Reconocido como uno de los malecones más extensos del planeta, con más de 21 kilómetros, este símbolo del Pacífico mexicano es parada obligada para quienes buscan sentir la esencia real del lugar. En cada tramo, las esculturas y monumentos muestran la historia y orgullo de Mazatlán, mientras la brisa y el mar abierto hacen del paseo algo memorable.
Desde tributos a personajes destacados hasta obras que honran la belleza local y su identidad, caminar por este sitio se siente como recorrer una galería abierta frente al océano.
Listo para disfrutar un paseo donde el arte y la historia conviven con el paisaje del litoral. Aquí se presentan algunas paradas icónicas y su sentido para ayudarte a conectar con la esencia mazatleca:
- Letras monumentales: tonos brillantes y llamativos, perfectas para la foto en la Zona Dorada.
- La Familia: escultura de bronce que honra la llegada del nuevo milenio y el cariño que caracteriza a la gente local.
- La Pulmonía: tributo al transporte típico del puerto, donde la brisa y la música acompañan cada ruta entre los rincones más famosos del destino.
- El Pescador: llamado también “Los Monos Bichis” por sus figuras desnudas, es una obra muy visitada y uno de los símbolos más queridos del puerto.
- Continuidad de la Vida: pieza que representa el ciclo de la existencia, el balance y el respeto hacia la naturaleza.
- La Reina de Los Mares: sobre rocas frente al mar, una sirena recibe a quienes llegan por el océano.
- La Mujer Mazatleca: con brazos extendidos, rinde homenaje a la calidez y encanto de su gente.
- Ferrusquilla: dedicado al músico José Ángel Espinoza, orgullo local cuya obra traspasó fronteras.
- El Venadito: símbolo de las raíces indígenas, recuerda el nombre de Mazatlán como “Tierra de Venados”.
- El Escudo: creación de Ronaldo Arjona Amabilis que reúne emblemas locales como el venado, el ancla, las sirenas y la constelación de Cáncer.
- Fernando Valadés: compositor inmortalizado en bronce, sentado frente al piano que acompañó sus canciones.
- Pedro Infante: ícono mazatleco representado en motocicleta, evocando su cinta “A toda máquina”.
Cada pieza recuerda que Mazatlán no solo es playa y entretenimiento, sino historia, raíces y una identidad que sigue viva.
Así que prepara el paseo, elige tus paradas y deja que cada monumento del Malecón te muestre lo que vuelve especial a este destino: historias frente al mar.
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