Estos entornos de frágil equilibrio son entradas a un sistema de cuevas inundadas, con una gran biodiversidad
La palabra cenote tiene su origen en el término maya “dzonoot”, que significa “hoyo con agua”, que los españoles distorsionaron de la manera en la que lo conocemos actualmente. Estos cuerpos de agua los podemos encontrar en la Península de Yucatán (México), Florida (Estados Unidos) y Cuba.
Mira profundamente en la naturaleza y entonces comprenderás todo mejor” – Albert Einstein
Los cenotes son formaciones geológicas derivadas de la caída de meteoritos, están casi en la superficie de la corteza terrestre y son estructuras más jóvenes que el cráter. Contienen formaciones de agua bajo el subsuelo a causa de las filtraciones de la lluvia que, con el paso del tiempo, se vuelven de agua dulce. Se presume que en la Península de Yucatán hay más de 15 mil cenotes abiertos y cerrados,0 y son uno de los atractivos ecoturísticos más importantes de México.
Existen desde hace ya muchos años y su historia se remonta hasta la época de los antiguos mayas, los cuales relatan la historia de una criatura legendaria que habitaba los cenotes de la Península de Yucatán. El majestuoso pájaro Toh.
Estos entornos únicos y de frágil equilibrio son entradas a un sistema de cuevas inundadas, donde el agua dulce y el agua salada dan origen y sustento a una gran biodiversidad. Tuvieron un lugar especial en la vida ritual de los mayas y en sus orillas se ubicaban templos donde se organizaban ritos asociados a la lluvia y a la fertilidad.
A sus aguas sagradas se arrojaban diversos objetos y la máxima ofrenda que podían hacerle a los dioses, la vida humana. Uno de los rituales más conocidos en relación con los cenotes era el denominado Chen Ku, que consistía en arrojar doncellas a sus aguas, como en el conocido caso del Cenote Sagrado de Chichén Itzá. Fray Diego de Landa relató que los mayas algunas veces echaban personas vivas en el pozo de Chichén Itzá, creyendo que salían al tercer día, aunque nunca aparecían.
Un dato interesante es que las culturas de la antigüedad que vivieron en la Península de Yucatán estaban estrechamente ligadas al agua. Ejemplo de ello es el estrecho arqueológico de Palenque Ver artículo y el aprovechamiento que de él hacían, ya que el agua dulce era escasa.
Todas las construcciones antiguas de la Riviera Maya que encontremos a orillas del mar estarán cerca de un cenote debido a que el agua dulce era y sigue siendo imprescindible para la prosperidad de una cultura. Al ser la única fuente de agua dulce para la población, los cenotes se volvieron muy importantes e incluso sagrados. Además, para los mayas, las cuevas y las fuentes de agua eran pasos simbólicos entre el mundo terrestre y el inframundo, el mundo de los muertos, Xibalbá.
Leyenda de Xibalbá
En la cultura maya, lo más parecido a lo que conocemos como “infierno cristiano” es Xibalbá, el reino del más allá, el reino de los muertos. Este lugar está descrito en el Popol Vuh (una recopilación de narraciones míticas, legendarias e históricas del pueblo k’iche’, el pueblo maya-guatemalteco y ha sido llamado Libro Sagrado o la Biblia de los mayas k’iche).
El inframundo maya, más allá de sólo representar el concepto de sufrimiento y castigo eterno para las personas que hacían el mal en la Tierra, representaba la muerte y la enfermedad como parte de su existencia, y es el lugar donde están presentes no sólo las ánimas de los seres humanos sino también de los animales, las plantas, los astros y todo lo que habita la faz de la Tierra.
Es descrito como un reino físico conformado por nueve niveles ocultos bajo la superficie de la Tierra. Se dice que se puede acceder a él a través de diferentes entradas. En el siglo XVI, una de estas entradas estaba ubicada en una caverna cercana a Cobán, Guatemala. Otra entrada podía ser a través de los cenotes, que comunican un extenso laberinto de ríos subterráneos, un mundo de cuevas y agua. Para los mayas eran los portales sagrados hacia Xibalbá.
Este reino estaba gobernado por los 12 Señores de la Muerte, “los Señores de Xibalbá”. Según el Popol Vuh, el inframundo era una auténtica civilización con diversas estructuras que incluían:
- Un consejo para los Señores
- Casas
- Una cancha de juego de pelota
- Jardines
- Edificios sagrados
Así como la de Xibalbá, muchos cenotes tienen su propia leyenda. Por ejemplo: