Manifestantes en Barcelona rociaron a los turistas con pistolas de agua en una protesta contra el turismo masivo. Los manifestantes que recorrían las áreas turísticas de la ciudad el sábado coreaban “turistas, vayan a casa” mientras rociaban a los visitantes con pistolas de agua. Otros llevaban pancartas con lemas como “Barcelona no se vende”. turismo de masas
Miles de manifestantes llenaron las calles de la ciudad en la más reciente protesta contra el turismo masivo en España. Este movimiento ha tenido acciones similares en las Islas Canarias y Mallorca, denunciando el impacto negativo en el costo y la calidad de vida de los residentes locales.
Aunque estos incrementos pueden beneficiar a las economías locales y a las empresas de hostelería, también traen consigo notables desventajas: incremento del ruido, la contaminación, el tráfico y la presión sobre los recursos; una disminución en la calidad de vida de los residentes; y una experiencia menos agradable para los visitantes, entre otras.
No es sorprendente que muchos destinos turísticos hayan implementado iniciativas y restricciones para combatir el turismo excesivo. Estas medidas incluyen nuevos o aumentados impuestos turísticos, campañas para desalentar a los visitantes problemáticos y límites de asistencia en atracciones populares.
La protesta del sábado fue organizada por más de 100 organizaciones locales, lideradas por la Assemblea de Barris pel Decreixement Turístic (Asamblea de Barrios por el Decrecimiento Turístico).
Según cifras oficiales, casi 26 millones de visitantes pernoctaron en la región de Barcelona en 2023 y gastaron 12.750 millones de euros (US$ 13.800 millones).
¿Qué más de este turismo de masas en Barcelona?
No obstante, la Assemblea de Barris pel Decreixement Turístic sostiene que estos turistas elevan los precios y presionan los servicios públicos, mientras que las ganancias de la industria turística se reparten de manera injusta, aumentando la desigualdad social.
La organización ha presentado 13 propuestas para disminuir el número de visitantes y guiar a la ciudad hacia un nuevo modelo turístico. Entre estas propuestas se incluyen el cierre de las terminales de cruceros, una mayor regulación de los alojamientos turísticos y la eliminación del gasto público en promoción turística.
El pasado sábado, el alcalde de la ciudad, Jaume Collboni, resaltó una serie de medidas recientemente anunciadas para reducir el impacto del turismo masivo. Estas incluyen el aumento de la tasa turística nocturna a 4 euros (4,30 dólares) y la limitación del número de pasajeros de cruceros.
A finales de junio, Collboni también anunció su intención de prohibir el alquiler de apartamentos para turistas para el año 2028, eliminando las licencias de alquiler a corto plazo de más de 10.000 apartamentos.
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Según Collboni, esto contribuiría a hacer que la vivienda sea más asequible para los residentes de largo plazo. El alcalde señaló que los alquileres habían aumentado un 68% en la última década, mientras que el costo de comprar una casa había subido un 38%.
No obstante, Collboni ha recibido críticas por permitir eventos como el desfile de Louis Vuitton en el Parc Güell de Antoni Gaudí en mayo, así como la próxima competición de vela de la Copa América.
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