El Cerro del Crestón, con su icónico faro, se erige como un verdadero guardián de Mazatlán. Desde su cima, se puede apreciar cómo esta ciudad se despliega entre el mar y la vida cotidiana, creando una mezcla perfecta de tradición, sabor y alegría. Mazatlán no es solo un destino de playa; es un lugar que late con la energía de su gente, su historia y una vitalidad que se siente en el aire desde el momento en que llegas.
El turismo en Mazatlán ha crecido sin perder su esencia. Aquí, la hospitalidad no es una estrategia, es parte del carácter de quienes lo habitan. Las familias, los jóvenes y hasta quienes viajan solos encuentran un ritmo que los acoge. Hay quienes vienen buscando sol y mar, otros llegan atraídos por la cultura o la gastronomía, y todos se van con algo más que solo fotos: se llevan una experiencia cercana y auténtica.

Foto de Jaime Florian en Unsplash
El puerto ha sabido adaptarse al paso del tiempo. Hay hoteles modernos, pero también casonas con historia. Se han sumado cruceros y nuevos vuelos, pero las tradiciones siguen vivas, desde las bandas sinaloenses hasta las recetas que pasan de generación en generación. Mazatlán ha logrado que el visitante se sienta parte de la vida local, sin artificios ni poses.
Además, lo más valioso está en lo que no siempre se ve en los folletos: en las pláticas con los vendedores, en los atardeceres compartidos con desconocidos, en las caminatas por su malecón sin prisa. Eso es lo que hace especial al turismo en Mazatlán. Más que un lugar para vacacionar, es un destino que se siente cercano, donde cada quien encuentra su propio espacio para disfrutarlo a su manera, con los pies en la arena y el corazón tranquilo.

Gabriela Ramos – Tripadvisor – Fotos
¿Qué ver en el Cerro del Crestón?
El Cerro del Crestón es una enorme formación rocosa que se encuentra en Mazatlán, Sinaloa. Es uno de los íconos más reconocidos del destino y también una de sus atracciones más queridas. Tiene una altura de 157 metros sobre el nivel del mar y ofrece una vista inigualable del paisaje.
Lo que lo hace especial es su forma tan particular y su cercanía al puerto. Gracias a esto, se ha convertido en un punto de referencia clave para los habitantes y turistas que llegan a conocer la historia de Mazatlán.

Foto: X / @uriel_gues
En lo más alto del cerro se encuentra “El Vigía”, una estatua de bronce que representa a un hombre mirando el mar. Desde ahí, se pueden disfrutar vistas impresionantes del océano, la ciudad y sus playas.
Tiene una historia muy antigua. Se cuenta que los primeros pueblos indígenas que vivieron en esta zona lo usaban para resguardarse y como un lugar seguro para vigilar lo que ocurría a su alrededor.

Foto: X / @Aidan_Serolf



Durante la época colonial, los españoles lo usaban como punto defensivo. Desde la cima se podía observar el mar y detectar a tiempo cualquier posible amenaza que se acercara a la costa.
Hoy, el Cerro del Crestón no solo tiene valor histórico, sino también cultural. Con el tiempo se volvió un símbolo muy importante para la gente de Mazatlán, que lo ve como parte de su identidad.
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¿Qué más?
Muchos artistas y poetas lo han tomado como fuente de inspiración. Su tamaño, su belleza y lo que representa para la ciudad hacen que destaque como un lugar muy especial dentro de la historia local.
Mazatlán presume el segundo faro más alto del mundo, y se encuentra aquí. Gracias a su altura, la vista es increíble. El camino está lleno de vegetación: palmeras, flores, árboles frutales y muchas plantas que resisten el calor.

Foto: X / @Joel_OnLi
Cuando llegues a la cima, vas a poder tomar fotos del puerto, de los barcos y los cruceros que entran y salen. También verás cómo trabajan los pescadores locales y la hermosa costa de Mazatlán.
Desde lo alto también se alcanza a ver el centro histórico, con sus calles de piedra, edificios antiguos, y a lo lejos los grandes rascacielos que forman parte de la ciudad moderna.
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No hay que pagar entrada para visitar el Cerro del Crestón ni el faro. Pero, en la entrada y en la cima hay unas cajas donde puedes dejar una donación voluntaria para ayudar al cuidado del lugar. Considera que el costo de acceso al mirador es de 30 pesitos.
El lugar abre todos los días, de lunes a domingo, desde las 6:30 de la mañana hasta las 6:45 de la tarde. El mirador está disponible de 6:30 a 5:30 de la tarde.
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