Lina celebra su primer año consolidándose como un punto de encuentro entre los sentidos, la experiencia y la alta cocina. Este restaurante, que rinde homenaje a la sofisticación de lo simple, ha hecho de la estacionalidad su piedra angular y del respeto por los ingredientes locales su sello distintivo.
Inspirado en los diversos significados de su nombre —que evocan suavidad, nobleza y belleza natural—, Lina es la materialización de la visión personal de su chef, Mariana Villegas. En este espacio, la estética, la sostenibilidad y la gastronomía se entrelazan, creando una experiencia sensorial que va más allá de lo culinario.
El menú de Lina refleja la amplia trayectoria internacional de Mariana Villegas, quien perfeccionó su arte culinario en el Culinary Institute of America y colaborando con chefs de renombre como Enrique Olvera en Pujol y Cosme, y Gabriela Cámara en Grupo Contramar.
Su carrera la ha llevado por algunas de las cocinas más influyentes de Nueva York, París y el Sudeste Asiático, fusionando estas experiencias con un profundo respeto por las técnicas mexicanas tradicionales. Cada plato en Lina combina lo contemporáneo con lo ancestral.
La propuesta culinaria se centra en los productos del mar y los vegetales de temporada, cocinados a la parrilla de leña, que es el corazón del restaurante. Cada creación está diseñada para realzar los sabores auténticos, mientras que las hierbas frescas y los cítricos añaden una acidez equilibrada que eleva la experiencia.
Más sobre Lina
El menú es una sinfonía de sabores frescos, en constante cambio para adaptarse a lo que la temporada ofrece. La cocina abierta permite a los comensales observar el proceso creativo, donde el fuego y la leña juegan un papel clave. Entre los platos más destacados están el tartar de trucha con limón mandarina, jícama y crème fraîche de jamaica; el ceviche de almeja chocolata con sandía, xoconostle y chiltepín; y las calabazas criollas a la parrilla con salsa de piñón, dashi ahumado, vinagre negro y hierbabuena, todos ellos caracterizados por su audacia y autenticidad.
Otra de las grandes atracciones de Lina es su selección de vinos, cuidadosamente elegidos para reflejar la sostenibilidad y la calidad. La carta incluye desde bodegas emergentes mexicanas hasta vinos biodinámicos y naturales europeos, siempre respetando a los productores artesanales.
Cada vino está pensado para complementar los sabores del menú, ofreciendo una experiencia donde el respeto por el producto y el medio ambiente son fundamentales.
Atmósfera
La atmósfera de Lina invita a los comensales a disfrutar de una experiencia inigualable. Con mesas y sillas de fresno, una barra de tzalam, luminarias de barro y vajilla artesanal de ceramistas como Irina Calderón, Perla Valtierra y los talleres oaxaqueños Ruiz López y La Chicharra, el diseño del restaurante honra la cultura mexicana sin perder de vista la modernidad.
El uso de materiales locales no solo es una elección estética, sino también una muestra del compromiso de Lina con la preservación del entorno.
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Además, la sostenibilidad no solo se refleja en la comida o el diseño, sino también en el ambiente laboral. En Lina, se ha creado un espacio de trabajo justo, equitativo y transparente, donde se valora el bienestar del equipo. Desde su apertura, Lina ha buscado posicionarse como un referente culinario en la Ciudad de México, ofreciendo creatividad, calidez y una experiencia donde cada detalle está pensado para que los comensales siempre encuentren algo nuevo que descubrir.
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