Michoacán ofrece una rica experiencia turística para quienes disfrutan las zonas arqueológicas, vestigios que recuerdan la grandeza de los orígenes y de quienes dieron forma a lo que hoy se conoce como el “alma de México”.
La herencia purépecha sigue viva en costumbres, tradiciones, gastronomía, artesanías, música y danza. A esto se suma la variedad de climas, paisajes, flora y fauna que distinguen al estado.



El patrimonio arqueológico es, por sí mismo, un gran motivo para viajar en cualquier época, señaló la Secretaría de Turismo de Michoacán, encabezada por Roberto Monroy García.
Entre los sitios más representativos destacan San Felipe de los Alzati en Zitácuaro; Las Yácatas en Tzintzuntzan; La Nopalera en Huandacareo; Tres Cerritos en Cuitzeo y Tinganio en Tingambato, abiertos al público con apoyo del INAH.
Estos centros ceremoniales, por su ubicación, se integran a rutas que conectan con los 10 Pueblos Mágicos del estado y su reconocida gastronomía, que cambia en cada región.



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Además, los visitantes encuentran expresiones artísticas, artesanales y opciones de hospedaje para todo tipo de presupuestos.
En Michoacán, las zonas arqueológicas cobran vida como escenarios de eventos internacionales, como la K’uínchekua en Las Yácatas de Tzintzuntzan.




