Ya se acercan las fechas patrias y uno de los platillos más representativos de esta celebración mexicana que no puede faltar en los hogares ¡es el pozole!, pero quizá nunca te has preguntado de donde proviene este delicioso platillo preparado con maíz.

Te pido que no te espantes, pero debes saber que, originalmente, el pozole no era preparado con carne de cerdo o pollo, sino que era elaborado ¡con carne humana!. Sí, leíste bien, durante la festividad dedicada al dios de la vegetación, Xipe Totec, los aztecas practicaban un ritual que se conoce como sacrificio gladiatorio.

¡Pon atención!, el ritual consistía en que un prisionero de guerra era atado a un enorme disco de piedra con una cuerda que le permitía libertad de movimientos.

El cautivo, con armas de madera, debía combatir contra guerreros aztecas que portaban armas de combate y así tenía una opción de sobrevivir, sin embargo, casi siempre moría y en ese momento los sacerdotes se apresuraban para abrirle el pecho y ofrecer su corazón a Xipe Totec.

El “pozole prehispánico”

Luego de que los sacerdotes entregaban el cuerpo del sacrificado al guerrero que lo había hecho prisionero, éste le enviaba un muslo al emperador.

Se dice que quien había hecho prisionero a algún hombre para el ritual y que era llamado “sol”, invitaba a sus parientes a su casa y les daba un “plato especial”, elaborado a base de granos de maíz con un pedazo de carne del sacrificado.

Los sacrificios han formado parte de la historia de México y el mundo, de hecho, se creía que una vez muerto se pertenecía a la divinidad, por lo tanto, la ingestión era una forma de revitalización.

La historia también cuenta que el pozole, en tiempos antiguos, era servido en los funerales y no en las fiestas como se acostumbra actualmente. Lo cierto es que este alimento ha evolucionado a lo largo de los años y, afortunadamente, ya no es elaborado con carne humana.

En gran parte de México es común encontrarlo rojo, verde, blanco, con pollo o carne de cerdo, ¡y siempre es delicioso!