El estado de Jalisco guarda tesoros que sorprenden a cualquiera. Entre ellos está la Zona Arqueológica de Guachimontones, en el municipio de Teuchitlán. Es un sitio que destaca por sus pirámides circulares, tan distintas a lo que se conoce en otras partes del país. Su forma y energía lo convierten en un lugar que deja una impresión profunda en quien lo visita.

El recorrido se divide en dos partes: las pirámides y el Centro Interpretativo Guachimontones “Phil Weigand”. Cada visitante decide por dónde empezar, pero muchos prefieren iniciar en las estructuras principales y luego pasar al centro, donde comprenderán mejor lo que lograron los antiguos habitantes de la zona.

Al llegar al área de las pirámides aparecen el juego de pelota, los altares, antiguas viviendas y las famosas tumbas de tiro. Estas cámaras subterráneas, unidas por un pozo vertical, han resguardado cerámica, ofrendas y figuras humanas. Entre ellas destacan los “modelos de casa”, pequeñas escenas que muestran cómo era la vida diaria y los rituales de aquel tiempo.

Mientras avanza el camino, la vista se abre poco a poco hasta llegar a la cima. Desde ahí se aprecia todo el conjunto arqueológico y se puede subir a la pirámide circular más alta. En la punta ocurre un fenómeno curioso: la voz o los aplausos se amplifican, como si el sonido cobrara vida propia. Además, se ve la belleza del paisaje con la Presa de La Vega al fondo.

La visita se completa en el Centro Interpretativo, donde se exhiben piezas originales y un mural que cobra sentido al escucharlo explicado por el personal o por un guía que narra con pasión la historia del lugar.

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También se proyecta un video sobre el trabajo del arqueólogo estadounidense Phillip Clayton Weigand Moore, quien, junto con su esposa Acelia García Anguiano, dedicó gran parte de su vida a proteger y difundir lo que hoy es Guachimontones. Esta parte final ayuda a comprender por qué este sitio es tan valioso, no solo para Jalisco, sino para todo México.

Guachimontones se puede visitar en cualquier época del año. Está a poco más de una hora de Guadalajara y ofrece una experiencia arqueológica única. Quien llega hasta aquí termina maravillado con estas reliquias que no se parecen a nada en el mundo.