En Colima, se encuentra “el Bate”, una bebida que oculta un legado cultural profundo. Es uno de los tesoros gastronómicos más apreciados de la región, remontándose a las raíces ancestrales de la cocina local.
El zumo se elabora a partir de semillas de chan y chía, plantas herbáceas que prosperan en la región de Comala. Estas semillas se tuestan y muelen para crear una base rica en nutrientes. La adición de miel de piloncillo aporta un toque de dulzura característico, que ha cautivado tanto a lugareños como a turistas.
La versatilidad del Bate trasciende una receta fija, ya que algunos eligen variaciones como no tostar las semillas, añadir solo chía o chan, omitir el remojo e incluso utilizar miel de abeja como endulzante. Estas opciones reflejan la diversidad de gustos y preferencias en la región, permitiendo que cada persona disfrute de esta bebida de acuerdo a sus propios gustos.
El nombre “Bate” tiene su origen en el proceso de elaboración de la bebida, que implica un intenso batido para alcanzar una consistencia espesa. Se sirve bien fría, añadiendo así una experiencia refrescante que complementa su sabor único.
Datos curiosos de “el Bate”
El Bate ha sido apreciado no solo por su delicioso sabor, sino también por sus propiedades curativas. En la medicina tradicional, se le atribuyen beneficios tales como desintoxicante, limpiador de garganta, ayuda para una digestión rápida, limpieza de los riñones, combate contra la gastritis y la colitis, siendo también considerado un aliado popular para aliviar la resaca.
La importancia del Bate en la cocina colimense es tan significativa que en 2011 se erigió “La vendedora de bate”, una escultura creada por el artista Gil Garea, en la Ciudad de Colima. Este monumento rinde homenaje a Doña Cipriana Ascencio, una figura emblemática en la historia del Bate. Cipriana, quien heredó el conocimiento de la elaboración de sus ancestros, dedicó toda su vida a vender esta delicia cerca del templo de La Merced. Hoy en día, su legado perdura a través de su hija y nietas, quienes continúan compartiendo esta típica bebida en la comunidad.
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El origen del Bate se remonta a tiempos prehispánicos, y a lo largo de los años, el ritual del batido se ha llevado a cabo tradicionalmente en recipientes llamados balsas. Sin embargo, es muy común encontrarlo en puestos callejeros en el norte de Colima, y algunas regiones del sur de Jalisco, donde se sirve en vasos de plástico, adaptándose así a las dinámicas modernas de consumo.
El Bate no se limita a ser simplemente una bebida; representa un símbolo de identidad y orgullo para la región. Es una herencia culinaria que establece un puente entre el presente y el pasado, prometiendo perdurar y cautivar el paladar de quienes tienen el placer de probarlo.
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