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Mujeres indígenas se apoyan, La Masehual Siuamej

En 1985, un grupo de mujeres de Cuetzalan decidió formar un colectivo para luchar por sus derechos y hoy, más de tres décadas después, son
independientes, empoderadas, inspiración y claro ejemplo de que la unión hace la fuerza

Por: México Ruta Mágica Publicado: 11/09/2020


Mujeres indígenas se apoyan, La Masehual Siuamej

Foto: Masehual Siuamej- México Ruta Mágica

En nuestro viaje por la Sierra Norte de Puebla, nos llenó de felicidad y mucho orgullo encontrarnos con una organización de mujeres indígenas nahuas: Masehual Siuamej Mosenyolchicauani, que en lengua náhuatl significa “mujeres indígenas que se apoyan”.

Esta organización de aproximadamente 100 mujeres de seis comunidades de Cuetzalan ha trascendido con el paso de los años; aquello que parecía imposible de lograr por estas extraordinarias mujeres y que cambió completamente sus vidas y las de sus familias, inició en 1985.

“Un grupito pequeño de tres estudiantes de la UAM de Xochimilco llegó a hacer su servicio social, eran ingenieros agrónomos, y nos invitaron a formar un grupo de mujeres, ya teníamos la inquietud de hacerlo y ellos nos ayudaron a lograrlo”, nos comentó una de las fundadoras del colectivo, Rufina Edith Villa.

Más de tres décadas

En entrevista exclusiva para México Ruta Mágica, Rufina explicó que dos mujeres y un hombre, todos estudiantes, llegaron a Cuetzalan hace 35 años y ellos fueron quienes les dieron acompañamiento para poder iniciar el grupo, que desde el inicio ha tenido como principal objetivo erradicar los problemas de machismo y falta de oportunidades que aquejan a las mujeres.

“Empezamos enseñando a leer y escribir a nuestras compañeras que nunca habían ido a la escuela, yo por lo menos pude terminar la primaria pero muchas no tuvieron la oportunidad de ir a la escuela”.

“Después también aprendimos corte y confección, también trabajamos derechos humanos con el apoyo de los entonces estudiantes, después empezamos a trabajar en el tema de salud y medioambiente, además del tema cultural, que es muy relevante”, nos compartió Rufina Edith.

Perder el miedo

Rufina, quien ahora es administradora del Hotel Taselotzin, ubicado muy cerca del centro de Cuetzalan y que es resultado de todo el trabajo del colectivo, explicó que para poder mantener sus costumbres y su lengua vigente, en el hotel todas las colaboradoras se hablan en náhuatl, además de que sus uniformes son la ropa tradicional que las ha representado por años.

Para este extraordinario colectivo de mujeres de Cuetzalan nada ha sido fácil, uno de los obstáculos con los que han tenido que luchar desde que inició es el machismo que existe en sus comunidades y, en general, en México. La mayor parte de las mujeres que están integradas ha tenido que perder el miedo y salir a la calle a trabajar por sus derechos, aunque en ocasiones esto signifique ir en contra de las costumbres de sus familias.

Gracias a todo lo que han logrado en la Masehual, orgullosamente, estas mujeres han logrado apoyar económicamente a sus familias y aunque todas ellas apenas pudieron terminar la secundaria, ahora se dicen completamente felices de tener hijas que estudian en la universidad y que tienen igualdad de derechos.

“Nos sentimos satisfechas de que en la organización despertamos, perdimos el miedo y nos dimos cuenta de que como mujeres tenemos la capacidad de hacer las cosas, pero tenemos que dejar a un lado el miedo, muchas ni siquiera conocíamos la ciudad”, agregó Rufina.

 

Valor real

En el caso de Juana María Nicolasa Chepe Diego, artesana y socia del colectivo, fue muy difícil lograr que su familia y la de su esposo aceptaran que ella trabajara y dejara las labores del hogar para asistir a las pláticas para formar parte de la Masehual.

“Para ellos fue muy difícil, pero yo poco a poco dije: ‘debo poner de mi parte porque no estoy haciendo cosas malas, sino que busco trabajar para tener un ingreso o un dinero extra para mi familia, para ayudar con nuestros hijos’, y es ahí donde empecé a salir y a reunirme con ellas, pero me daba miedo y poco a poco se me fue quitando. Mi esposo recapacitó y entendió que lo que hacía era para ayudar económicamente en casa”, explicó Juana María. Ella se dedica a tejer con telar de cintura, pone cada día todo su corazón en sus bufandas o huipiles, y se siente feliz de que su trabajo sea valorado, ya que aunque puede llevarse hasta tres días para terminar una prenda, gracias al colectivo de mujeres su trabajo es reconocido y recibe de forma económica el valor real de su trabajo.

Así como Juana, Cristina Álvarez también vende su trabajo en el Hotel Taselotzin, ella teje con bejuco y jonote, y nos contó que desde niña tuvo la oportunidad de pertenecer a este grupo de mujeres.

“Yo fui perdiendo el miedo y me fui capacitando, buscamos principalmen- te ayudar también en nuestras casas, para que nuestros hijos estudien, esto nos hace sentir bien y les digo a las mujeres que trabajen juntas, porque juntas hacemos mucho más”, nos dijo Cristina.

Motivo de orgullo

Masehual Siuamej Mosenyolchicauani es todo un orgullo para las mujeres de Cuetzalan y de México, gracias a su trabajo ya suman 100 socias en el colectivo, quienes además apoyan a otras mujeres de sus familias.

Uno de los logros más representativos de estas mujeres en su Hotel Taselotzin, que inició operaciones en 1997. Fue construido gracias a la gestión y al trabajo de más de 50 socias; además, han logrado posicionar sus artesanías con un precio digno de la calidad de su trabajo. Gracias a este proyecto que surgió hace 35 años, hoy son mujeres con muchos más derechos.

Dentro de la Masehual, todas las mujeres de las comunidades se ayudan en absolutamente todo. En el hotel, a pesar de que muchas no son socias directas de Taselotzin, se comercializa sus artesanías y se apoyan unas a otras para vender sus productos dentro y fuera de Cuetzalan.

Para México Ruta Mágica fue un completo honor y placer conocer a estas mujeres maravillosas, mujeres fuertes y decididas para lograr todo lo que se proponen. Nos sentimos orgullosos de sus raíces, e invitamos a todos nuestros lectores a que, en la primera oportunidad que tengan de visitar Cuetzalan, las conozcan, hospédense en Taselotzin y conozcan todo sobre la impresionante historia y tradición de estas mujeres de éxito.

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