado esconde grandes tesoros que cautivan a todo aquel que se aventura a explorarlo.

Historia del pozole seco

El pozole es mucho más que una sopa en México; es un plato cargado de historia, tradición y sabor. Originario de la época prehispánica, este manjar combina maíz, carne (tradicionalmente cerdo o pollo) y una variedad de condimentos, como chiles, cebolla, rábano y limón. Su color y sabor varían según la región: blanco, verde o rojo.

Pero más allá de su deliciosa complejidad gastronómica, el pozole representa un vínculo con las raíces indígenas del país, fusionando ingredientes autóctonos con influencias españolas. Además, es un plato emblemático de celebraciones y reuniones familiares, especialmente en ocasiones festivas como Navidad, Año Nuevo o Día de Muertos.

En cada cucharada, el pozole no solo alimenta el cuerpo, sino que también alimenta el alma, recordándonos la riqueza cultural y culinaria de México. Sin embargo, la gastronomía de Colima busca ofrecerte algo innovador con su emblemático platillo de pozole seco.

Una de las variantes menos conocidas es el pozole seco, originario de Colima y surgido por accidente, como muchos platillos. La imagen típica del pozole incluye un caldito con maíz, carne (usualmente cerdo o pollo) y otros ingredientes adicionales como lechuga, rábano, cebolla y orégano. Se sirve con tostadas untadas de crema y una pizca de sal.

Pero en Colima se presenta una deliciosa variante llamada pozole seco, que es esencialmente la misma preparación pero con menos caldo y una consistencia más espesa, similar a una salsa. Este platillo está intensamente condimentado y se diferencia principalmente en su forma de servir y disfrutar. Los granos de maíz se mezclan con una salsa de chiles secos, tomates y especias en lugar de estar sumergidos en un caldo abundante.

Origen y modo de presentación

Se sirve en un tazón, donde primero se colocan el maíz y la carne, para luego ser cubiertos con la salsa y los acompañamientos habituales como lechuga, rábanos, cebolla, orégano y chiles en vinagre. Para disfrutarlo, se coloca una porción sobre una tostada untada con crema.

Es muy valorado por su sabor picante y su textura seca, que conserva el mismo sabor característico del pozole tradicional. Desde hace muchos años, es común consumirlo como merienda en Colima, y gradualmente ha ganado popularidad en otras partes del país.

Como muchos platillos clásicos, el pozole seco surge de un accidente gastronómico. En Colima, una cocinera cuyo nombre se perdió en el tiempo cocinaba el maíz cacahuacintle en caldo de cerdo, lo dejó hervir y lo olvidó. Al regresar, se dio cuenta de que el caldo se había evaporado por completo. Decidió probar los granos de maíz en una tostada y descubrió que el sabor se había intensificado. Luego, ofreció esta creación a familiares y amigos.

El sabor suave de los granos de maíz y la carne casi se deshaciendo en la boca cautivaron a quienes lo probaron. La cocinera decidió venderlo en su local en tostadas, y el resultado fue un rotundo éxito. La nueva versión fue recibida con entusiasmo, e incluso hubo quienes la prefirieron sobre el pozole tradicional.

Este exquisito pozole se presenta en tostadas, como mencioné anteriormente. Por lo tanto, puede variar ligeramente con respecto al tradicional, por ejemplo, sustituyendo el rábano por cebolla desflemada o la salsa roja por salsa verde. Sin embargo, el elemento que debe permanecer invariable es el grano de maíz cacahuacintle.

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Ingredientes y modo de preparación

Ingredientes

300 gramos de Maíz pozolero (cacahuacintle)

200 gramos de cebolla blanca picada

300 gramos maciza de cerdo

5 gramos de chile de árbol seco

3 ajos

3 gramos de orégano seco

100 mililitros de Caldo de pozole (agua de cocción)

100 gramos de limón

50 gramos de rábano en rebanadas finas

100 gramos de col blanca rallada finamente

Sal y pimienta

Comino

Tostadas

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Preparación

1. Hierve la carne de cerdo en abundante agua hasta que esté cocida y tierna. Deja que se enfríe y luego desmenúzala. Reserva.
2. Para preparar la salsa, coloca en la licuadora 100 gramos de cebolla, chile de árbol, ajo, sal, pimienta, comino y un poco del agua de cocción de la carne. Mezcla hasta obtener una salsa homogénea. Rectifica la sazón si es necesario. Reserva.
3. Para armar las tostadas, coloca primero la col blanca, luego los granos de elote y la carne de cerdo desmenuzada. Espolvorea por encima cebolla, rábano, orégano y salsa de chile de árbol.
4. Acompaña con limón y ¡disfruta!

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