Los cerros de Colima representan un universo de historia, tradición y sabores ancestrales que han definido la identidad mexicana a lo largo de los siglos. En estas tierras, los agaves, conocidos como mezcales, son mucho más que simples plantas; son el corazón latente de una cultura profundamente arraigada en el paisaje montañoso. Mezcal de Colima
Aunque Colima no es un estado ampliamente conocido por la producción de maguey o mezcales, la diversidad de estos espirituosos en sus cerros es realmente asombrosa. Desde el mezcal manso, que se utiliza en postres como el miztontle, hasta el mezcal bravo, que antiguamente se empleaba con fines medicinales, cada variedad posee su propia historia y uso en la vida cotidiana de los pobladores locales.
El miztontle, ese postre fibroso que se elabora con esmero, refleja el vínculo profundo entre la tierra y la mesa en Colima. El proceso de horneado lento, que libera los jugos y azúcares de las grandes cabezas de maguey, es un testimonio vivo de la artesanía y dedicación que se pone en la cocina y la fabricación de este producto.
Pero el mezcal no solo es alimento para el alma en Colima, también es medicina y materia prima. Por ejemplo, el mezcal pita provee fibra para la elaboración de textiles, mientras que el mezcal lechuguilla es la base de bebidas fermentadas como el tepache de mezcal y el agua de lechuguilla, refrescantes elixires que han encantado y refrescado a generaciones enteras de locales y visitantes.
¿Qué más del mezcal de Colima?
La llegada de los destilados durante la época colonial trajo consigo cambios en los métodos de producción del mezcal en Colima, pero no en la esencia misma de este destilado. Los alambiques árabes, adoptados por las comunidades de las montañas, se combinaron con las antiguas técnicas de horneado en hoyos de piedra, creando un proceso único que ha perdurado a través del tiempo.
En cuanto a los contenedores de acero inoxidable han reemplazado a las antiguas maderas de la región, pero el espíritu de la destilación sigue siendo el mismo. Los pobladores, con sus recuerdos y tradiciones, son los guardianes de este legado, manteniendo viva la llama de una cultura que se nutre de la tierra y sus frutos.
La planta es tan relevante para los colimenses que incluso existe un tour turístico ideal para quienes gustan de este destilado, la “Ruta del Agave”. Esta travesía atraviesa cinco destiladoras situadas en la zona alta de Manzanillo, específicamente en El Ejido de la Rosa de San José de Lúmber, ofreciendo a los visitantes la oportunidad de conocer a fondo la historia de la comunidad y el agave colimote. Desde el proceso de destilación, donde se brinda una experiencia de degustación, hasta la posibilidad de adquirir productos artesanales y gastronómicos locales, cada paso en esta ruta es un encuentro con la autenticidad y el sabor de la región.
Calles empedradas de Comala
Para los viajeros que exploran las calles empedradas de Comala, no hay experiencia más auténtica que probar el Zanate, un mezcal de agave variedad Lineño que refleja la esencia de este encantador Pueblo Mágico. En el corazón de Comala, el restaurante mezcalero gourmet Casa Zanate ofrece el escenario perfecto para degustar este elixir 100% artesanal. Para aquellos que visiten el municipio en septiembre, podrán ser partícipes de la Feria del Mezcal, la cual reúne a los productores locales y nacionales más destacados, sin duda un imperdible.
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Los cerros de Colima son una muestra clara de la fusión de dos mundos, donde lo antiguo y lo moderno se entrelazan para crear una identidad única. En cada sorbo de mezcal y cada bocado de miztontle, se encuentra la historia de un pueblo que ha sabido conservar sus raíces en medio del cambio y la adversidad.
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