SUS MUROS GUARDAN RECUERDOS DE TODAS LAS ÉPOCAS A LAS QUE HAN SOBREVIVIDO Y MUCHAS DE ELLAS HOY SON HOTELES CON TODAS LAS COMODIDADES
Santa Bárbara
A los pies de la montaña
En medio de un gran terreno de cara a La Malinche, en Huamantla, se levanta la Hacienda Santa Bárbara, edificada en el siglo XVII y que cuenta con encantadores espacios para evadirse completamente y disfrutar de efectivo y placentero descanso, alejados del frenético trajín de la vida urbana.
De hecho, el camino para llegar a la hacienda es un asfaltado de dos carriles en sentidos contrarios, escoltado por dos hileras de frondosos árboles que parecen abrazarnos y darnos la bienvenida; el último tramo no está pavimentado y pasa a través de campos de maíz que confirman que hemos dejado la ciudad atrás.
A un lado de la gruesa puerta de madera hay una campana que sirve para anunciar la llegada y detrás de ésta, el pórtico, donde también se encuentra la recepción que es, al mismo tiempo, una tienda donde se pueden encontrar artesanías de la región, prendas de vestir, así como algunos comestibles y miel de la mejor calidad.
Inmediatamente después encontramos el jardín, amplio, poblado por árboles frutales que invitan a realizar una pequeña caminata para conocerlos y, posteriormente, ya instalados, volver a su sombra para leer un libro o simplemente tomar una siesta arrullados por su fragancia y el sonido del viento acariciando sus hojas.
Las habitaciones de la Hacienda Santa Bárbara, hoy hotel Casa Malinche, son espacios rehabilitados que conservan sus gruesos muros entre los cuales se garantiza al huésped amplitud, limpieza y todas las comodidades para disfrutar del mejor de los descansos.
Caminar por el interior de la hacienda o por sus alrededores es una de las actividades que más se disfrutan en Casa Malinche. En el interior, uno puede pasar un buen rato en el salón de juegos, con mesa de billar incluida, conocer su bella capilla o tomar un baño ancestral en su temazcal.
Desde Casa Malinche se puede realizar una excursión al volcán inactivo del mismo nombre, que tiene más de 4 mil metros de altura, por supuesto acompañados de guías experimentados. Otra de las actividades que pueden realizarse en la Hacienda Santa Bárbara es el vuelo en globo gracias a Globo3Uno, una experiencia realmente inolvidable.
Casa Malinche cuenta con tres habitaciones dobles, una habitación doble deluxe y una cabaña. En el casco de la hacienda hay un amplio comedor, muy cerca de la cocina tradicional, en la que eventualmente, uno mismo puede calentar y servirse sus alimentos. En el hospedaje, están incluidos la cena y el desayuno, y hay algo que seguramente hará las delicias de los amantes de los animales: ¡las mascotas son bienvenidas!
Casa Malinche no sólo ofrece sus servicios como hotel, también pone a disposición sus instalaciones para celebrar tu boda en un marco difícil de igualar que garantiza que ese día especial, sea realmente inolvidable.
Si lo que estás buscando es disfrutar de un verdadero descanso en medio de un paisaje espectacular y en contacto con la naturaleza, la Hacienda Santa Bárbara-Casa Malinche te espera para hacerte sentir, verdaderamente, como en casa con experiencias que guardarás por siempre y que, sin duda, te harán volver a este mágico lugar.
Rango de tarifas de hospedaje
$1,600.00 – $1,800.00
* Precios en pesos mexicanos, con carácter referencial
Costos adicionales
Persona adicional $300.00
Menores de 5 años $150.00
Mascotas $100.00
e-mail: [email protected]
Móvil: 246 196 2570
Soltepec
Castillo de ensueño
Imagina que a mitad de camino, en plena carretera, te encuentras con un castillo medieval y que, además, tienes la posibilidad de entrar en él, recorrer sus pasillos, probar deliciosos manjares e incluso quedarte a dormir en alguna de sus habitaciones, ¡y sin viajar a Europa!
Todo lo anterior te lo ofrece la Hacienda Soltepec, en Tlaxcala, que si bien no es un castillo, su fachada podría hacerte pensar lo contrario. Una vez en el interior, lo primero que verás después de un corredor muy breve, es el patio central de la que fue una de las haciendas más prósperas de esta región del país.
La fuente central, sus incontables macetas con flores de todos los colores y el bello vitral de su domo, te dan la bienvenida y te impregnan inmediatamente del encanto de la vida campirana, pero aquí, en Soltepec, con todas las comodidades de la vida moderna y una atención inigualable.
Los orígenes de esta hacienda se remontan a la segunda mitad del siglo XVIII, en éste y en el XIX tuvo su época de mayor esplendor, teniendo como actividad principal, además de su actividades agrícolas y ganaderas, la producción de pulque, pero su historia cambiaría a inicios del siglo XX.
Después de la Revolución Mexicana, la hacienda pasó a manos del Gobierno del estado y en la década de 1930 se convirtió en la primera escuela normal rural del estado, pero en la siguiente década es adquirida por Don Ángel Zamora Briones, cuyos descendientes continúan siendo hasta hoy propietarios de Soltepec.
Visita legendaria
Reconvertida en hotel boutique, la Hacienda Soltepec cuenta hoy con más de 130 habitaciones para los miles de huéspedes que cada año la visitan. En lo que fue el casco principal alberga 37 habitaciones estándar y en el exterior, 100 suites en sus dos complejos de bungalows, que cuentan con frigobar, horno de microondas y cafetera. Además del confort de sus habitaciones, para sus huéspedes, Soltepec cuenta con alberca techada, canchas de squash y tenis, y campo de golf.
En la década de los años 1950, la grabación de la película “La Escondida”, protagonizada por María Félix y Pedro Armendáriz, marcó un hito en la historia de Soltepec, ya que a partir del estreno de la película, en 1956, adquirió su carácter de punto de interés turístico.
Para los admiradores de “La Doña” o apasionados de la cinematografía, la habitación que ocupó María Félix en 1955, mientras se filmaba “La Escondida” se encuentra disponible. Es una de las más lujosas no sólo de Soltepec, sino de todo Tlaxcala, ya que cuenta con tina, sala, bar e incluso, terraza.
Cocina tradicional
No es necesario estar hospedado en la hacienda para disfrutar de ella. Si sólo estás de paso, aprovecha para disfrutar de platillos típicos con productos de la región, como el desayuno Huamantleco, un omelette de huitlacoche con requesón, con salsa verde tatemada y esquites de la hacienda, ¡una verdadera delicia!
Para complementar tu paso por Soltepec, no olvides visitar el Museo del Pulque, donde podrás conocer el proceso tradicional para la elaboración de esta bebida ancestral en el antiguo tinacal de la hacienda. Como recuerdo, puedes adquirir algún artículo de la galería de antigüedades.
¡Vive la Hacienda Soltepec, no te arrepentirás!
San Bartolomé del Monte
Próspero feudo
A unos tres kilómetros al sur de Calpulalpan, fue fundada la Hacienda San Bartolomé del Monte sobre tierras pertenecientes a los acolhua, una de las “siete tribus nahuatlacas”. Escudos con iniciales adornan las entradas de las jardineras, ya que en la época de Napoleón Bonaparte se solía colocar los nombres de los propietarios en las entradas de las casas para que se supiera quién era el dueño. “TYA” son las iniciales que corresponden a Ygnacio Torres Adalid, el Rey del Pulque y primer dueño de la hacienda. Gracias a él, la hacienda llegó a producir 40 barriles de pulque diarios. En la actualidad sólo se producen de 6 a 8 barriles a la semana.
Para su reconstrucción, don Adalid contrató al ingeniero Antonio Rivas Mercado.
Uno de los atractivos arquitectónicos e históricos de la hacienda es la verja de la entrada principal, forjada a mano y traída de España en una sola pieza.
En el centro del patio de la casa grande se encuentra una fuente, hecha de mármol de Carrara, uno de los materiales más finos en el mundo para esculturas y acabados, lleno de simbolismos. Se dice que en la mayoría de las fuentes se deben colocar elementos del mar porque atraen la prosperidad, por esa razón en esta fuente hay pescados y un rostro que corresponde a Poseidón, el dios griego de los mares y los océanos, y en la punta hay un maguey que es el icono mismo de San Bartolomé del Monte.
Arcos tapiados
En la fachada encontrarás que varios arcos de tabique se encuentran tapiados, ya que el presidente Antonio López de Santa Anna emitió un decreto, el 9 de enero de 1854, en el que establecía “una contribución por las puertas y ventanas exteriores de los edificios urbanos y rústicos de la República”, incluidas, por supuesto, las haciendas. En cuanto a las pinturas de la entrada a la casa grande, la del lado izquierdo está restaurada y se conserva como testimonio del paso del tiempo. Un contraste del antes y después de la hacienda. Y en la parte de arriba hay una piedra de cantera con la inscripción “Abril 1880”, que indica la fecha en la que se concluyó la reconstrucción de la hacienda por el ingeniero Rivas Mercado, cuñado de don Adalid.
Otro atractivo exquisito del lugar son los muros dentro de la casa grande, ya que contienen murales únicos. Paisajes con temática del mar, volviendo al tema de la prosperidad, pero desde la interpretación del artista, como ocurre con la quebrada de Acapulco, que es una de las obras de los murales.
Conformación de la hacienda:
Exterior
- La tiendita, en la actualidad se vende pulque y artesanías.
- La escuela, funcionó hasta el siglo pasado y sólo se enseñaba hasta cuarto de primaria.
- La calpanería, donde tenían sus viviendas los trabajadores.
- Torreones de vigilancia.
- Puerta tapiada, antes vía de la locomotora de la hacienda. La locomotora de vapor “La Chiva” era utilizada para hacer los mandados de la hacienda. Conectaba la hacienda a la estación de tren de Calpulalpan. Pulque, madera y ganado son algunas de las cosas que se transportaban y se producían en la hacienda.
Casa grande
- La tienda de raya.
- La iglesia de la hacienda.
- La cárcel o cuarto de castigo, tiene plasmado el mensaje “Viva Madero” y se cuenta que la gente sabía que venía una revolución en el país.
- Despacho: Un cuadro de Emiliano Zapata enmarca la ahora oficina de la hacienda, ya que después de la Revolución Mexicana ésta fue utilizada como cuartel zapatista. Y Zapata tenía a cargo al coronel Porfirio Bonilla en estos cuarteles, a quien asesinaron en la hacienda. Lo capturaron, lo arrastraron y lo exhibieron como advertencia a los rebeldes.
- Habitaciones.
- Sala principal.
- Cocina.
Datos curiosos:
- San Bartolomé del Monte está bardeado ya que así se evitó el pago de impuestos por puertas exteriores establecido por Antonio López de Santa Anna.
- Entre las obras más reconocidas del ingeniero Rivas Mercado se encuentra el Ángel de la Independencia.
- En la hacienda se filmaron las películas Campeones (2017), Duendes 2 (2016), El tercer deseo (2014, cortometraje), Maldita corrupción (2000).
San Andrés Buenavista
Ecos del pasado
La naturaleza, la historia y la arquitectura convergen con la tradición y turismo, los ecos del pasado toman posesión de los antiguos muros para relatarte los acontecimientos y así, volverte testigo de la majestuosidad y el paso del tiempo en San Andrés Buenavista.
La Hacienda San Andrés Buenavista, o simplemente Buenavista, se encuentra en una localidad ubicada en el noroeste del estado de Tlaxcala, en el municipio de Tlaxco, muy cerca de un impresionante templo católico conocido como La Barca de la Fe. Esta propiedad es privada, lo que quiere decir que no podrás ingresar por cuenta propia, sin embargo, hay guías que te brindan acceso, por lo cual también podrás conocer más de la historia de cada una de estas locaciones.
En Buenavista, como en la mayoría de las haciendas, las leyendas abundan. Y es que cuando se trata de historias como las de la Revolución Mexicana y las guerrillas, hay un mar de secretos por descubrir. Por ejemplo, en la entrada de turistas existe una especie de ducto de agua que se encuentra clausurado desde hace ya varias décadas, porque se dice que hay restos colocados ahí y es tal esa convicción, que incluso los trabajadores y gente de los alrededores han pedido que no se quiten los escombros ni se abran esos conductos.
La capilla de la hacienda fue construida en forma de cruz en 1711, debido al cristianismo de la época y la región. Dentro de dicha capilla se encuentra la cripta del primer administrador de la hacienda. Retomando el tema de las leyendas, muchas historias de fantasmas se escuchan en los alrededores, pues hay quienes dicen que se escucha el rechinar de las vigas, pasos en el techo y hasta puertas que se abren y cierran solas.
Y hablando de la religión católica, el nombre de la hacienda deriva del santo venerado en esta zona, San Andrés. Cuentan que al primer santo de la capilla de la hacienda se lo llevaron a Europa porque, asegura otra de las leyendas del sitio, el santo se bajaba del lugar donde lo colocaban y lo llegaban a encontrar en la laguna que se localiza en los alrededores. Así que un día decidieron llevárselo a Europa porque, consideraron, así estaría rodeado de agua. De ahí trajeron a San Andrés.
Esta es una hacienda activa que se dedica a la siembra de la cebada y anteriormente contaba con ganado de borregos.
Testimonios del paso del tiempo
Con el paso del tiempo, la hacienda ha sufrido varias transformaciones para adaptarse a las condiciones económicas y del clima que la rodean. La mayoría de las que en otras épocas eran habitaciones, ya no tienen techo, por seguridad de los visitantes. Otro ejemplo del cambio y el paso del tiempo es un área bastante amplia donde la naturaleza ha tomado posesión de los muros. En épocas pasadas era un salón de baile.
Las ventanas son tipo balcones, propias de la época en que la hacienda fue edificada. Este tamaño en puertas y ventanas se debía a varias razones. En primer lugar la iluminación, antes de la luz eléctrica las personas utilizaban velas para iluminar las estancias durante la noche, sin embargo, para reducir gastos, las ventanas altas y grandes permiten la entrada de luz natural más tiempo que las actuales. En un segundo punto, las condiciones del clima. Con las lluvias, estas propiedades eran propensas a inundaciones, así que tener puertas y ventanas altas permitía una vía de salida de emergencia en caso de presentarse un desastre natural. Y por último los materiales, la piedra y el adobe son esenciales y básicos en estos elementos (puertas y ventanas), por una simple razón, son los que más abundaban en la época y los que se tenía más a la mano.
Piezas originales
Para mantener el alma de San Andrés Buenavista, se ha tratado de conservar algunos elementos originales de la hacienda desde su construcción. Tales como las duelas del piso, los lavaderos de ropa en lo que antes era el área de servicio, un horno para barbacoa blanca de hoyo, entre otras más.
Datos
- 200 hectáreas, era la superficie original de la hacienda
- 100 hectáreas, extensión actual de San Andrés Buenavista.
- Antes era productora de pulque y semillas, y transportaba su producción a la Ciudad de México.
- En la época más activa de la hacienda, trabajaban en ella alrededor de 200 personas.
- En la cocina hay una “ventanita”, porque antes la gente de servicio no podía entrar y salir como ahora, y más cuando había invitados.
- En la tienda de raya se encuentran los registros de la hacienda y del tinacal. Algunos de los documentos datan del año 1800.
- También puedes alquilar algunos espacios, como la bodega, la capilla, el jardín y el estacionamiento, para bodas, fiestas, XV años y otros eventos especiales.
Tecóac
Tradición pulquera
A orillas de la colonia Francisco Villa Tecóac, en el municipio de Huamantla, Tlaxcala, se ubica la Hacienda Tecóac, también conocida como la Casa de los Magueyes porque, hasta nuestros días, ha mantenido la vocación que la consolidó, en su momento, como una de las haciendas tlaxcaltecas más prestigiosas: la producción de pulque.
La hacienda comenzó a construirse a finales del siglo XVIII y apenas al atravesar la entrada principal, el aire parece cambiar su densidad, el tiempo detenerse y el cielo verse más azul y brillante, sobre todo cuando se camina entre las hileras de magueyes de los que se sigue obteniendo uno de los mejores pulques que pueden encontrarse en Tlaxcala.
Tecóac es realmente una hacienda viva, nos comenta Sebas, hijo de la propietaria, la señora Lulú, ya que continúan viviendo en ella de manera casi permanente y atienden personalmente a las personas que visitan el lugar, a quienes muestran la cocina regional y el proceso de elaboración del pulque.
En el caso de la cocina, no es sólo mostrarles los platillos típicos sino involucrarlos en el proceso, desde la preparación de las tortillas hasta la de mismos alimentos, con ingredientes propios del noble suelo tlaxcalteca y de la temporada en que se realice la visita.
Además del encuentro con los fogones, también se realiza una pequeña expedición a los magueyales en compañía del tlachiquero, el experimentado hombre encargado de extraer el aguamiel de las majestuosas plantas verdiazules, pero éstos no son los únicos atractivos de Tecóac.
Para ocasiones especiales
Las manos mágicas de la señora Lulú y su inigualable sazón —y a petición de quienes habían probado sus exquisitos platillos— la llevaron a ofrecer un servicio de banquetes a domicilio, pero después, en familia, llegaron a la conclusión de que sería mejor ofrecerlos en la hacienda.
Es así que actualmente también cuentan con el servicio de recepciones para bodas, cumpleaños, festejos de grupo y cualquier celebración en alguno de los jardines con los que cuenta, Las Caballerizas o San Francisco, con capacidad para 100 y de 100 a 600 personas, respectivamente, o en su salón Casa de los Magueyes, que puede alojar a 80 invitados.
Los grandes festejos ameritan una larga celebración y los invitados especiales merecen el mejor de los tratos, por lo que pueden quedarse a dormir en alguna de las diez habitaciones con las que cuenta, las cuales han sido remodeladas recientemente. Ninguna de las habitaciones es igual a las otras, cada una tiene su sello, un mural que la distingue en uno de sus muros y su propio nombre, como “Colibrí” o “Durazno”.
Para aquellas personas que desean conocer más acerca de la cocina tradicional de Tlaxcala y de la época de las haciendas, de presenciar personalmente cómo se obtiene la bebida de los dioses, o de festejar un evento especial en un marco de ensueño, sin duda alguna, la Hacienda Tecóac, a sólo 10 minutos del Pueblo Mágico de Huamantla, es su destino.
TENEXAC
Bravura y Gallardía
Enclavada en un llano del municipio tlaxcalteca de Terrenate, la Hacienda San Pedro Tenexac recibe a sus visitantes con los brazos abiertos, dispuesta a contarles la historia de su grandeza y brindarles una estancia inolvidable
En medio del campo tlaxcalteca, alejada de centros urbanos e incluso de carreteras asfaltadas, se yergue majestuosa la Hacienda San Pedro Tenexac, con las marcas que el viento, la lluvia y los años han dejado en su casco, sus arrugas de edificio, las cuales, lejos de afectar su aspecto, le dotan de un aura de eternidad, como si hubiera nacido al mismo tiempo que los montes que se divisan en el horizonte, como si hubiera visto la historia de esta tierra desde sus inicios.
Sin embargo, la historia propia de la hacienda es un poco más reciente, aunque no tanto, ya que sus primeros muros datan del siglo XVIII. Más tarde, en la última década del siglo XIX, San Pedro Tenexac ya era reconocida como la hacienda más valiosa del municipio de Terrenate, y es en esa época cuando Don Justo Bretón y Bretón reconstruye los muros más antiguos y da forma a lo que hoy es el casco de esta magnífica hacienda.
Basta recorrer el amplio patio principal de Tenexac, con su piso de ladrillo cuadrado y su fuente central de cantera, y echarle un vistazo a la caballeriza que, por supuesto, sigue siendo hogar de gallardos equinos, para tener una idea de la grandeza que en aquel entonces tuvo la hacienda y para entender por qué hoy, es considerada un verdadero tesoro, orgullo de Tlaxcala y México.
Campo bravo
Para llegar a la Hacienda San Pedro Tenexac hay que tomar la carretera Xalostoc-Terrenate. Desde Xalostoc, antes de llegar a Toluca de Guadalupe, dar vuelta a la izquierda en la desviación a Lázaro Cárdenas (L. Cárdenas); para mayor referencia, en esa desviación hay una estatua conocida como “El Ángel”, después de eso hay que estar atentos a los señalamientos.
El último tramo para llegar a la hacienda es de terracería. Antes de llegar al casco de de Tenexac, detrás de una valla de postes de madera y alambre de púas, puede admirarse a hermosos ejemplares de ganado bravo, toros de lidia, las renombradas reses cárdenas de Tenexac a las que, en su momento y en el ruedo de tientas de la propia hacienda, se han medido figuras del toreo de la talla de Rodolfo Gaona, Lorenzo Garza “El Ave de las Tempestades” o Silverio Pérez, y diestros del terruño como Jorge “El Ranchero” Aguilar, Joselito Huerta y Rodolfo Rodríguez “El Pana”.
Pero antes de convertirse en una de las ganaderías taurinas más importantes del país, Tenexac tuvo vocación agrícola y en sus terrenos se cultivaba maíz, haba, frijol y cebada, pero su producto principal era el pulque que se obtenía de sus extensos magueyales. Actualmente el tinacal, ese edificio donde se fermentaba el aguamiel, es un salón donde se pueden llevar a cabo conferencias, dinámicas de integración o desayunos en grupo, y todas estas actividades se engloban en los servicios de hospedaje que ofrece actualmente la Hacienda San Pedro Tenexac.
Escenario de película
La belleza de esta hacienda y su riqueza arquitectónica son tales que ha sido elegida como set por grandes producciones cinematográficas, así como televisivas, que han aprovechado su variedad de espacios para ofrecer un marco único a las historias que capturan en el celuloide y que han dejado grata impresión en los espectadores. Paseando por sus rincones uno puede darse cuenta que las películas que aquí se han filmado, deben buena parte de su éxito al inigualable escenario que es Tenexac.
PELÍCULAS FILMADAS EN TENEXAC
- El Rey de Texas (The King of Texas. Uli Edel, 2002. EEUU. Protagonistas: Patrick Stewart, Marcia Gay Harden, Lauren Holly)
- Arráncame la vida. (Roberto Sneider, 2008. México. Protagonistas: Ana Claudia Talancón, Daniel Giménez Cacho, José María de Tavira)
- Cristiada (Dean Wright, 2012. México. Protagonistas: Andy Garcia, Eva Longoria, Eduardo Verástegui)
Serie de televisión:
- Dos Lagos (Conrado Martínez, 2017. México. Protagonistas: Citlalli Anaya, Fernando Becerril, Cecilia Piñeiro)
La tienda de raya conserva sus estantes y su mostrador, y actualmente, en sus muros penden fotografías de varias corridas de toros en las que se han lidiado ejemplares de Tenexac. En un rincón se pueden ver los DVD de las películas que se han filmado aquí, y en todo el espacio, elementos que dan una idea de la vida en la hacienda en épocas pasadas.
En un galerón contiguo a la tienda de raya hay varios carruajes antiguos dignos de museo; atravesando el patio, después de un corredor, se llega a la caballeriza, que por su estructura, remite a la época de la Colonia. Las habitaciones, ubicadas alrededor del patio, son un renglón aparte: una vez que se atraviesa la puerta, pareciera que se ha retrocedido en el tiempo; sus roperos de madera tallada, sus esculturas y pinturas antiguas, sus candelabros y hasta los cobertores de las camas definitivamente nos llevan a otra época.
La atmósfera de Tenexac es ideal para descansar, pero también para desarrollar la vena artística o encontrar inspiración en sus idílicos paisajes o en la propia hacienda, en su Capilla de San Pedro, o en una de sus cabañas, con una vista única de la Presa Tenexac al amanecer. Si el plan es olvidarse de la acelerada vida cotidiana en la ciudad, la Hacienda San Pedro Tenexac es la elección ideal.
Actividades:
- Cabalgata
- Trasnochada con fogata
- Kayak
- Escalada
- Recorridos guiados por la hacienda
Nota: Por cuestiones de logística, la Hacienda San Pedro Tenexac sólo ofrece el servicio de hospedaje y alimentación a grupos mayores de 10 personas.
San Diego Baquedano
Encanto familiar
San Diego Baquedano es una hacienda encantadora y llena de vida, su excelente conservación permite apreciar la belleza que tuvo en sus primeros años, por lo que es considerada una de las más hermosas no sólo de Tlaxcala sino de todo el país
Vista a la distancia, por su recinto exterior, la perfecta alineación de los pilares que conforman su antigua entrada principal, sus colores y su sobria arquitectura, la Hacienda San Diego Baquedano luce como una maqueta recién hecha, como si apenas la hubieran edificado y no tuviera sus más de 300 años.
El nombre de esta hacienda del siglo XVII, que se dedicaba a la ganadería, la agricultura y, por supuesto, a la producción de pulque, procede del santo Diego de Alcalá y del apellido, de origen vasco, de su primer dueño, nos explica Adriana Vázquez, nuestra anfitriona y administradora de este bello lugar.
San Diego Baquedano es una hacienda viva, ya que sus propietarios la habitan y en los terrenos de sus 200 hectáreas se cultiva trigo, maíz y cebada, y en invernaderos, pimiento morrón que se exporta a Estados Unidos. Pero actualmente también ofrece hospedaje, servicio de banquetes y eventos especiales, y recorridos guiados.
Los rincones de San Diego Baquedano
Al llegar a San Diego Baquedano, el primer lugar que encontramos es la tienda de raya, que se conserva prácticamente como cuando los peones de la hacienda realizaba allí sus compras. En sus muros hay fotografías antiguas de la hacienda y entre ellas, una en la que se aprecian los pilares de entrada y se ve a don Manuel, quien murió a la edad de 115 años, cuando era niño.
Como la mayoría de las haciendas de su época, San Diego Baquedano contaba con la calpanería*, su propia escuelita y su capilla, que es uno de los elementos más hermosos del conjunto, con su bóveda de crucería construida con ladrillo rojo cuya majestuosidad se potencia cuando es iluminada por cientos de velas dispuestas de manera estratégica. En ella, ocasionalmente se realizan conciertos de salterio, con intención de contribuir a la conservación de este instrumento musical de la edad media.
Las cocinas de la hacienda
La sala y el comedor de la hacienda son de belleza sobria y brindan una profunda sensación de tranquilidad. Más allá se encuentra la cocina con su gran mesa de madera de una sola pieza donde caben al menos 16 personas cómodamente sentadas.
En sus paredes penden trastos de barro, principalmente cazuelas y ollas, y en su lámpara colgante de hierro forjado, una especie de gancho llamado “garabato”, que se usaba para colgar jamón o embutidos y es de ahí, nos dice Adriana Vázquez, que nace la expresión “un ojo al gato y otro al garabato”.
En el exterior hay otra cocina, la “de humo”, llamada de esa manera porque allí se cocinaba con leña, brasas o carbón alimentos como los frijoles o se realizaba la nixtamalización del maíz, y hasta hoy se sigue utilizando con los visitantes de la hacienda, a quienes se enseña incluso a moler en metate y echar tortillas.
Justo frente a esa cocina, en la esquina más alta de la hacienda, se encuentra un torreón que en épocas pasadas sirvió como puesto de vigilancia.
Para eventos inolvidables
Además de sus actividades productivas, desde hace unos años la Hacienda San Diego Baquedano abrió sus puertas con la intención de ofrecer un marco inigualable para bodas, reuniones familiares, cumpleaños y otros eventos especiales.
Los días de evento la hacienda viste sus mejores galas de acuerdo a la ocasión, y los arcos de estilo mudéjar de la casa grande en conjunto con el patio central se convierten en el fondo perfecto para conversar, atesorar momentos especiales y, por supuesto, hacer las fotos del recuerdo.
San Diego Baquedano ofrece sus instalaciones con o sin servicio de banquete y cuenta con cinco habitaciones amplias, decoradas con gusto refinado, ideales para descansar a plenitud. Cuando hay evento en la hacienda, la tienda de raya revive y puedes entrar en ella para comprar refrescos o golosinas.
Así que si deseas garantizar que tu evento sea realmente inolvidable o simplemente pasar un fin de semana romántico, no dudes en considerar a la Hacienda San Diego Baquedano como tu mejor opción.
Otros servicios:
- Desde la Hacienda San Diego Baquedano se puede contratar un vuelo en globo, para ello hay que solicitar información de manera previa.
- Recorrido guiado por la hacienda con un costo de 100 pesos por persona, con duración aproximada de una hora a una hora y media. Es importante mencionar que para realizar el recorrido, se requiere una asistencia mínima de 5 personas.
Levantar los pasos del difunto
Cuando falleció don Manuel hace cinco años, nos cuenta Adriana Vázquez, la gente del pueblo pidió a los propietarios de la hacienda permiso para recoger los pasos del difunto.
Sin saber a ciencia cierta a qué se referían con esa expresión, los dueños de San Diego Baquedano abrieron las puertas a los peticionarios quienes, obedeciendo a una antigua tradición, con la cruz con la que fue enterrado don Manuel, fueron llamándolo para que terminara de irse “al otro mundo”.
En aquella ocasión “venían como cien personas y gritaban todas: ‘¡Manuel, vámonos!’, por todos los rincones de la hacienda para recoger sus pasos y que se fuera a descansar en paz”, relata Adriana Vázquez.
* Calpanería
- Se designa calpan o calpanería al conjunto de edificaciones —generalmente hechas de adobe, ndlr— que servían de casa-habitación a los peones de las haciendas.
- El término está compuesto por calli: casa, y pan: desinencia toponímica, es decir, “lugar de casas”; y por la terminación hispana eria, que significa lugar o sitio.
- En el estado de Tlaxcala, el uso de esta palabra sigue vigente entre la gente del campo, a diferencia de otras regiones del centro del país en donde se ha dejado de utilizar.
- Las Calpanerías de las Haciendas Tlaxcaltecas. DE LA TORRE Villalpando, Guadalupe. INAH, 1988
Nota: Precio promedio habitación 3.600 pesos, dos personas, desayuno incluido.
Único en su tipo
San Diego Baquedano cuenta con un palomar único, ya que a diferencia de los palomares de otras haciendas, los nidales no son cajones cuadrados sino ollas de barro empotradas en el muro.
La finalidad de los palomares era con finalidad de consumo, principalmente cuando llegaban visitas imprevistas, ya que los pichones y las palomas son animales que se pueden sacrificar, guisar y comer al momento, ya que no hay que esperar a que se desangre ni que se enfríe la sangre.
De algún modo, esa era la “fast food” de las haciendas, nos dice Adriana Vázquez, quien agrega que, además de las aves para consumo, también se tenía palomas mensajeras.
Tepeyahualco
Entre cerros
La Hacienda de Tepeyahualco abrió recientemente sus puertas al turismo y hoy los visitantes pueden, además de apreciar la belleza del lugar, conocer los elementos originales que aquí se atesoran y pasar la noche en sus confortables habitaciones
Entre una gran cantidad de cerros, se encuentra una de las haciendas que, en su época, fue de las más importantes en Tlaxcala: Tepeyahualco, cuyo nombre, de origen náhuatl, significa precisamente “lugar rodeado de cerros”.
La hacienda vive actualmente una renovación y mantenimiento constantes, ya que ha sido una de las que se ha incorporado más recientemente al ramo turístico y ha abierto sus puertas para los visitantes que quieran apreciar el gran legado histórico de Tlaxcala y pasar días de descanso en un ambiente campirano.
Tepeyahualco
Tépetl = monte o cerro
Yahualtec = cerco o cosa redonda como luna
Co = partícula locativa con significación de en
Tepeyahualco = En el cerco de los cerros
Gran Diccionario Náhuatl, Sybille de Pury-Toumi y Marc Thouvenot. UNAM
La hacienda está dividida en dos partes, en una de ellas, la más próxima a la primera entrada, se encuentran las habitaciones para el servicio de hotel, detrás de la segunda entrada se descubre un jardín con un césped perfectamente cuidado y dos mesas con sillas que invitan al descanso, ante la fachada de la casa grande, pintada en color rojo carmín con detalles en blanco.
Capilla y fragua
En este magnífico jardín se encuentra la capilla de la hacienda, consagrada a San Juan Bautista, su santo patrono, a quien cada 24 de junio se le dedica una misa especial y su fiesta. Este recinto guarda, como un tesoro, una losa en el piso en la que tras la caída de un rayo se formó la silueta de la Virgen de Guadalupe y desde entonces, la figura no ha sufrido desgaste.
La parte alta del torreón de la hacienda también es testimonio de la caída del rayo, ya que al golpearla directamente la descarga eléctrica, perdió varias piedras y ahora luce un “parche”, con otros materiales, que se le puso para restaurarla. A un costado del torreón se encuentra la fragua, que hoy únicamente conserva el nombre y las herramientas que se utilizaban antaño en el oficio de la herrería, como el yunque y un gran fuelle.
La casa grande
El casco principal de esta hacienda, que ocupa una superficie de dos hectáreas, aún es ocupado ocasionalmente por los propietarios. Allí se encuentran las trojes, algunas habitaciones, el comedor y su cocina tradicional, con sus utensilios colgados en sus muros y un aspecto, pulcro y encantador, que parece no haber registrado el paso del tiempo. La casa es, en su interior, tan hermosa, que parece un museo.
Más allá de la cocina hay otros espacios “secretos”, como un jardín con algunos pinos y árboles frutales, y una pequeña fuente de cantera en el centro. El jardín resulta tan acogedor y especial que incluso, nos cuentan, un grupo musical grabó el video de una de sus canciones aquí.
A un costado del jardín está lo que fue la cocina de humo de la hacienda, actualmente reconvertido en estudio de uno de los propietarios aficionado al dibujo y a la pintura. De la arquitectura del casco de la hacienda destacan, en general, sus gruesos muros, de más de un metro de ancho, y los techos que llegan a alcanzar los siete metros.
En esa parte de la hacienda, en la que también hay un cuarto de servicio y unos lavaderos, algunas personas aseguran que han visto aparecer a un hombre, un ser del más allá, del que se desconoce la identidad.
En el exterior de la casa grande se encuentra lo que fue el tinacal, el lugar donde se fermentaba el pulque, porque como la mayoría de las haciendas tlaxcaltecas, Tepeyahualco se dedicó en su momento a la producción de esta tradicional bebida, pero ahora ese espacio asemeja más a un pequeño museo, con carteles antiguos de corridas de toros, sillas de montar y otros elementos que evocan el pasado del lugar.
Tepeyahualco comenzó a construirse a finales del siglo XVII y su edificación fue concluida más de cien años después. Su primer propietario fue el Conde de Astorga, de origen español.
Hotel y eventos sociales
Por iniciativa del menor de los propietarios, San Juan Bautista Tepeyahualco —nombre completo de la hacienda— incursionó en el ramo turístico y de servicios y es por ello que actualmente alquila sus instalaciones para la celebración de bodas y eventos sociales, y cuenta con siete cómodas habitaciones (6 dobles y una sencilla) que, en algún tiempo, fueron las caballerizas de este bello lugar, y una “casita” para cuatro personas.
Además de los servicios anteriores, desde Tepeyahualco también pueden realizarse paseos en globo, que permiten contemplar el paisaje tlaxcalteca desde las alturas, y disfrutar de su temazcal, para relajarse completamente; o bien, dar un paseo a caballo o alquilar cuatrimotos.
Habitaciones:
- Sencilla 600 pesos
- Doble 800 pesos
- Chalet 1000 pesos
- El alquiler de las habitaciones incluye cena y desayuno
Hacienda Buenaventura
Cápsula del tiempo
Elementos de otras épocas que conservan su esplendor te transportarán en el tiempo en la Hacienda Buenaventura, cerrada al público pero a la que se puede acceder en compañía de un guía
En este recorrido por las haciendas de Tlaxcala, a no más de cinco minutos de la Hacienda de San Andrés Buenavista se encuentra la heredad de Buenaventura. En su fachada lograrás apreciar ocho ventanales perfectamente alineados y dos torreones, que como hemos comentado, servían como torres para defender la propiedad de bandidos y amenazas. Este tipo de construcciones antiguas presentan un patrón estructural en el techo que permite su soporte: viga, espacio, viga. Además, la imagen general parece sacada de un cuento de fantasía, donde la naturaleza ha tomado fuerza y converge con la arquitectura de Buenaventura. La armonía, tranquilidad e historia empaparán tu vista y espíritu desde el momento en el que tus pies toquen sus terrenos. La vista es espectacular.
Por dentro parece un museo viviente, una cápsula del tiempo que te transporta hasta tres siglos al pasado, donde grandes habitaciones fungen como el esqueleto principal, muebles antiguos como camas de latón y diseños mexicanos te llevarán en este viaje por el tiempo. Aunque necesitas contratar un guía para lograr ingresar a la hacienda, ya que no está abierta al público como tal, vale mucho la pena. Los dueños se han encargado de preservar el lugar en perfecto estado conservando la esencia misma de Buenaventura.
Un poco de historia
“En el censo de 1712 se describe una hacienda con un rancho agregado que es ‘San Buena Bentura’ como propiedad del capitán Cristóbal Yañez Remigio de Vera. Dicha hacienda tenía un valor de treinta mil pesos y contaba con treinta caballerías, 150 bueyes, mil ovejas e igual número de cerdos. En 1888, en registros realizados por el gobernador Próspero Cahuantzi, ya se menciona como propietario a don Mariano Bernal y Varela, y se le asigna un valor de $32 mil 147 pesos.”*
En la actualidad la finca muestra, sobre todo en la fachada, características del siglo XIX, se conservan espacios como la capilla, el torreón, el tinacal, la tlapixquera (calabozo de la hacienda), el patio principal y las trojes, entre otros.
* Las Haciendas de Tlaxcala. CORICHI Barceinas, Juan Antonio. 2016, Gobierno del Estado de Tlaxcala.