En el año 2002, Cuetzalan del Progreso se convirtió en el primer Pueblo Mágico del estado de Puebla y, hasta hoy, sigue siendo para muchos turistas y viajeros la definición perfecta de ese nombramiento que fue creado para impulsar el turismo en las localidades de México con tradiciones arraigadas, rica arquitectura o paisajes naturales excepcionales.
Por su ubicación geográfica, en la Sierra Norte de Puebla, y su cercanía con el Golfo de México, Cuetzalan goza de un clima húmedo que permite el desarrollo de abundante vegetación y flora exótica como las orquídeas, de las que en esta región de Puebla florecen 82 variedades de las 120 con las que cuenta México, muchas de las cuales puede verse en lugares como el Jardín Botánico Xoxoctic.
Asimismo, cuenta con inmuebles, principalmente religiosos y algunas casonas, que datan del siglo XIX, como la Parroquia de San Francisco de Asís, en el centro de la población, que cuenta con una torre de 68 metros de altura, la más alta de los templos católicos en el estado, o la “Iglesia de los Jarritos”, consagrada a la Virgen de Guadalupe y construida por el arquitecto francés Eugène ViolletleDuc, quien también se encargó de edificar el Santuario de la Virgen de Lourdes, en Francia.
Finalmente, su población es principalmente indígena, alrededor del 70%, entre nahuas y totonacos, que conservan sus respectivas lenguas, visten su ropa tradicional y mantienen sus costumbres, tradiciones y ceremonias ancestrales como la Danza de los Voladores que realizan en el atrio de la Parroquia de San Francisco de Asís. Enclavado entre montañas que son bañadas por la niebla al amanecer y al final del día, el municipio de Cuetzalan cumple con creces con todos los requisitos para ser considerado un Pueblo Mágico que enamora con sus estrechas calles empedradas, sus tejados y su tianguis de los domingos, donde se comercializa café, especias, plantas comestibles, flores, carne y diversas artesanías.
Atractivos naturales
Mención aparte merece la riqueza natural con la que cuenta Cuetzalan, ríos, pozas, cascadas, grutas… todo lo necesario y más para disfrute de las personas adeptas a las actividades como senderismo, cañonismo, tirolesas, rapel, espeleísmo y el nado.
Uno de esos lugares es la Cascada Las Brisas, que es, junto con Las Hamacas, de las más representativas de Cuetzalan. Para llegar a ella hay que caminar durante unos diez minutos por un sendero que permite apreciar la rica vegetación de la zona.
Una vez en la cascada, sólo hay que elegir cómo se inicia la visita: contemplando su belleza y la del paisaje que le rodea, o con una buena zambullida.