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Ruta A Pie

Jonotla, Santuario del Peñón

En el peñón de Jonotla, en la Sierra Norte de Puebla, existe un santuario que resguarda una pieza que, para la gente de la región, es testimonio de la aparición de la virgen , a la que año con año veneran con una gran fiesta.

Por: Raúl R. de la Rosa Publicado: 11/09/2020


Jonotla, Santuario del Peñón

Foto: Peñón- México Ruta Mágica

La Sierra Norte de Puebla alberga pueblos llenos de encanto, tradición y cultura, e increíbles parajes  de abundante vegetación, ríos, cascadas y un sinfín de atractivos naturales que la convierten en una de las regiones que todo viajero debe conocer, sobre todo aquel que disfruta del etnoturismo, el ecoturismo y el turismo de aventura.

Jonotla es una de esas poblaciones ricas en atractivos de todo tipo que, pese a ser pequeña, cautiva con sus paisajes y los secretos que revelan a todo aquel que la visita; además de su santuario, el cual parece salir de un peñón que se encuentra en la parte alta de la localidad.

La tierra “donde abunda el jonote” es vecina de Cuetzalan y se encuentra a aproximadamente tres horas en automóvil desde la ciudad de Puebla. En la carretera de acceso abundan las curvas y, por las tardes y muy temprano, la neblina, de tal manera que es recomendable viajar por la mañana.

La Virgen del Peñón

Dicen que la fe mueve montañas y, sin duda alguna, también mueve a las personas hacia ellas, como ocurre en Jonotla, un municipio ubicado en la Sierra Norte de Puebla, al que miles de personas acuden a lo largo del año con la finalidad de visitar el Santuario del Peñón para agradecer a la Virgen algún milagro concedido o hacerle alguna petición.

La historia cuenta que el 22 de octubre de 1922, un niño de nombre Fidel Alejandro pasaba por el peñón cuando escuchó una voz femenina y música celestial, se lo comentó a su madre, quien le acompañaba, pero ella no escuchaba nada; entonces, él se acercó al peñón para averiguar de qué se trataba.

Ya en el lugar, Fidel Alejandro no encontró nada, sin embargo, antes de regresar con su madre, una parte de la roca se desprendió y en ella apareció, tallada, la figura de la Virgen de Guadalupe, el niño fijó la mirada en la pequeña imagen y, debido a la impresión, cayó al suelo desmayado. Al recuperar el conocimiento y aún sorprendido, fue hacia donde se encontraba su madre.

Fidel Alejandro le contó inmediatamente lo que había visto, pero ella no le creía; mientras platicaban, pasaron otras personas que se detuvieron a escuchar al niño y, conducidas por él, fueron al lugar donde había visto la imagen. Al contemplarla, se convencieron del milagro y divulgaron la noticia por toda la región.

Después de la aparición, se decidió erigir en torno a ese testimonio pétreo, empotrado al peñón, el santuario en honor a la Virgen y, desde entonces, cada 22 de octubre pobladores de la región, así como de la Huasteca y de la Costa de Veracruz, llegan para venerar a la Virgen con música y danzas diversas.

 

El Balcón de la Sierra

El santuario no es el único atractivo del peñón, es posible llegar a su parte más alta, donde se encuentra el Mirador Tonacatecuhtli que, desde sus aproximadamente 800 metros sobre el nivel del mar y con una vista de 360°, permite apreciar gran parte de la Sierra Nororiental y el Río Tecolutla, y hay quienes dicen que, incluso, en días despejados, puede verse el mar.

En este punto se encuentra el Puente de las dos Culturas, una especie de puente colgante, de entre 25 y 30 metros de largo, que une a las dos cimas del peñón, y fue nombrado así para recordar la historia de esta zona, en la que se establecieron los totonacos, desplazados a estas tierras altas por la migración de las tribus nahuatlacas, cuyos integrantes se establecieron en las planicies.

En esta región, los totonacos pu- dieron desarrollar su cultura y establecieron el Reino de Totonacapan, gobernado, reza una placa que se encuentra a un costado del puente, “a base de señoríos como el de XonotlaTetela” y, de acuerdo con historiado- res, en aquella época se realizaban sacrificio humanos en lo alto del peñón, que ofrecían a Tonacatecuhtli, “el señor del sustento”.

 

Toques de color y alegría

Ya en la cabecera municipal, apenas a unos 400 metros del santuario, puede visitarse la Parroquia de Jonotla, que está dedicada a San Juan Bautista, patrono del municipio y cuya construcción data del siglo XVI.

Una particularidad de este inmueble religioso es que la torre del campanario se encuentra separada de la nave principal, está ubicado frente a la puerta principal, a una distancia de aproximadamente 25 metros.

Muy cerca de ahí, a una cuadra, se encuentra el Callejón del Beso, un espacio público que fue rescatado a iniciativa del presidente municipal Gerardo Méndez Barrera. Este callejón fue remozado y hoy luce atractivos murales, llenos de color, que son obra de diferentes artistas y retratan diversos aspectos de Jonotla.

El curioso y conocido nombre dado a este lugar no tiene nada que ver, como en Guanajuato, con alguna leyenda, sino que anteriormente, como casi nadie pasaba por ahí, los enamorados aprovechaban esta circunstancia para besarse sin miradas curiosas alrededor.

Jonotla no sólo es el Santuario del Peñón, en esta tierra de clima cálido húmedo con lluvias todo el año existe un sinfín de lugares por conocer, como sus ríos y cascadas, recorridos para apreciar la producción artesanal del café y la miel, entre otros, que esperamos descubrir muy pronto.

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