En 2012 se estrenó la película Fly of the Butterflies producida en formato 3D por SK Films y Sin Sentido Films, y financiada, entre otros, por el extinto Consejo de Promoción Turística, el Gobierno del Estado de México y el de Michoacán.
Se basó en una historia real del científico canadiense Fred Urquhart, que junto con su esposa Norah, pasó 40 años de su vida investigando la misteriosa migración invernal realizada cada año por las mariposas monarca sin saber a dónde llegaban.
Probaron diferentes maneras de etiquetar mariposas para rastrear sus recorridos, logrando crear una red de 3 mil “ciudadanos científicos” que las buscaron durante décadas en su trayecto a lo largo de Norteamérica iniciando por Canadá, pasando por los Estados Unidos y llegando finalmente a México, en un trayecto de entre 4 mil a 4 mil quinientos kilómetros.
En el invierno de 1975, encontraron a millones de mariposas monarca en los bosques templados de piño y oyamel ubicados en la parte suroeste de las laderas, entre los estados de México y Michoacán, a 2,800 metros de altitud.
Para resguardar la zona donde se ubican cada año, el gobierno de México declaró 56,259 hectáreas como “Reserva de la Biósfera de la Mariposa Monarca” en los referidos estados y fue declarada Patrimonio Natural de la Humanidad el 8 de julio de 2018 por la Organización de las Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura (Unesco), debido a la belleza estética excepcional de la migración y el fenómeno natural de las mariposas que cubren los árboles.
En realidad se trata de una de las migraciones más sorprendentes del reino animal en el mundo, ya que el peso de una mariposa monarca oscila entre los 0.27 y 0.74 gramos, es decir, es cinco veces más liviana que una moneda actual de 50 centavos, siendo inconcebible que con dicho peso recorran más de 4 mil kilómetros.
Foto: bbarlow / pixabay.com
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Para este 2025, han llegado a partir de noviembre las mariposas monarca a los Estados de México y Michoacán, y se han asentado por colonias en sus bosques donde permanecerán hasta el mes de marzo de 2026.
La mejor fecha para su avistamiento es en los meses de diciembre y enero, ya que inician su dispersión hacia el norte aproximadamente a mediados de febrero, razón por la cual exploradores de México y el resto del mundo, han empezado a programar sus visitas, algunos para observación y otros incluso para meditar en estos santuarios que resguardan uno de los fenómenos naturales más extraordinarios que existen.
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