El Paricutín se mantuvo activo durante nueve años y, al final, alcanzó una altura de 600 metros
¿Sabías que, hace 77 años, en el estado de Michoacán, México, una gran erupción volcánica sepultó a un pueblo entero?
Parece que estoy contando una película, o que tal vez quiero trasladar la historia de Pompeya y el Vesubio a mi país, pero no es así, esto ocurrió en realidad.
Fue en 1943, después de apenas tres meses de haber nacido, cuando el volcán Paricutín hizo erupción, sepultando así a la localidad de San Juan Parangaricutiro.
Lógicamente, la erupción provocó que los habitantes tuvieran abandonarán el lugar en busca de un refugio seguro, el cual encontraron a 30 kilómetros de distancia en un lugar conocido como “La Hacienda de los Conejos”, al que después llamaron Nuevo San Juan Parangaricutiro.
El más joven de México
El nacimiento de este volcán ocurrió en el mes de febrero de 1943, según la historia, una sola persona fue testigo del hecho: Dionisio Pulido, quien dijo que escuchó un fuerte ruido que venía desde el centro de la tierra y sintió cómo el suelo se estremecía bajo sus pies, y que mientras corría asustado, pudo ver cómo salía humo entre los surcos de las tierras de cultivo.
El volcán creció 7 metros en las primeras 24 horas, después de la primera semana tenía una altura de 50 metros y siguió elevándose, hasta alcanzar sus actuales 600 metros de alto.
Después de su nacimiento, el que se convirtió en el volcán más joven de México, permaneció activo durante 9 años, 11 días y 10 horas, y no solamente sepultó al pueblo de San Juan Parangaricutiro sino también Paricutín.
Si alguna vez visitas esta zona de Michoacán, encontrarás, entre lava petrificada, parte del campanario de la iglesia de San Juan Parangaricutiro, el único vestigio visible de “la Pompeya mexicana”.