Por Dante Rojas Pedrizco Camino Real de Tierra Adentro
El Camino Real de Tierra Adentro, reconocido por la Unesco, fue la ruta más importante que existió para mover plata, gente e ideas durante la Colonia, y como si se negara a desaparecer y a no ser olvidada, flota anacrónicamente al norte de Guanajuato. Visitar ese corredor histórico se siente como un auténtico viaje en el tiempo: convivir con gente orgullosa de su herencia y con tradiciones preservadas por los siglos a través de ecos que aún resuenan en cada rincón.

Foto: Dante Rojas
Norte de Guanajuato vivo
La ruta arrancó en San Felipe —Torres Mochas pa’ los cuates—, ciudad orgullosa de su papel en el Camino Real y porque fue uno de los primeros sitios donde el pensamiento insurgente floreció. Fundada en 1562, se volvió famosa por la ganadería taurina y por la torre inacabada durante siglos de su parroquia que le dio el apodo.
Aquí, la dedicación de sus artesanos —de la alfarería al mezcal, del queso de tuna a las nueces frescas— da a San Felipe un carácter auténtico y laborioso, herencia viva de su espíritu independiente.

Fotos: Dante Rojas



Para sumergirse en los últimos suspiros dorados del día, lugares como el Viñedo Pájaro Azul invitan a la contemplación. Disfruta delicioso vino, aire fresco, un horizonte que parece pintado a mano y un espectáculo de charro ecuestre.
A unos 45 minutos al norte, Ocampo tiene un tesoro arqueológico: El Cóporo. La caminata hasta las estructuras más altas, regala miradores que cortan la respiración —literal y metafóricamente.
¿Qué más tomar en cuenta para visitar Camino Real de Tierra Adentro?
Recomendación práctica: lleva agua, bloqueador y calzado antiderrapante; el sol del Bajío pega sabroso. Más que buenas fotos, este sitio ayuda a entender la profundidad histórica de la región y el mestizaje cultural previo a la Colonia.


Foto: Dante Rojas

Más al sur, San Diego de la Unión —limpio y bello—, recibe al viajero con hospitalidad y aroma a campo. Te recomendamos explorar la zona natural protegida hacia la mina de estaño, con suerte hasta un venado podrías toparte.
Después de una larga caminata, a quién no le viene bien un vino. En el Viñedo Los Arcángeles, que combina elegancia y calidez desde el primer minuto, podrás disfrutar de un rato entre copas y calma. Es de esos sitios donde el amanecer huele a tierra húmeda y el atardecer te pide quedarte brindando.



Foto: Dante Rojas


El estilo boutique y los pequeños detalles hacen que no quieras irte. La cocina se luce con una pizza hecha con masa fermentada en mosto de uva, crujiente y aromática, perfecta para acompañar con una copa de su vino joven y su maridaje musical. En temporada de vendimia, puedes recorrer las hileras, cosechar y probar directo de la vid, una experiencia divertida, que refleja toda la esencia del vino guanajuatense.
Recomendaciones para tu recorrido
Te recomendamos hacer esta ruta exprés de la siguiente forma:
- Viernes: haz check inn en San Felipe Torres Mochas, prueba una cata en el viñedo Pájaro Azul, recorre y cena en el centro histórico
- Sábado: sal temprano rumbo a El Cóporo para evitar el calor, haz la visita guiada, toma fotos y continúa hacia San Diego de la Unión para una cata o noche entre viñedos
- Domingo: caminata mañanera por el cerro Peña Alta, desayuno revitalizante, y regreso con calma
Los trayectos son manejables y, con buena planeación, no rebasan un par de horas entre los puntos.

Foto: Dante Rojas



Mejor temporada para hacer esta ruta: de julio a septiembre las vendimias ponen ambiente; de octubre a febrero el cielo límpido favorece las postales. Siempre vale la pena comprar productos locales como aceites, mermeladas o quesos para extender el viaje sensorial en casa y apoyar la economía de los lugares que visitamos.
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Ven por el vino, quédate por las historias y vuelve por las vistas. Porque viajar no es solo llegar: es disfrutar cada paso del camino.
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