Seguramente en alguno de tus viajes has tenido la oportunidad de probar las jericallas, un delicioso postre mexicano de gran tradición preparado con leche, huevos, vainilla, canela y azúcar.
Sí es así, seguramente sabrás que, además de ser delicioso, es un postre típico de la ciudad de Guadalajara, capital del estado de Jalisco en el occidente del país.
La historia de esta delicia es muy representativa para México, ya que aunque no se conoce con exactitud cuándo comenzó a formar parte de la gastronomía mexicana, sí se sabe que se elabora desde el siglo XVIII.
La historia cuenta que este postre, que fusiona ingredientes mexicanos y europeos, comenzó a elaborarse en los conventos y que su nombre proviene de “Jérica”, un pueblo de la provincia de Castellón en Valencia, España.
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Obra de la monja Jenara
Según la leyenda, todo comenzó cuando la monja Jenara Caracalla, originaria de Valencia, se encontraba cocinando en el Hospicio Cabañas y buscaba una receta francesa para preparar un postre nutritivo para los niños del hospicio.
El hecho de cambiar los ingredientes de la receta original dio como resultado al postre tapatío por antonomasía, al que le otorgaron el nombre de jericalla en honor a la monja.
Originalmente la monja realizó el postre con huevo, leche y azúcar, y le puso canela y vainilla. Lo metió al horno pero olvidó sacarlo pronto, por lo que la parte superior quedó un poco quemada.
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La monja lo probó y se dio cuenta que aunque no esperaba que la parte superior se quemara, el postre sabía delicioso y por supuesto que al servirlo a los niños, todos quedaron maravillados con el sabor.
La receta se hizo tan popular que se extendió por Guadalajara y gran parte de México, hasta convertirse en un postre muy tradicional de Jalisco y del país.
La jericalla es una verdadera delicia, así que si tienes la oportunidad de comerla en algún viaje por Guadalajara o México, ¡no dejes de hacerlo!