Su datación por carbono 14 reveló que su temporalidad oscila entre los años 1216 y 1445 de nuestra era
Cincuenta y dos objetos rituales hechos con resina de copal, que durante más de una década fueron estudiados por diversas áreas del Instituto Nacional de Antropología e Historia (INAH), fueron devueltos al lugar donde se descubrieron en 2007: el Lago de la Luna, en el cráter del Nevado de Toluca.
Durante 13 años, el INAH mantuvo esos objetos, la mayoría de forma cónica -de entre 20 y 30 centímetros de largo- y otras esféricas -de diámetro similar al de una pelota de béisbol-, en un microambiente creado para mantenerlos bajo el agua y en condiciones similares a las del lago.
Especialistas del Instituto de Física de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM), realizaron la datación de los objetos por carbono 14 y determinaron que su temporalidad oscila entre los años 1216 y 1445 de nuestra era, la cual coincide con el periodo de hegemonía matlatzinca del Valle de Toluca (1162-1476 d. C.).
También se pudo confirmar que estos objetos, depositados hace casi un milenio en el lago probablemente por sacerdotes matlatzincas, fueron hechos con resina procedente del árbol llamado copal santo (Bursera bipinnata), como determinó un estudio preliminar realizado por la bióloga Aurora Montufar en 2007.
De vuelta al lugar sagrado
Fue el pasado 5 de marzo cuando un equipo especializado de la Subdirección de Arqueología Subacuática (SAS) regresó al lecho del Lago de la Luna, a más de 4 mil metros de altura sobre el nivel del mar, los 52 objetos rituales, creando así el primer archivo arqueológico in situ para bienes culturales sumergidos.
Cada objeto fue colocado en una guarda que permite el paso del agua y el sedimento del cuerpo de agua, pero evita que la resina se disgregue y, a su vez, el conjunto fue dispuesto en un contenedor especial para ambientes subacuáticos, elaborado por la restauradora Enna Llabrés Torres, adscrita a la SAS.
De esta manera, se cumplió con el estándar de la Convención UNESCO 2001 sobre la Protección del Patrimonio Cultural Subacuático, relativo a que la forma idónea de preservarlos es en el lugar de su hallazgo.
El beneficio adicional de esta iniciativa, inédita en el país, es que permitirá monitorear y estudiar la readaptación de los materiales arqueológicos a las condiciones químicas y de temperatura del lago, señaló la arqueóloga Iris Hernández Bautista, titular del Proyecto de Arqueología Subacuática en el Nevado de Toluca.
Turismo responsable
Es importante señalar que el nado y el buceo están estrictamente prohibidos en los lagos del Nevado de Toluca, salvo a iniciativas científicas avaladas por las autoridades ambientales federales, así como que, desde la época prehispánica, muchas comunidades ven a los montes como lugares donde se resguardan alimentos, agua y abundancia.
Por lo anterior, los especialistas del INAH hacen un llamado a las personas que deseen visitar este espacio, para que lo hagan de una forma responsable con el equilibrio natural y cultural del sitio, y eviten depredar su flora y fauna, o por desconocimiento, alteren, ya sea desordenando vestigios rocosos y usándolos para escribir mensajes personales o saqueando objetos, los contextos arqueólogicos de la zona, que tienen siglos de existencia.