En el estado de Jalisco, hay un pueblo que atrae a los viajeros amantes de lo misterioso y lo curioso. Allí, las calles son recorridas por brujas y hechiceros, fascinando a aquellos que se dejan cautivar por la magia de este destino único. Acatic

Acatic, una comunidad dentro del municipio del mismo nombre, se encuentra entre las barrancas del Río Verde, en la Zona Altos Sur de Jalisco, a menos de una hora de la capital tapatía, dejando de lado el misterio y revelando su ubicación geográfica.

Al llegar a la entrada de este rincón jalisciense, lo primero que se puede ver es un cartel que advierte: “Cuidado. Cruce de escobas”. Para los habitantes, esto no es algo que se toma a la ligera. Quienes han crecido en esta tierra conocen bien las leyendas populares, cuentos y hasta canciones que afirman que Acatic es hogar de brujas, magos y hechiceros. Esta idea se originó en el México colonial y ha perdurado a través de los siglos gracias a la tradición oral.

Algunas de las historias más arraigadas en el imaginario colectivo de esta comunidad datan de varios siglos atrás. Se cuenta que existe un documento del Tribunal de la Santa Inquisición del año 1774, que relata el juicio contra un mulato llamado Joseph Sebastian.

La autoridad suprema en aquel entonces acusó y sentenció a este hombre por “tener un pacto con el Diablo”, debido a su inusual y perturbadora habilidad para montar bestias. Junto a él, fueron acusados otros tres hombres: Juan de Lara, Pedro de Lara y Pedro Tiburcio, bajo la acusación de practicar brujería según la iglesia. Esta sentencia marcó el inicio de la leyenda de los famosos “Brujos de Acatic”.

¿Qué más de Acatic?

Otro personaje que se suma a esta lista de “hombres de magia” es Sóstenes, del cual se cuenta que, gracias a un pacto con Satanás, tenía la capacidad de transformarse en distintos animales, es decir, era un nahual. En cierta ocasión, decidió transformarse en guajolote, pero para su desgracia, fue capturado por una familia que buscaba prepararlo para comer. Justo cuando estaban a punto de sacrificarlo, el animal pronunció con voz humana: “¡No me maten, soy Sóstenes!”.

Ante el tremendo susto de la familia, el animal logró liberarse y corrió por el patio mientras recuperaba su forma humana. Según las historias, este era un plan astuto, ya que la esposa del nahual solía venderlo como guajolote. Sin embargo, al llegar a la casa de los compradores, el guajolote volaba para escapar del corral donde lo encerraban. Una vez libre, recuperaba su forma humana y regresaba a su hogar para repetir el plan.

Debido a estas y otras historias, la fascinación por estos seres sobrenaturales es muy intensa en Acatic. Además, en esta comunidad se conservan varias tradiciones relacionadas con la magia, entre las que destaca la fabricación de escobas. Según la creencia popular, “de día barren y de noche vuelan”.

Historias y leyendas

Otro vínculo con las leyendas en este pueblo es “La Hechicera”, la banda musical más famosa de la zona, que utiliza como logotipo oficial la figura de una bruja. Este emblema también es la insignia principal de la feria del pueblo, así como de varios comercios locales.

Como ocurre en gran parte de México, es habitual encontrarse con personas mayores, especialmente abuelos y abuelas, que relatan con gran emoción y alegría historias de brujas y enfrentamientos a machetazos con demonios. Algunas de estas conversaciones son tan persuasivas que fascinan a muchos viajeros y visitantes, mientras que a otros les ponen la piel de gallina.

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Con todo esto, Acatic en el estado de Jalisco, invita a todos aquellos que no temen caminar por sus calles donde merodean brujas, magos y hechiceros.

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